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Un casino en llamas y su importancia en el rock

Un casino en llamas y su importancia en el rock
Un casino en llamas y su importancia en el rock

El 4 de diciembre de 1971 hubo un enorme incendio en el casino de Montreux, Suiza, que lo redujo a cenizas. Afortunadamente, y gracias a una rápida evacuación, no hubo víctimas. Pero el hecho dejó una huella imborrable en la historia… de la música

¿Cómo?

Aquella noche tocaba alli Frank Zappa & The Mothers of Invention, una sensación de esa época de “Supergrupos” con virtuosos extremos, discos “conceptuales” con canciones de hasta media hora repletas de solos casi sobrehumanos, y una creatividad inigualable.

El día anterior llegó una banda inglesa que estaba arrasando en Europa, pronta a jugar en las ligas mayores del Show Business, y que poco después pasaría a engrosar el Olimpo de los más grandes grupos musicales de la historia: Deep Purple. 

Presentando shows arrasadores, con una creciente cantidad de devotos seguidores y un puñado de éxitos contundentes, “la banda más ruidosa del mundo” (así la apodaban) se preparaba para dar el gran salto. Buscaron un lugar inspirador, y finalmente eligieron la bucólica Suiza para grabar el disco consagratorio. 

Con poco tiempo para hacerlo, alquilaron la unidad movil de grabación de los Rolling Stones, porque les ahorraría tiempo en desplazamientos y horas de estudio. Estaban desempacando cuando supieron que Zappa daría un concierto la noche siguiente en el teatro del lujoso casino local. Músicos amantes de la buena música, acudieron gozosamente a presenciar el show del admirado Zappa. 

La catástrofe inspiradora

Todo transcurría muy bien, hasta que un fan de Zappa fue demasiado entusiasta y lanzó una bengala que originó un incendio que en pocos minutos lo devoraba todo. 

Los miembros de Deep Purple y el resto de los presentes huyeron despavoridos, y horas después la banda contemplaba el espectáculo dantesco desde su hotel, viendo cómo las llamas se elevaban al cielo y el humo se esparcía sobre el lindero lago Leman, mientras el cantante Ian Gillan tuvo la extraña idea de escribir lo que veía en una servilleta. 

Pocos días despúes, el bajista Roger Glover tuvo una pesadilla de la que despertó gritando “¡Smoke on the water”! (Humo sobre el agua) y le pidió a Gillan que lo ayude a escribir una letra para una canción que contara lo sucedido. El vocalista casi la tenía lista, en la servilleta, y era una crónica de lo ocurrido. 

Se grabó la canción, se completó el disco (llamado “Machine head”) y resultó ser lo que querían: el pasaporte al éxito planetario. Y el riff que agregó el guitarrista Ritchie Blackmore en el inicio de “Smoke on the water” terminó siendo a la guitarra eléctrica lo que “Para Elisa” de Beethoven es para el piano: lo primero que tocan todos los que comienzan a aprender, el primer paso, la iniciación. 

Así, un casino siniestrado inspiró una de las canciones emblemáticas del Rock, algo que no pueden dejar de tocar en ningún concierto, y que medio siglo después mantiene sus cuatro notas iniciales como una puerta de entrada para todo guitarrista principiante.

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