En la segunda semana del reality La Casa de los Famosos, Mariana González narró parte de la difícil situación que vivió la familia Fernández, el secuestro de su hoy esposo, Vicente Fernández Jr.
La modelo relató un momento muy privado de la dinastía encabezada por don Chente Fernández, y a pesar de que ocurrió hace más de 20 años, Mariana desveló algunos detalles del plagio a sus compañeros Thalí, La Divaza, Rodrigo y Gregorio.
“Le cortan el primero, se le empezó a pudrir, porque la mano la tenía como una pelota. Luego, se lo mandaron a mi suegro y lo aventaron al monte y le avisaron que ahí estaba una parte de su hijo”, contó González.
La llamada “Kim Kardashian mexicana” confesó que hubo momentos muy difíciles, sobre todo para el “Charro de Huentitán”, quien tenía que salir a cantar como si no pasara nada.
“Y en uno de tantos conciertos que ofreció, don Vicente escuchó que alguien le gritó: “paga el secuestro de tu hijo”, lo que hizo suponer que uno de los secuestradores estaba entre el público”, agregó.
La participante del reality de Telemundo detalló que Fernández Jr. estuvo secuestrado cuatro meses, tiempo en el que perdió dos dedos de una mano, y eso gracias a que el cantante les suplicó a sus secuestradores medicamentos que utilizaban en los caballos para que no se infectaran las heridas.
“Por favor les pido, yo sé vacunar vacas, tráiganme una inyección, se la llevaron y él se inyectó; luego se amarró la mano para evitar una gangrena”, refirió Mariana.
Mientras sus compañeros de La Casa de los Famosos no daban crédito a su relato, la influencer tapatía detalló que su esposo fue liberado y abandonado en la Zona Metropolitana de Guadalajara.
“Le dan 200 pesos y lo aventaron al Periférico. Él estaba muy débil, con una larga barba y sin bañar. Nadie le quería dar ride, no podía pararse, ni caminar, nadie se lo llevaba. Hasta que le pidió a un taxista que lo llevara a la gasolinera, cerca del rancho Los 3 Potrillos”, reseñó González.
De acuerdo con el relato, Fernández Jr. llegó a la caseta del rancho a la 1 de la mañana, momento en que le pidió al vigilante que despertara a su padre con un pretexto.
‘No asustes a mis papás, dile que parió una yegua’, porque él siempre se levantaba para esos momentos. Cuando escuchó eso mi suegro le dijo a Doña Cuquita: ‘Cuca llegó nuestro Potrillo’, abrió la puerta, lo abrazaron y lloraron”, culminó.
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Esta entrada fue modificada por última vez en miércoles, 7 de febrero, 2024
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