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PARÍS— El director francés Claude Lanzmann, cuya obra maestra de nueve horas y media “Shoah” mostró el Holocausto nazi a través de los testimonios de víctimas judías, verdugos alemanes y espectadores polacos, falleció. Tenía 92 años.
La editorial francesa Gallimard, que publicó su autobiografía, dijo que Lanzmann murió el jueves por la mañana en un hospital en París. No entró en detalles.
El poder de “Shoah”, filmada en los años 70 en los áridos paisajes polacos donde se planeó y ejecutó la matanza de los judíos, deriva de la presentación del Holocausto como un hecho presente, no como un suceso histórico. No tiene escenas de archivos ni banda sonora, solo el paisaje, los trenes y los testimonios narrados.
Lanzmann tenía 59 años cuando estrenó “Shoah”, su segunda película, en 1985. Definió al Holocausto para quienes la vieron y lo definió a él como cineasta.
“Sabía que el tema de la película sería la muerte misma. La muerte, no la supervivencia”, escribió el realizador en su autobiografía. “Durante 12 años traté implacablemente de contemplar el sol negro de la Shoah”.
“La obra cinematográfica de Claude Lanzmann dejó una marca indeleble en la memoria colectiva, y moldeó la conciencia del Holocausto en espectadores alrededor del mundo, de estas y otras generaciones”, dijo Avner Shalev, presidente del centro Yad Vashem de conmemoración y estudios sobre el Holocausto en Israel. “Su partida ahora, junto con la de muchos sobrevivientes del Holocausto, marca el fin de una era”.
“Shoah” fue elogiada casi de manera universal. El crítico estadounidense Roger Ebert la llamó “una de las películas más nobles que se hayan hecho” y publicaciones como Time Out y The Guardian la calificaron como el mejor documental de todos los tiempos. En contraste, el gobierno polaco desestimó el filme como “propaganda antipolaca”, pero más adelante permitió que se transmitiera en el país.
En 2013, casi tres décadas después de realizar “Shoah”, Lanzmann volvió a abordar el Holocausto con “The Last of the Unjust” (“El último de los injustos”), centrada en sus entrevistas de 1975 con un rabino vienés, el último “anciano” del gueto de Theresienstadt, que los nazis utilizaban para hacer creer a los visitantes que los judíos recibían un trato humanitario.
Su última obra, una serie de entrevistas con cuatro sobrevivientes del Holocausto reunidas en una sola película de cuatro horas y media, se estrenó el miércoles en salas de cine francesas. Pero incluso antes de eso Lanzmann mostró su amplitud con el documental del 2017 “Napalm”, que relata una visita a Corea del Norte a fines de los años 50 y su aventura no consumada con una enfermera de la Cruz Roja.
Lanzmann nació el 27 de noviembre de 1925, hijo de judíos franceses. Tras la partida de su madre en 1934, durante la guerra, Claude, su padre y sus dos hermanos se refugiaron en una granja.
Combatió en la Resistencia como comunista y se adhirió con pasión al pensamiento de Jean-Paul Sartre, cuyo libro “Reflexiones sobre la cuestión judía” sería la base filosófica de su obra posterior.
Le sobreviven su tercera esposa, Dominique, y su hija Angelique. Su hijo Félix murió el año pasado.