La segunda parte de la última temporada de Stranger Things generó polémica debido a la actuación de Millie Bobby Brown, intérprete de Eleven, cuya actuación ha sido señalada por una aparente falta de emoción, gestualidad limitada y un retroceso en el desarrollo del personaje, en una serie que alguna vez fue celebrada precisamente por su intensidad dramática.
Desde su estreno, Stranger Things convirtió a Eleven en el corazón emocional de la historia. La evolución del personaje —de una niña traumatizada y silenciosa a una adolescente marcada por el sacrificio— fue uno de los ejes narrativos más sólidos de la serie. Sin embargo, en esta temporada, muchos espectadores percibieron una ruptura con ese arco.
Y es que, en redes sociales y foros especializados, las reacciones se repitieron con un tono crítico. Algunos comentarios apuntaron directamente a la actuación de Millie Bobby Brown, señalando que su interpretación carece de la profundidad emocional que caracterizó temporadas anteriores.
Juro que me impresionó más la actriz que interpreta a Holly. Millie no hizo absolutamente nada esta temporada”, escribió un usuario. Otro comentario subrayó una sensación de retroceso: “Todo ese desarrollo hasta la cuarta temporada, y ahora habla como si fuera una niña otra vez”. Para otros, la decepción no es fácil de atribuir a una sola causa: “No estoy seguro de cuánto se debe al guion o a la actuación de Millie Bobby Brown, pero Eleven simplemente decepciona esta temporada”.
Uno de los señalamientos más frecuentes tiene que ver con la expresión facial limitada de Brown a lo largo de varios episodios. A diferencia de temporadas pasadas, donde la actriz construía emociones a partir del silencio, la tensión corporal o la mirada, ahora muchos espectadores sienten que el personaje se mueve en un registro plano.
Algunos análisis apuntan a que el problema no recae únicamente en la actriz, sino en la forma en que el personaje está escrito y dirigido. Eleven pasa gran parte de la temporada reaccionando más que actuando, atrapada en una narrativa que ya no le permite crecer ni tomar decisiones relevantes.
