Cancún

«Wilma»: La pesadilla que Cancún no olvida

«Wilma»: La pesadilla que Cancún no olvida. Hace 16 años, el 21 de octubre, pero del año 2005, el huracán “Wilma” tocó tierra en la Península de Yucatán como un poderoso huracán categoría 4, con vientos por encima de las 402 kilómetros por hora (km/h).

Hasta ahora es el desastre natural más costoso de la historia de México. En Quintana Roo dejó daños por más de mil 752 mdd.

Fue el 18 de octubre de ese año cuando figuraba por primera vez el nombre de “Wilma”, un huracán que se desplazaba en ese momento a 119 kilómetros por hora, y que había evolucionado en huracán en tan solo unas horas.

Hasta ese momento, ninguna autoridad en tierra se habría imaginado que en cuestión de días, la Zona Norte de Quintana Roo enfrentaría uno de los huracanes más poderosos de la historia del océano Atlántico.

‘Wilma’: La pesadilla que Cancún no olvida; se cumplen 16 años del poderoso huracán que dejó daños en Quintana Roo por más de mil 752 mdd.

“Wilma” fue el ciclón número 21 de la temporada, el segundo -después de “Emily”- en golpear las costas de Quintana Roo, con vientos superiores a los 230 km/h y rachas de hasta 285.

El estado no había afrontado una situación como esa en 17 años y pronto las alertas y medidas de prevención eran anunciadas por todos los medios posibles.

«Wilma» devastó en unas horas a Cancún, aquel 21 de octubre del año 2005.

Con dirección errática, “Wilma” se acercaba lentamente a las costas de la entidad; la población con mayor experiencia esperaba que las corrientes del Canal de Yucatán lo desviaran, pero conforme pasaron las horas, esta posibilidad se descartaba ante la inminente llegada del poderoso huracán.

Desplazándose a 7 k/h, el ciclón impacta en Playa del Carmen y Cozumel como categoría 4, en su trayectoria por el litoral quintanarroense se debilita a categoría 3; sin embargo, no abandona el territorio estatal, sino hasta 48 horas después.

LARGAS HORAS DE ANGUSTIA

La población vive encerrada por días, poco a poco los servicios de agua y luz se cortan, la transmisión de Radio Ayuntamiento se vuelve el único vínculo con el exterior, hasta que su señal sede ante los vientos del meteoro. Sin más que hacer, los cancunenses permanecen en resguardo y esperando que pase la tormenta, porque después vendría la calma, pero no fue así. La pesadilla fue peor.

Fue hasta el domingo 23 de octubre cuando fue posible salir a las calles; el panorama no era tan alentador. En la ciudad abundaban las ventanas rotas, los árboles caídos y colonias inundadas por arriba de los 50 centímetros.

La Zona Hotelera era territorio inaccesible, solo los vehículos del Ejército podían sortear las palmeras y los muebles de los hoteles que han sido arrastrados por la fuerza del viento y el mar.

El polo turístico más importante de México estaba irreconocible; a su auxilio acudió el Ejército Mexicano, la Policía Federal Preventiva, la Marina y cientos de cuadrillas de la CFE, que trabajaron día y noche para reestablecer el servicio.

Una de las tareas más complicadas fue despejar la Bonampak, pues a lo largo de la avenida yacían numerosas torres de electricidad derribadas.

Poco a poco todo volvió a la normalidad, se abre el aeropuerto y los primeros turistas llegan para confirmar que Cancún estaba otra vez de pie.

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Esta entrada fue modificada por última vez en jueves, 21 de octubre, 2021

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