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Aumentó de 4 a 9 millones la cifra de niños pobres en EU

Washington y Nueva York.- El número de niños viviendo en la pobreza en Estados Unidos se duplicó de 4 millones a 9 millones entre 2021 y 2022, el incremento más grande en pobreza para los menores de edad en un año en la historia de Estados Unidos según datos oficiales, una alza que expertos dicen es resultado directo de decisiones de líderes políticos de desactivar programas que funcionaron efectivamente para reducir la pobreza.

“El asombroso incremento en pobreza reportado hoy es el resultado directo de decisiones de política”, declaró Sharon Parrott, presidenta del Center on Budget and Policy Priorities, un centro de análisis independiente en Washington. Criticó al Congreso estadunidense por no renovar créditos fiscales para niños entre otras medidas implementadas durante la pandemia de covid-19 que habían reducido la pobreza de manera significativa.

La tasa de pobreza general oficial también se incrementó de manera dramática de 7.8 por ciento de la población a 12.4 por ciento, según datos del Buró del Censo de gobierno de Estados Unidos emitidos este martes. Igualmente se reportó que el ingreso medio (no promedio) real también se desplomó como resultado de alzas de precios.

El Centro sobre Pobreza y Política Social de la Universidad de Columbia, que se ha dedicado a estudiar estos datos durante años, confirmó que los créditos fiscales aprobados durante la pandemia lograron reducir la pobreza de menores de edad y ayudaron a una mayoría de hogares de clase media a lograr superar la pandemia e incluso estabilizar sus finanzas. Pero el Congreso decidió no renovar esos créditos el año pasado.

Para el sociólogo Mathew Desmond, estas cifras no son accidentales, sino resultado directo de decisiones políticas deliberadas que dieron mayor prioridad a la reducción de impuestos para las clases medias y los ricos en lugar de programas que habían comprobado ser efectivos en ayudar a los más pobres. “Hoy día los principales beneficiarios de la asistencia federal son las familias prósperas. En total, Estados Unidos gastó 1.8 mil millones de dólares en reducciones de impuestos en 2021”, escribió Desmond en el New York Review of Books después de publicar su libro “Pobreza en América” el año pasado.

Señala con amargura que el gobierno federal está optando por gastar fondos en reducciones de impuestos para dueños de casas e inversionistas, entre otras políticas que benefician a los ricos, mientras rehúsa otorgar créditos fiscales para los hogares pobres con niños que –cuando fueron implementados– llevaron a una reducción significativa de la tasa de pobreza para los menores de edad.

“Hemos optado por dar prioridad al subsidio de los prósperos sobre aliviar la pobreza”, afirma Desmond. “Si los prósperos entre nosotros tomaran menos del gobierno, podríamos diseñar nuestro estado de bienestar para ampliar la oportunidad y no proteger fortunas”.

El presidente Joe Biden respondió de inmediato acusando a otros: “el informe de hoy del incremento de la pobreza entre los niños es el resultado de la decisión de los legisladores republicanos de bloquear nuestras medidas de créditos fiscales para niños y en su lugar avanzar recortes de impuestos para los ricos y las grandes empresas”.

Pero Desmond y otros dicen que toda la cúpula política es responsable, tanto demócratas como republicanos optando por promover beneficios para los ricos y la clase media en lugar de apoyar a los pobres.

Aunque sin duda el sabotaje conservador a las medidas impulsadas por el presidente Joe Biden ha jugado un papel central en la debacle, debe recordarse que el problema es mucho más antiguo y se encuentra unido al modelo económico imperante en la superpotencia. Hace cinco años, el relator especial sobre pobreza extrema de la ONU, Philip Alston, presentó un informe en el que se consignaba la existencia de 40 millones de pobres (de los cuales 18.5 millones padecían pobreza extrema) en el país más rico del mundo, así como el hecho de que el ingreso promedio de las personas más pobres permaneció estancado durante cuatro décadas, al mismo tiempo que las fortunas atesoradas por el 1 por ciento más pudiente de la población se dispararon a niveles inéditos.

El reporte de Naciones Unidas ilustraba que esta desigualdad había creado en Estados Unidos lacras inexistentes en el resto de las economías avanzadas, y en muchos aspectos la vida de los estadunidenses de los estratos más bajos era peor a la de los habitantes de países en vías de desarrollo.

No es casualidad que la ruina de las clases medias y el empobrecimiento degenerativo de las mayorías estadunidenses se haya iniciado en la década de 1980, pues fue entonces cuando el mandatario republicano Ronald Reagan desmanteló el imperfecto Estado de bienestar e impuso una serie de medidas de choque orientadas a drenar la riqueza de abajo hacia arriba, un programa que entonces fue bautizado como reaganomics, que hoy denominamos neoliberalismo.

Uno de los elementos centrales de esa embestida contra las clases populares fue la drástica reducción de las tasas fiscales cobradas a los ricos, una medida justificada bajo el postulado de que, al cobrar menos impuestos a los capitalistas, éstos tendrían mayores recursos disponibles para invertir en la creación de empresas productivas y la generación de empleos, llevando a un círculo virtuoso debienestar. Aunque dicho dogma ha sido desmentido con los datos más sólidos, las derechas (y no pocas presuntas izquierdas) lo mantienen como bandera ideológica y electoral. Sólo en 2021, Washington gastó 1.8 mil millones de dólares en sostener este subsidio encubierto a los millonarios.

Si a esta ideología antisocial se suma el obcecamiento de la Casa Blanca en sostener su poderío geopolítico a expensas de sus propios ciudadanos, el único saldo posible es el desastre a que han sido condenados millones de estadunidenses. En efecto, una porción significativa de las penurias vividas por los niños y adultos en pobreza se deben a decisiones como la de emprender una guerra comercial y un bloqueo económico contra China o la de financiar hasta la locura al régimen ucranio y prolongar el conflicto en Europa del Este, medidas que han incrementado los costos de la energía y de todo género de mercancías, a la vez que privan a los habitantes de fondos inestimables para el desarrollo.

Por ejemplo, es inevitable preguntarse cuántos estadunidenses habrían accedido a una vida digna si Biden hubiera aplicado de manera sensata los alrededor de 120 mil millones de dólares (más de 2 billones de pesos) transferidos al gobierno de Volodymir Zelensky. Cuando la nación que alberga a las mayores fortunas del mundo y concentra riquezas inimaginables en el resto del orbe condena a sus niños a sufrir la carencia de los bienes más elementales, queda claro que es imperativo revisar tanto el modelo económico como las prioridades gubernamentales, pues la pobreza siempre es lacerante, pero resulta de una atroz inhumanidad en un contexto en que existen todas las condiciones para solucionarla.

Con información del diario La Jornada

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