Apolo XI, su lado oculto; el ovni que los persiguió – Toda gran hazaña en la historia de la humanidad tiene su lado oculto, y la “conquista” de nuestro propio satélite natural por el Apolo XI y su tripulación no es la excepción; narrado por los propios astronautas en entrevista de cómo fueron “escoltados” por un ovni que los persiguió durante casi todo el trayecto.
En el fondo, el razonamiento es elemental: si los ovnis habían “vigilado” la práctica totalidad de la “carrera” espacial humana -desde los primeros y “balbuceantes” lanzamientos de satélites hasta las órbitas en torno al planeta- ¿cómo no iban a “presentarse” junto a las cápsulas que se alejaron hasta la Luna y que tomaron tierra en nuestro satélite natural?
Y aquel mismo 16 de julio de 1969, día del lanzamiento del Apolo 11, Neil A. Armstrong (comandante), Michael Collins (piloto del módulo de mando) y Edwin E. Aldrin (piloto del módulo lunar) pudieron fotografiar un objeto luminoso no identificado, cuando la nave apenas si se había separado del potente cohete Saturno 5. La NASA evaluó la fotografía como “objeto inidentificable”.
Aquello sólo fue el principio de la más terrorífica aventura vivida por astronauta alguno hasta esos momentos…
Momento del despegue del cohete Saturno V en la misión espacial Apolo 11 desde la base de Cabo Cañaveral, Florida, el 16 de julio de 1969.
“Escoltados” hasta las proximidades de la Luna
No se sabe si fue precisamente aquel objeto no identificado, que vieron y fotografiaron los astronautas cerca de la Tierra, el que “escoltó” al Apolo 11 hasta las proximidades de la Luna. A través de “fuentes no oficiales” de la NASA se supo poco después del histórico vuelo que un ovni había seguido a los tres astronautas norteamericanos hasta “mitad del camino” entre la Tierra y la Luna. Es decir, hasta unos 150 mil kilómetros de nuestro mundo.
Cuando la nave Apolo XI llegó a las proximidades de nuestro satélite natural, otros objetos no identificados parecían “esperarles”. En un principio, los tripulantes pensaron que se trataba de los restos de un cohete Saturno Y lo consultaron con Houston. Pero no…
Houston informó que el sobrealimentador del Saturno V en cuestión estaba a unas 6 mil millas de distancia. Mirando por la lupa binocular aparentaba una forma de “L”, “como una maleta abierta”. Así lo describió Neil Armstrong. Quedaron impresionados por el tamaño y su distancia tan cercana a su propia nave espacial. La tripulación miró nuevamente, esta vez por un sextante. Con el instrumento un poco desenfocado el objeto presentaba una imagen diferente: a veces parecía cilíndrico o, según Armstrong, “como dos cilindros huecos”. Cuando se dio la vuelta, se podía ver a través del interior. Cuando enfocaron el sextante el objeto tomó otra vez la imagen de un “libro abierto”. Collins resumió el incidente: “era realmente extraño”. El hecho se mantiene sin explicación.
Descripción textual de los astronautas del Apolo XI
He aquí una sección textual de la transcripción del archivo técnico, que se refiere al objeto:
ALDRIN: La primera cosa extraña que vimos creo que fue un día antes, o bastante cerca de la Luna. Tenía un tamaño de grandes dimensiones, así que enfocamos el monocular hacia él.
COLLINS: Como vimos esta “cosa”, miramos a través de la ventana. Y ahí estaba.
ALDRIN: Sí, y no estábamos seguros si sería el S-IVB. Consultamos con la Tierra y nos informaron que el S-IVB estaba a 6 mil millas de distancia. Teníamos un problema con la altura que habíamos conseguido en estos momentos, ¿verdad?
COLLINS: Había algo. Nosotros notamos un pequeño choque o quizá lo imaginamos.
ARMSTRONG: Estaba pensando en que la MESA podía haberse caído…
COLLINS: Pienso que en realidad no notamos nada.
ALDRIN: Claro, veíamos toda clase de objetos pequeños que nos pasaban y entonces vimos ese objeto brillante. Lo miramos a través del monocular y parecía tener un poco la forma de una “L”.
ARMSTRONG: Como una “maleta abierta”.
ALDRIN: Entonces estábamos en PTC en ese momento, así que cada uno de nosotros tuvimos la ocasión de verlo y de verdad parecía estar dentro de nuestra vecindad y con un tamaño considerable.
ARMSTRONG: Deberíamos decir que estaba justo en el límite de la resolución del ojo. Era muy difícil decir concretamente qué forma tenía. Y no había forma de saber el tamaño sin saber la distancia o saber la distancia sin saber el tamaño.
ALDRIN: Entonces me bajé al LEM y comencé a mirar a través de las ópticas. Estábamos un poco confusos porque con el sextante un poco fuera de enfoque lo que veíamos parecía cilíndrico.
ARMSTRONG: O en realidad dos anillos…
ALDRIN: Sí.
COLLINS: No, parecía como un cilindro hueco. No me parecía como dos anillos conectados. Se podía ver esta cosa balancearse. Cuando se dio la vuelta de perfil se podía ver a través del interior. Era un cilindro hueco. Pero si se cambiaba el enfocamiento en el sextante cambiaba y parecía como un libro abierto. Era realmente extraño.
ALDRIN: Pienso que no hay mucho que decir al respecto sino que era un cilindro.
COLLINS: Era durante el período que pensábamos que era el cilindro cuando consultamos sobre el S-IVB y casi nos convencimos que eso es lo que debía ser. Pero no tenemos ninguna conclusión más, de verdad. En realidad, como no lo vimos más, excepto en este periodo, nosotros, de verdad, no tenemos una conclusión sobre lo que podría haber sido, qué tamaño tenía o a que distancia estaba. Era algo que no formaba parte de los objetos que nosotros veíamos. Estamos bastante seguros de eso.
Momento histórico, contacto del Apolo XI
Y llegó el momento histórico. Armstrong y Aldrin descendieron con su módulo lunar Águila al norte del cráter Moltke, en el llamado Mar de la Tranquilidad. Era el 20 de julio de 1969. Arriba, “aparcado” a 110 kilómetros de altura, había quedado el tercer astronauta -Collins-, a bordo de la cápsula Columbia.
Armstrong -el primer ser humano (que se sepa) que pisó la superficie de la Luna- y Aldrin permanecieron 21 horas y 37 minutos en la “magnífica desolación” lunar, según palabras textuales de Aldrin a su compadre Armstrong.
Pero en aquella costosa “excursión” ocurrieron, al parecer, algunos hechos que han sido silenciados por la NASA.
Cuando los dos astronautas se afanaban en la toma de imágenes, “recolección” de piedras, instalación de aparatos científicos, de la bandera de los Estados Unidos. Y de la famosa placa conmemorativa, Armstrong y Aldrin descubrieron “algo” sobre la superficie lunar.
Y se comunicaron de inmediato con el centro de control de Houston. La conversación entre la Luna y la Tierra -grabada en su totalidad- permanece bajo secreto.
Algún tiempo después, lo sucedido en la Luna terminó por filtrarse, aunque siempre ha sido negado por la NASA.
“¡Estos tipos son enormes!”
Si hemos de creer en esas “fuentes oficiosas” que revelaron el asombroso acontecimiento, el texto íntegro de dicha conversación habría sido éste:
-¿Qué fue?… ¿Qué diablos fue? Esto es lo único que querríamos saber.
-¡Estos tipos son enormes, señor!… -dice la voz sumamente agitada-. ¡Son enormes!
-No, no… Es el campo de distorsión. ¡Oh, Santo Cielo! ¡Ustedes no lo creerían!
-¿Qué les sucede a ustedes? -pregunta Houston-. ¿Qué demonios les sucede?
-Están bajo la superficie… -contestan los astronautas.
-¿Qué funciona mal?… (palabras confusas). Control está llamando a Apolo 11.
-Roger… Roger… -más calmados ya-. Estamos aquí bien, pero hemos descubierto algunos visitantes. Sí, han estado aquí durante cierto tiempo, a juzgar por sus instalaciones…
-Misión central habla. Refute el último mensaje.
-Les estoy diciendo que aquí hay otras naves espaciales. Están una al lado de las otras, en fila, del lado más alejado del borde del cráter…
-¡Repita, repita…!
-Examinaremos la órbita… Queremos volver a casa… En 625 y un quinto. El reloj automático está puesto. Las manos me tiemblan de tal manera que no puedo…
-¿Filmar? -interrumpe una voz desde Houston.
-¡Demonios! Es así. Las condenadas cámaras están funcionando mal aquí arriba…
-Ustedes, muchachos, ¿consiguieron algo?
-No tenemos más películas ahora -las voces adquieren tonos de desesperación-. Tenemos tres tomas de los ovnis o lo que fuera, pueden haber velado la película…
-Misión Control. Es la Misión Control. ¿Están ustedes por partir? Repito. ¿Están ustedes por partir? ¿Qué significa el alboroto? ¿Por escenas de ovnis? Explique…
–¡Están posados aquí!… ¡Están en la Luna, observándonos!
-¡Obtengan fotos! Todas las fotos posibles de los ovnis. ¿Están ustedes filmando?
-Sí, los espejos están todos en su lugar… Pero esos seres pueden venir mañana y llevárselos… Cualquiera que sea su forma, eso eran naves espaciales… No hay dudas.
Aquí finaliza la dramática conversación entre Armstrong, Aldrin y Houston.
Extraordinaria narración, por donde quiera que se le vea, aunque los escépticos dirán que son alucinaciones y patrañas.
Narración tomada del portal de J.J. Benítez: https://www.planetabenitez.com/ovnis3/1969apolo11.htm
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