Hamás anunció su disposición a aceptar el plan de paz impulsado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, una propuesta que busca poner fin a la guerra en Gaza tras casi dos años de enfrentamientos. Aunque el anuncio fue recibido con cautela por parte de la comunidad internacional, la postura del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y las implicaciones geopolíticas del acuerdo han despertado dudas sobre si se trata de un verdadero alto al fuego o de un movimiento estratégico de Washington para consolidar su dominio en Medio Oriente.
El plan de paz, presentado oficialmente a finales de septiembre, contempla un cese total de hostilidades, la liberación inmediata de rehenes israelíes, un intercambio de prisioneros palestinos, una retirada parcial de las tropas israelíes y la creación de una autoridad transitoria en Gaza bajo supervisión internacional. La Autoridad Palestina podría integrarse posteriormente, siempre que implemente reformas institucionales y de seguridad, según fuentes estadounidenses.
Netanyahu respaldó la propuesta, asegurando que “cumple los objetivos estratégicos de Israel”. Entre ellos: el desarme completo de Hamás, la devolución de todos los rehenes y la garantía de que Gaza “nunca volverá a representar una amenaza”. El primer ministro insistió, sin embargo, en que Israel mantendrá control militar parcial sobre los accesos y la seguridad fronteriza, incluso tras el retiro de tropas.
Hamás, por su parte, habría aceptado el acuerdo de manera condicionada, demandando garantías internacionales de que Israel completará la retirada militar, el levantamiento del bloqueo y la no imposición de una administración extranjera sobre Gaza.
Niños y niñas palestinos celebran tras el anuncio de que Israel y Hamás han acordado la primera fase de un plan de paz para detener los combates, en Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, pese a esto, continúan los bombardeos el jueves 9 de octubre de 2025. (AP Foto/Jehad Alshrafi)
Netanyahu y Trump: una alianza de intereses
La aceptación del plan por parte de Hamás representa, al menos en el papel, el mayor avance diplomático desde el inicio de la guerra en 2023. Pero también marca una nueva etapa en la relación entre Netanyahu y Trump, quienes durante años han compartido una agenda regional de seguridad y control estratégico.
“El acuerdo refuerza a Netanyahu internamente y le permite a Trump presentarse como el pacificador que impuso orden donde sus predecesores fracasaron”, señaló la analista palestina Rania Abu-Lughod, profesora de la Universidad de Birzeit. “Pero el contenido del plan mantiene la estructura de poder que Israel y Estados Unidos necesitan para seguir controlando Gaza”.
Trump, que ha retomado su agenda de política exterior con un discurso de “liderazgo fuerte” y “paz bajo supervisión estadounidense”, ha aprovechado la crisis para reafirmar la influencia de Washington en una región donde China e Irán habían ganado terreno diplomático en los últimos años.
Pese al “acuerdo” de paz, Israel continúa los ataques, edificios que quedaron destruidos durante la campaña militar aérea y terrestre de Israel, el jueves 9 de octubre de 2025, tras el anuncio de que Israel y Hamás han acordado la primera fase de un plan de paz para detener los combates. (AP Foto/Ariel Schalit)
¿Paz o nuevo control político?
Aunque el documento ha sido presentado como un “acuerdo de paz histórico”, diversos analistas advierten que los mecanismos propuestos podrían perpetuar la dependencia política y militar de Gaza.
Fuentes diplomáticas consultadas por Al Jazeera y Foreign Policy subrayan que el plan otorga a Estados Unidos un papel clave en la reconstrucción y administración temporal del enclave, lo que de facto colocaría a Gaza bajo un protectorado internacional supervisado por Washington y Tel Aviv.
“Es un alto al fuego condicionado, no un acuerdo de paz genuino”, advirtió un negociador europeo que participa en las conversaciones. “Trump está imponiendo un esquema que asegura su control político y económico sobre la región, mientras mantiene a Israel como garante de seguridad”.
Además, el texto del acuerdo no contempla la creación de un Estado palestino ni un calendario claro para una transición de soberanía. En cambio, se limita a prometer una “administración estable” y “seguridad permanente”, términos que, según expertos, dejan espacio a una presencia prolongada de fuerzas internacionales y a la reconfiguración política del territorio.
Israelíes reaccionan mientras celebran el anuncio de que Israel y Hamás han llegado a un acuerdo sobre la primera fase de un plan de paz para detener los combates, en lo que se conoce como la plaza de los Rehenes en Tel Aviv, Israel, el jueves 9 de octubre de 2025. (AP Foto/Emilio Morenatti)
Con información de agencia AP, AFP, Reuters, PL, Xinhua