El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, solicitó el uso de la base Naval Station Great Lakes, en las cercanías de Chicago, para brindar apoyo logístico a las operaciones de inmigración del Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
En el contexto de una estrategia federal más amplia contra ciudades “santuario”, lideradas por demócratas, esta petición permitiría que los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), realicen operaciones con mayor facilidad en la ciudad.
Se prevé que la operación en la tercera ciudad más grande de la Unión Americana dure 30 días a partir del 5 de septiembre, de acuerdo con declaraciones de un oficial del DHS a The Associated Press.
A diferencia de la reciente intervención federal en Washington, no se espera que dependa de la Guardia Nacional o fuerzas militares, y se centrará exclusivamente en la inmigración en lugar de enmarcarse como parte de una campaña amplia contra la delincuencia.
Por su parte, el gobernador demócrata de Illinois, Jay B. Pritzker, y el alcalde de Chicago, Brandon Johnson, se opusieron de forma contundente a través de declaraciones en medios y redes sociales. Alegaron que dicha militarización resulta innecesaria por la disminución de la criminalidad y arriesgada al utilizar infraestructura militar con fines civiles.
“A diferencia de Donald Trump, cumplimos nuestras promesas. No nos quedaremos de brazos cruzados si decide enviar a la Guardia Nacional a intimidar a los habitantes de Chicago. La acción tendrá una respuesta”, posteó Pritzker en sus redes sociales.
“Chicago no ha preguntado y no consiente el despliegue militar en nuestra ciudad, ordenado por Donald Trump. Punto”, manifestó el alcalde Johnson a través de X.
Pritzker declaró esta semana que Chicago no desea una intervención militar para combatir el crimen. El viernes, el demócrata señaló que ICE es una agencia de aplicación de la ley civil y puede operar legalmente en la ciudad, “pero no apreciamos que maltraten a nuestros residentes, muchos de los cuales llevan décadas aquí”.
“Ahora tenemos un presidente y un gobierno federal que los persigue, cazando personas y llevándoselas de las calles”, dijo Pritzker tras una visita a una escuela en los suburbios del sur de la ciudad. “Hombres con máscaras agarran a personas en las calles y se las llevan […] Es simplemente vergonzoso”.
El alcalde de Chicago, Brandon Johnson, calificó el desarrollo como “profundamente preocupante”. La ciudad ha desarrollado y está distribuyendo una “Campaña de Preparación Familiar”, que incluye orientación para hablar con miembros de la familia, reunir documentos críticos, asistir a talleres planificados y buscar ayuda del Congreso, consulados y grupos de defensa de inmigrantes.
“Rechazamos cualquier intento de poner en peligro a los habitantes de Chicago como medio para promover los fines políticos del presidente…”, dijo Johnson en un comunicado. “Enviar una fuerza de inmigración militarizada solo causará caos y miedo en nuestras comunidades”.
Es probable que la administración republicana enfrente resistencia a cualquier operación por parte de los principales funcionarios demócratas de la región, como ya ha ocurrido en California con el gobernador Gavin Newsom y la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass.
Con información de agencia AP