Esta pequeña mancha central es la primera imagen de la nave espacial Osiris-REx de la NASA que se acerca a la Tierra con muestras del asteroide Bennu tras un viaje de casi tres años.
Mañana domingo, la misión dejará caer su muestra rocosa para que atraviese la atmósfera de la Tierra y aterrice de manera segura en un campo militar de Utah, antes de continuar estudiando el alguna vez bastante aterrador asteroide Apophis.
El material prístino del asteroide Bennu ayudará a arrojar luz sobre la formación de nuestro sistema solar hace 4 mil 500 millones de años, y tal vez incluso sobre cómo comenzó la vida en la Tierra. La cápsula transporta aproximadamente 250 gramos de material rocoso recolectado de la superficie del asteroide Bennu en 2020.
Observado desde Tenerife
Observado el 16 de septiembre por el telescopio de la Estación Óptica Terrena (OGS) de la ESA en Tenerife, Osiris-REx se encontraba a 4.66 millones de kilómetros de la Tierra. Viaja a 23 mil kilómetros por hora.
Se hizo una representación con una combinación de 90 imágenes individuales, cada una con exposiciones de 36 segundos. Se han combinado de una manera que tiene en cuenta el movimiento de la nave espacial, que no viaja en línea recta, lo que hace que las estrellas del fondo aparentemente estiradas se curven y deformen, informa la ESA.
El telescopio OGS de un metro de la ESA se construyó originalmente para observar desechos espaciales en órbita y probar tecnologías de comunicación láser, pero desde entonces amplió sus horizontes para realizar estudios y observaciones de seguimiento de asteroides cercanos a la Tierra y realizar observaciones astronómicas nocturnas e incluso descubrió decenas de planetas menores.
Asteroide Bennu y probable impacto
Las probabilidades de que el meteorito impacte contra la Tierra son muy bajas, sin embargo, la NASA publicó que la fecha con mayor probabilidad de un impacto sería el 24 de septiembre de 2182. ¿Qué ocurriría en caso de que chocase?
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Según los cálculos del Centro de Estudios de Objetos Cercanos de la Tierra de la NASA, hay una fecha con más probabilidades de que el asteroide Bennu, de 492 metros de diámetro y con su máximo acercamiento al Sol dentro de la órbita terrestre, colisione contra “nosotros”. Y lo ponemos entre comillas porque sería el 24 de septiembre de 2182, por lo que las personas que actualmente vivimos en este planeta ya estaremos muertos.
La probabilidad es de 1 entre 2,700, es decir, hay el porcentaje es de solo un 0.037%. Por lo tanto, el riesgo de que las futuras generaciones se vean afectadas es prácticamente nulo. No obstante, si nos ponemos catastrofistas y nos imaginamos que eso termina ocurriendo, ¿cómo afectaría a la Tierra?
Un impacto de un meteorito con las dimensiones de Bennu, que viaja a 101,389 kilómetros por hora por el espacio, liberaría 1,200 megatones de energía que, según Mar Gómez, doctora en Físicas y responsable de eltiempo.es, equivale a “24 veces la energía del arma nuclear más poderosa construida por la humanidad”.
Según una calculadora del Imperial College de Londres, el asteroide sería capaz de generar un cráter de casi 6.4 kilómetros de ancho y, además, su impacto daría lugar a reverberaciones como terremotos, que derribaría edificios a decenas de kilómetros de distancia del epicentro y rompería ventanas a cientos de kilómetros.
Por suerte, la NASA y otras instituciones se han puesto manos a la obra desde hace años para crear tecnología espacial que pretenden que sea capaz de desviar o destruir asteroides que supongan amenaza para la Tierra. El ejemplo más reciente que, de momento, ha tenido una prueba exitosa es la sonda DART (Double Asteroid Redirection Test) que modificó varios minutos trayectoria del asteroide lunar Dimorphos, que orbita otro asteroide llamado Didymos.
Con información de agencia Europa Press
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