En el marco del Festival de cine de San Sebastián, que cerró su edición número 71, se celebró un emotivo homenaje al director español Víctor Erice, que recibió el Premio Donostia, el máximo reconocimiento que otorga el certamen a una personalidad del cine.
“Aquí estoy recibiendo” un premio “con todo el agradecimiento del que soy capaz, porque como ningún otro tiene como divisa el nombre de la ciudad a la que llegué con unos meses de vida”, explicó Erice, quien nació en un pequeño pueblo vasco antes de mudarse a San Sebastián.
Erice, de 83 años, es uno de los cineastas más admirados y respetados del panorama nacional e internacional, pese a haber dirigido solo cuatro largometrajes en su carrera.
El director nació en un pequeño pueblo vasco, pero se trasladó a San Sebastián cuando era un bebé y allí vivió su infancia y su adolescencia. Fue en esta ciudad donde descubrió su pasión por el cine, al ver su primera película en el teatro Victoria Eugenia, una de las sedes del festival.
Erice es un director exigente y perfeccionista, que ha renunciado a hacer más películas por no encontrar las condiciones adecuadas para desarrollar su visión artística.
“Quiero dar las gracias” a Erice “por su lealtad, y por supuesto por su mirada, una mirada que vio la mía y me regaló una interpretación del mundo, que me ha acompañado toda la vida”, indicó Torrent al entregarle el premio.
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