Por Francisco Verdayes Ortiz<Radar Peninsular
Todavía hasta principios de los años 50 existieron sobre lo que hoy es el corredor Puerto Juárez-Punta Sam, del destino turístico más importante de México, Cancún, cuando menos tres ranchos cocoteros de la gente de Isla Mujeres. Entre ellos Tantanchén, que en lengua maya significa “Pozo profundo” o “Frente a un pozo”, que era propiedad de Macario Díaz, justo en donde actualmente se encuentra la terminal marítima de Puerto Juárez.
“Para estas personas –dice el cronista – Isla Mujeres era un lugar donde adquirir productos básicos que llegaban a la isla desde el puerto de Chicxulub, Yucatán, y además un sitio en donde divertirse y olvidar las rudas tareas de la selva”.
En 1952, una vez agotado el sexenio del presidente Miguel Alemán, se pensó que su intenso trabajo carretero también había llegado a su fin, pero no fue así, el nuevo jefe de la nación, Adolfo Ruiz Cortines no solo continuó el proyecto de caminos, sino que además implementó el programa de Progreso Marítimo “Marcha hacia al mar”, un plan de fortalecimiento de 67 puertos mexicanos, de cabotaje y de altura, ante la silenciosa invasión de naves pesqueras estadounidenses a las costas nacionales.
Al frente de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas quedó el conocido arquitecto Carlos Lazo Barreiro, quien presentó al presidente Ruiz Cortines un proyecto conocido como “Circuito del Golfo y del Caribe entre Florida, Cuba y Yucatán”, proyecto que pretendía interconectar, a través de ferrys, a la costa mexicana con el norte de Cuba y la Florida.
La carretera Valladolid-Puerto Juárez tiene una longitud de 160 kilómetros. Abrirla en brecha llevó siete meses. En 1955 se terminó como carretera blanca y en septiembre de ese año se detuvieron los trabajos. En 1957 se inició la petrolización. La carretera quedó totalmente concluida en 1958.
Justo en el año en que se inicia este camino, aparece un mapa militar fechado en Mérida, Yucatán, en junio de 1954, con el que se ratifica la “existencia” de Puerto Juárez, aunque en realidad no existía nada, ni siquiera el muelle.
Puerto Juárez, por ese tiempo, estaba a un grado de ser un pueblo fantasma, pues para complicar más el caso, los huracanes de septiembre de 1955 –“Hilda” y el “Janet” – provocaron el fin de la industria coprera y por lo consiguiente, el abandono de muchas plantaciones.
La explotación de la resina del árbol del chicozapote, con el que se produce el chicle, había sido por más de 20 años su modus vivendi pero con la aparición de materiales sintéticos, Quintana Roo vio desplomar su industria chiclera como antes había ocurrido con el palo de tinte. La carretera vino a darles unidad y empleo a varios de esos hombres de campo.
Para su mala fortuna, estaba muy reciente la desgracia del “Janet” (27 de septiembre de 1955) cuyos vientos crearon olas que avasallaron la zona baja de la ciudad de Chetumal, provocando 87 de muertos. Ante tales acontecimientos, el Gobierno del Territorio, encabezado por Margarito Ramírez Miranda, no permitió nuevas poblaciones costeras y mandó a estos nuevos habitantes dos kilómetros hacia arriba a partir del área que hoy se conoce como la Rehoyada (frente a las oficinas centrales de la CFE), o “La Loma” como era conocida por ellos.
Con esta disposición, nació lo que bautizaron con el nombre de “Colonia Puerto Juárez”, estableciéndose a la orilla de la carretera (hoy avenida López Portillo) en un área que actualmente abarcaría desde “La Loma” (Supermanzana 68) hasta el entronque con la avenida Kabah (Región 91). Aunque algunos de ellos lograron establecieron en el corazón mismo de Puerto Juárez.
La actual subdelegada de Puerto Juárez, Salomé Cen Dzul, tuvo el acierto de encabezar, el pasado lunes 24 de septiembre de 2018, un merecido reconocimiento histórico a las familias Pioneras de Puerto Juárez. Ahí, en la cancha deportiva, se entregaron diplomas a las familias: Avilés Valdez; Cárdenas Cruz; Caamal Un; Loría Hoil; Gutiérrez Méndez; Sierra Caamal; Pacheco Medina; Cahum Chulin; Peraza Alcocer y Ramírez Carrillo.
Además, y con la asistencia de la doctora Jane Alexandra García, directora general de Turismo Municipal, se entregaron tres reconocimientos: a la Escuela Primaria “Melchor Ocampo”, por ser la primera (de mampostería) de Puerto Juárez; al famoso Pedro Cárdenas Basto, el capitán “Triqui” como fundador del sindicato de taxistas, y al Kiosko Verde, de Eliseo Santiago, por ser uno de los primeros restaurantes.
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