Una inesperada interrupción masiva del suministro eléctrico dejó sin energía y a oscuras a media Europa durante varias horas este lunes, gran parte de España, Portugal y algunas regiones del sur de Francia se vieron paralizadas.
La falla de generación de energía ocasionó múltiples trastornos en servicios esenciales, redes de transporte, comunicaciones y actividades económicas, en medio de una incertidumbre generalizada sobre las causas que originaron el fallo.
La anomalía en la red eléctrica afectó simultáneamente a varios países y obligó a las autoridades a activar protocolos de emergencia, al tiempo que el operador del sistema español, Red Eléctrica Española (REE), confirmó que se produjo un colapso repentino. El sistema registró una caída abrupta del consumo, que pasó de 25.184 megavatios a tan solo 12.425 megavatios, según datos oficiales.
La REE describió la situación como un “cero” en el sistema eléctrico peninsular, término en estas cuestiones que se emplea para referirse a una interrupción casi total del suministro eléctrico.
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El restablecimiento de la tensión comenzó de forma gradual desde el norte y el sur de la península, aunque las autoridades advirtieron que la recuperación completa sería lenta. Eduardo Prieto, director de Servicios a la Operación de Red Eléctrica, calificó la avería como una situación “absolutamente excepcional”.
En paralelo, la empresa portuguesa Redes Energéticas Nacionais (REN) confirmó que el incidente provocó “un corte masivo en el suministro eléctrico en toda la península ibérica y parte del territorio francés”, y aseguró que ya se han puesto en marcha los planes para reanudar el servicio.
La red francesa también se vio impactada, aunque con menos intensidad. Algunas zonas del sur sufrieron apagones parciales, pero el gestor de la red RTE comunicó a EFE que el servicio se ha normalizado. Francia, agregaron, está en condiciones de aportar hasta 950 megavatios a la red ibérica “en cuanto tenga la capacidad técnica para recibirla”.
Por ahora, la causa específica del colapso no ha sido aclarada, aunque Red Eléctrica ha indicado preliminarmente que se trató de una fuerte oscilación en el flujo de potencia dentro del sistema.
El presidente Pedro Sánchez acudió, acompañado por Sara Aagesen, vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, al Centro de Control de Red Eléctrica para seguir de cerca la evolución del incidente. Posteriormente, convocó al Consejo de Seguridad Nacional para evaluar las posibles repercusiones y coordinar acciones.
En el caso portugués, se reunió el Centro de Coordinación de Operaciones Nacional, que agrupa a todos los organismos de emergencia del país. El ministro de Defensa Nacional, Nuno Melo, envió un mensaje de calma a la ciudadanía: “El llamamiento que debemos hacer es un llamamiento a la tranquilidad, sabemos que esta falta de energía ha alcanzado a varios países, desconocemos las causas”, declaró a medios en Coimbra.
Las consecuencias del apagón fueron inmediatas en numerosos sectores. Los semáforos dejaron de funcionar en muchas ciudades españolas, dificultando el tránsito vehicular. Las redes de telefonía móvil presentaron cortes, y el transporte público se paralizó en puntos clave.
El Metro de Madrid quedó fuera de servicio por la falta de energía, mientras que en Barcelona, el metro y el ferrocarril también se detuvieron. Miles de usuarios quedaron atrapados en vagones, incluso en túneles, y tuvieron que ser evacuados por personal de emergencias.
Lisboa vivió una escena similar: sus líneas de metro suspendieron la operación y los tradicionales tranvías quedaron inmovilizados en plena vía pública. La capital portuguesa experimentó un notable despliegue de patrullas policiales y ambulancias, en respuesta a la emergencia.
A diferencia de lo ocurrido en tierra, los aeropuertos mantuvieron cierto grado de operatividad. El de Barcelona funcionó con normalidad, según Aena, gracias a un sistema de respaldo eléctrico.
No obstante, el aeropuerto de Madrid registró una paralización temporal de despegues y aterrizajes durante aproximadamente 30 minutos, según Flight Radar, antes de retomar sus operaciones. En Portugal, los aeródromos de Oporto, Faro y Lisboa activaron generadores de emergencia, aunque este último operó con mayores limitaciones.
Numerosos edificios tuvieron que ser desalojados, tanto oficinas empresariales como instalaciones gubernamentales. Entre ellos, el Museo del Prado, que debió cerrar sus puertas y evacuar a cientos de turistas que visitaban la pinacoteca en ese momento.
Las entidades bancarias, por su parte, pudieron seguir operando parcialmente, aunque algunas sucursales cerraron antes de lo previsto. Se reportaron fallos en los pagos electrónicos cuando los datáfonos no lograban conectarse o se agotaban sus baterías.
También se vivieron escenas angustiantes en ascensores, donde varias personas quedaron atrapadas. Simultáneamente, el Instituto Nacional de Emergencias Médicas (INEM) en Portugal lanzó un llamado a los ciudadanos para no saturar los servicios: se debe llamar al 112 “solo en caso de emergencia, para evitar sobrecargar el sistema”.
El INEM confirmó que había puesto en marcha su plan de contingencia y que sus sistemas telefónicos e informáticos continuaban operativos gracias a generadores automáticos, según un comunicado recogido por la agencia Lusa.
En los hospitales de Lisboa, como el Santa María, también entraron en funcionamiento los generadores eléctricos para asegurar la continuidad de cirugías y cuidados intensivos, una medida que se extendió a múltiples centros sanitarios.
Por otra parte, vecinos y turistas se encontraron sin poder acceder a viviendas o apartamentos cuyos accesos electrónicos dejaron de funcionar. Restaurantes, especialmente los especializados en productos del mar, comenzaron a preocuparse por la pérdida de sus reservas refrigeradas debido a la falta de energía.
El incidente, cuya magnitud sorprendió a gran parte de la ciudadanía y a las autoridades, ha reabierto el debate sobre la vulnerabilidad de las infraestructuras eléctricas en contextos de interdependencia energética regional.
Con Información de Agencias