David Copperfield, el célebre ilusionista conocido mundialmente por sus espectaculares actos de magia, ha sido recientemente el centro de graves acusaciones. Según reportes de diversos medios, hasta 16 mujeres han acusado a Copperfield de conducta sexual inapropiada, incluyendo comportamientos indebidos y agresiones sexuales.
Las acusaciones abarcan un periodo extenso, desde finales de los años ochenta hasta el año 2014. Entre las denunciantes, se encuentran mujeres que eran menores de edad en el momento de los supuestos incidentes, algunas de ellas con tan solo 15 años. Se ha informado que tres de las mujeres acusan al mago de haberlas drogado para mantener relaciones sexuales sin su consentimiento.
Copperfield ha negado todas las acusaciones a través de sus abogados, calificándolas de «completamente falsas» y defendiendo su reputación y conducta. Los representantes legales del ilusionista han enfatizado que Copperfield «nunca ha actuado de forma inapropiada con nadie, y mucho menos con menores de edad» y han descrito al mago como una persona de «amabilidad, timidez y trato respetuoso a hombres y mujeres».
El caso ha ganado notoriedad en el contexto del movimiento #MeToo, que ha animado a las mujeres a denunciar y contar sus historias de presuntos abusos. Este movimiento ha sido un catalizador para que muchas de las presuntas víctimas se sientan capaces de hablar sobre sus experiencias con una figura pública de la fama y el poder de Copperfield.
La situación actual de las acusaciones contra David Copperfield es incierta, con investigaciones en curso y un debate público sobre la veracidad de las denuncias y la integridad del mago. Mientras tanto, el mundo de la magia y el entretenimiento observa atentamente cómo se desarrolla este caso, que podría tener implicaciones significativas para la industria y para la percepción pública de figuras icónicas como Copperfield.
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