Cuestionemos

Administrar la pobreza

Administrar la abundancia es fácil, el reto es administrar en tiempos de escasez, me declaró un político quintanarroense hace una década, cuando aún no sabíamos en este estado lo que eran las arcas públicas vacías ni la pobreza marginal.
Y mucha razón encierra esa frase que aplica ahora a la situación financiera de los municipios. Es cierto que el peor escenario económico para gobiernos vino con la pandemia a nivel mundial, pero, Quintana Roo también ha sufrido el saqueo constante de sus arcas públicas sin consecuencias, sin recuperar lo robado, nada más que, en la abundancia, se notaba menos y parecía no afectar a nadie.
En los últimos dos años, el estado pasó de tener 30.2% personas en situación de pobreza en 2018, a 47.5% para el 2020 de acuerdo con el reporte Medición de la Pobreza 2020 presentado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), y la población en pobreza extrema, que pasó de 3.8% a 10.6%.
Por otra parte, cuatro municipios de Quintana Roo están entre los 25 más endeudados en el país, según el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas con datos de la SHCP al 31de diciembre de 2020:
Benito Juárez en el sitio número 8 con casi mil millones de pesos de deuda.
Cozumel en el lugar número 1 per capita nacional con una deuda por habitante de 4,280 pesos, la más alta en el país. Que compromete el 62.4% de sus ingresos totales.
Solidaridad en el lugar 15, con el 25% de sus ingresos totales comprometidos.
Y Othón P. Blanco en el lugar 16 per capita con 1,389 pesos por habitante, que tendrá que destinar 40% de sus recursos totales para pago de deuda.
A esto hay que añadir los Ayuntamientos Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos que no aparecen en este mapa financiero, pero enfrentan la furia de sus trabajadores municipales a los que deben, en algunos casos, hasta cinco quincenas. Que han cerrado carreteras y tomado oficinas como medida de presión.
Isla Mujeres “está hecho un cochinero” en palabras de la presidenta electa.
Así que el panorama no es favorable. Todos los municipios están enfrentando crisis, en uno u otro grado.
Las declaraciones del gobernador esta semana en el sentido de que los rescates financieros ya quedaron para la historia, muestran que ya ni el estado ni la federación vendrán en auxilio, ni de administraciones afines o no afines.
Los presidentes electos, salvo una o dos excepciones, no tienen un perfil de administradores eficientes ni mucha experiencia en finanzas públicas. Entran en funciones en una semana y en este momento están tomando decisiones con su organigrama enfrente. Dependerá de quiénes se rodeen, quiénes los acompañen en este reto de administrar la escasez.
Cuestionemos: ¿Están realmente preparados quienes llegan? ¿Tienen estos datos a mano? ¿No les asusta este panorama financiero real? ¿Invitará Lili Campos a Edgardo Díaz como tesorero en Solidaridad con sus antecedentes en Tulum? ¿Se atreverá Juanita Alonso en Cozumel a incluir como su mano derecha a Renán Sánchez que viene de lo que algunos calificaron como una mala actuación administrativa en el Congreso? ¿Le saldrán bien las cuentas a Yensunni Martínez en Chetumal? ¿Cómo le harán Erick Borges y Mary Hernández para sobrevivir a lo inmediato en municipios con el mayor rezago social y pobreza extrema?
La política es la forma en que la sociedad toma acciones y decisiones colectivas vitales para su desarrollo. Como ciudadanos hemos fallado en seleccionar bien y exigir cuentas a nuestros elegidos. Ahora solo queda administrar la pobreza. Veremos cómo nos va con las administraciones que empiezan el 30 de septiembre próximo.

Indhira Carrillo

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Indhira Carrillo