Recuperar a un equipo en crisis es un compromiso que pocos lograrían asumir exitosamente. Pero, una vez superado el obstáculo, desear innovar en lugar de gastar las fórmulas ganadoras, supone un desafío mayor, pues implica cerrar un capítulo exitoso para poder reinventarse de nuevo. Una decisión a la que Pep Guardiola no es ajeno, y a quien sus 30 títulos no le han quitado su apetito por reinventar el fútbol.
Evolucionar para no quedarse atrás
Bajo este principio Josep Guardiola ha orientado su carrera desde su época de jugador. En lugar de acomplejarse por su contextura poco robusta, desarrolló una aguda visión de juego, a la par de cultivar su genio estratégico y dotes de liderazgo a fin de apoyar a su equipo. Una actitud que lo convirtió en su capitán y que contó con el pleno apoyo del legendario Johan Cruyff, quien desde el banquillo dirigió a un Barcelona de antología a finales del siglo XX.
Tras su retiro de las canchas, Guardiola no pasó mucho para que tuviera que asumir nuevamente el liderazgo del equipo, esta vez desde el banquillo. Estando la disciplina y el trabajo en equipo por encima de cualquier jugador, este no dudo en sacar a Ronaldinho por su falta de compromiso a los entrenamientos que estaban mermando el desempeño del equipo.
Con un vestuario organizado y un estilo de juego basado en el fútbol como herencia del capitán de la naranja mecánica, Guardiola explotó al máximo el talento de Xavi, Iniesta, Busquets y el de un nuevo Messi llevando al equipo a ver la que sería su mejor etapa. Con 14 títulos de 18 disputados en 4 años, y un juego impecable y atractivo el Barcelona se convirtió en el favorito del público y las apuestas deportivas, de hecho, esta etapa le dio un gran impulso al club, que sigue siendo uno de los equipos favoritos a nivel mundial en las casas de apuestas donde, hoy en día, compite por primeros puestos entre los favoritos de la afición en los pronósticos deportivos, contra equipos como el Real Madrid y el Atlético de Madrid.
Un cambio de aires
A pesar de la etapa de gloriosos éxitos, el entrenador catalán ya veía sus días como sus retos en el Barcelona contados. Para decepción de muchos y pese a la insistencia de ofertas y rumores Guardiola declaró que su etapa en el Barcelona ya terminó confirmándose con el rechazo a su renovación y empacando para su nueva etapa con el Bayern de Múnich.
En Alemania, su estancia sería corta. En sus 3 temporadas con el Gigante Bávaro la Bundesliga recopilaría como Guardiola añadiría más poderío a un equipo que ya venía de ganar un increíble triplete con su anterior entrenador, Jupp Heynckes. Durante ese tiempo destacaría ganando su tercer Mundial de Clubes, conseguir el título de la Bundesliga 23 aun con siete partidos por jugar, y mantener una racha de 53 partidos ganados. Su única deuda con el club ha sido la elusiva Champions League del Bayern tras caer ante el Real Madrid en semifinales en la temporada 2013/2014, y al año siguiente ante el eterno rival, el Borussia Dortmund.
Con nuevas altas en su curriculum deportivo, el 20 de diciembre de 2015 marcó el cambio de dirección de Guardiola hacia un nuevo reto, esta vez en Inglaterra.
La campaña inglesa
Tras una intensa época de tropiezos, fichajes errados y cambios de directores técnicos, era claro que la liquidez del Manchester City no solucionaría ningún problema, por lo que, en el verano de 2016, Guardiola aparece para dar forma al equipo a su particular manera.
Bajo sus manos, el fútbol inglés, caracterizado por su balón largo, empuje, fuerza y carrera fue transformado a uno más “barcelonista” con toques y el predominio del 4-3-3. Así mismo, gracias a su inmensa capacidad de innovación y el apoyo económico para los fichajes, Guardiola finalmente crea la defensa inexpugnable del City reconvirtiendo su estilo de juego, al no necesitar de mayor posesión del balón para concluir sus ataques.
Otra cualidad que mostró en el equipo celeste fue su férreo compromiso. Tras un penoso incumplimiento del fair play financiero el equipo fue sancionado con dos años fuera de la Champions y 30 millones de euros. En un acto de soberbio liderazgo, Guardiola declaró que no abandonaría al equipo reafirmando su compromiso con él, pasase lo que pasase.
Esa actitud vio sus frutos al levantarse la sanción deportiva. Oportunidad que no desaprovechó en este 2021, siendo un año donde el esfuerzo de años de dedicación está por verse recompensado. No solo por finalmente volver a llegar al final de la Champions, sino porque estaremos por ver al Manchester City de Guardiola ingresar a una etapa de éxitos como nunca antes vista.