Murió a los 86 años en el hospital San Raffaele a las 9:30 (hora local) de ayer el político y empresario Silvio Berlusconi, líder del partido liberal-conservador Forza Italia, personaje que marcó por decenios la historia política y empresarial italiana, convirtiéndose en ícono mismo de la italianidad, amado y odiado al mismo tiempo, marcado por las controversias políticas, judiciales y personales.
Se decretó luto nacional este miércoles y será despedido con funerales de Estado en la catedral de Milán.
Después de previas hospitalizaciones que comenzaron a finales de marzo, fue internado en el hospital nuevamente el viernes pasado. La salud de Berlusconi se deterioró desde hace años por una serie de enfermedades como cáncer de próstata, problemas cardiacos y Covid-19.
Nacido el 29 de septiembre de 1936, sufría de leucemia mielomonocítica crónica (LMMC) que fue anunciada públicamente en abril; un tumor de sangre raro de naturaleza mixta que padecía desde hace dos años. Se dice que Berlusconi vivió media docena de vidas.
Constructor
Hijo de funcionario de un pequeño banco y de una secretaria de la Pirelli, se distinguió desde un principio por su enorme capacidad laboral, graduándose en 1961 en leyes.
Siendo adolescente amenizaba fiestas con su banda musical; también fue vendedor de escobas eléctricas, y a los 25 años emprende su carrera en el sector inmobiliario.
Fue el préstamo del Banco Rasini –donde trabajaba el padre– lo que le otorgaría la oportunidad de cambiar su vida, construyendo su primer edificio en 1961. Era un banco secundario usado por la mafia para blanquear dinero, según refirió el ex convicto Michele Sindona en entrevista.
Después de esta y otras experiencias, Berlusconi emprenderá entre 1968 y 1976 el gran proyecto de Milano 2, pensando siempre en grande, construyendo una lujosa ciudad satélite en Segrate, en las puertas de la ciudad, con un concepto urbanístico moderno y sustentable, ejemplar en Italia. El “vendedor de sueños”, como se le llamó desde entonces, construyó 2 mil 500 departamentos, valiéndole en 1977 el título de Cavaliere del Trabajo, que lo distinguiría desde entonces.
Los medios
El éxito de esta experiencia le permitió diversificar su actividad, que parecía no tener fin, llegando a ser el hombre más rico del país.
Comenzó creando, en 1978, el grupo Fininvest, que terminó por reunir 44 sociedades distintas. El primer paso fue la compra del canal Telemilano, nacido para servir a los habitantes de su Milano 2 que convertiría en Canal 5 de difusión nacional, al cual se agregarían dos canales de su propiedad. Esta incursión revolucionó la televisión italiana rompiendo con el monopolio estatal de la RAI e introduciendo la publicidad.
Berlusconi incursionó también en el mundo del cine, comprando Medusa Filmes, que llegará a ser empresa líder en la producción y distribución cinematográfica de películas de fácil consumo con récords de entradas. Promovió películas de nicho como La grande belleza, de Paolo Sorrentino, ganadora del Óscar en 2013.
El mismo Sorrentino dedicó después un filme en dos episodios profundamente crítico contra Berlusconi llamado Loro (2018) (Ellos en español). El cineasta penetra en el subsuelo degradado de Berlusconi y de su corte de oportunistas, donde salva a la actriz Veronica Lario, su segunda esposa. Berlusconi inspiró un centenar de libros, series televisivas y películas. Entre las más críticas se señala El Caimán (2006) de Nanni Moretti, y Videocracy, de Erik Gandini (2009).
En 1991 adquirirá asimismo la Arnoldo Mondadori, que se convertirá en líder en la industria editorial y de periódicos, compuesta por 50 marcas distintas.
Aunque según los expertos, el verdadero éxito de Berlusconi, más que cualquier otra de sus empresas, fue el futbol. En 1986 compra al entonces decadente equipo del Milan, con estructura empresarial, pensada para el espectáculo que perjudicara al futbol italiano, adquiriendo a los jugadores por cifras estratosféricas. Sin embargo, ello le aseguró éxito, dinero, relaciones y una inmensa fama, alcanzado 29 trofeos. Recientemente compró el Monza, que lo llevó a la serie A.
Berlusconi, el político derechista
El 26 de enero de 1994, Berlusconi “desciende al campo” pronunciando un discurso televisivo, que meses después lo llevarán a tomar las riendas de la política italiana contra todos los pronósticos, aliándose con la derecha y declarándose antagonista abierto de la izquierda y manteniéndose por un año.
Su electorado de clase media y moderado, fue cautivado por su figura exitosa de empresario cínico y por su capacidad de persuasión gracias a un lenguaje claro y directo, y por promesas como “menos impuestos para todos”. Otros ciudadanos sintieron con profunda indignación el uso de la política como escudo de sus escándalos judiciales.
Berlusconi inauguró la llamada Segunda República compuesta por tres elecciones vencedoras, la segunda de las cuales se convertiría en la más longeva de la historia republicana (del 11 de junio de 2001 al 20 de abril de 2005). Seguirá un cuarto gobierno Berlusconi bautizado como Pueblo de la Libertad (Pdl), con nuevas alianzas políticas que lo llevarán por última vez a la presidencia (del 8 de mayo de 2008 al 16 de noviembre de 2011).
Entre los escándalos de Berlusconi más conocidos están los bunga bunga, neologismo referente a “fiestas con fondo sexual, organizadas por hombres poderosos en lujosas residencias acompañados de mujeres jóvenes”. El célebre caso de Ruby Robacorazones se refiere a estas fiestas. Su descubrimiento sucedió en mayo de 2010, tras la detención de la entonces menor de edad por robo, ante lo cual Berlusconi intervino llamando al comisariado y solicitando su liberación por ser “la sobrina del presidente egipcio Mubarak”. Fue entonces que la Fiscalía de Milán inició una investigación y los consecuentes procesos de 2017. Berlusconi extorsionó a 21 chicas para asegurar el silencio, sin evitar la condena a seis años que fueron rechazados y ganados por la defensa, cerrándose el caso en mayo de 2022.
Serán sus escándalos judiciales los que detendrán su actividad política. De los 30 delitos imputados, incluyendo soborno, corrupción y prostitución de menores, fue condenado sólo una vez en 2013, excluyéndolo de la vida política hasta ser electo eurodiputado a los 82 años. La condena de Berlusconi a cuatro años de cárcel por un fraude fiscal de 7.3 millones de euros, se redujo a 10 meses de servicio social en una residencia de ancianos.
Fuera de la aparente vida estelar, Berlusconi deja una pesada herencia, habiendo abierto el camino al populismo en Occidente, utilizando para la toma de poder, sobornos, debilitamiento de la justicia y del Parlamento y fomentando el protagonismo personal, además del control de los medios y disminuyendo el espíritu crítico de los ciudadanos como la denigración de la mujer.
Los escándalos de Silvio Berlusconi
El exprimer ministro que gobernó Italia en tres ocasiones, Silvio Berlusconi, recién fallecido en un hospital en Milán, tuvo una trayectoria llena de escándalos de todo tipo. A lo largo de su vida, Berlusconi tuvo más de 40 procesos judiciales abiertos, de los cuales salió airoso en la gran mayoría a través de varios métodos. Estos fueron algunos de sus escándalos más emblemáticos:
“Bunga Bunga”
Probablemente el escándalo con mayor alcance mediático de Silvio Berlusconi fue el relacionado con las fiestas sexuales, conocidas como “Bunga bunga”, en la que el empresario habría sobornado a las participantes, entre las que había menores de edad, para comprar su silencio. El escándalo estalló en 2010 cuando una joven de origen marroquí, conocida como “Ruby Rompecorazones”, fue detenida cuando tenía 17 años y se descubrió que había asistido a fiestas en el domicilio de Berlusconi, y que este había entregado dinero y regalos a cambio de mantener relaciones sexuales con él. Por este caso, en 2013 fue condenado a siete años de prisión e inhabilitación de por vida para no volver a ocupar un cargo público bajo los cargos de abuso de poder e incitación a la prostitución de menores. Un año más tarde, Berlusconi fue absuelto y la condena fue revocada.
Proceso Mediaset
En 2006, un juez abrió un juicio contra Silvio Berlusconi por fraude fiscal, falsedad en balance financiero, blanqueo de dinero de dinero con relación a la adquisición de unos derechos cinematográficos y televisivos por parte de Mediaset. Berlusconi habría inflado artificialmente los precios de la compra de estos activos para lavar dinero, por lo que fue condenado en 2013 por el Tribunal Supremo a cuatro años de cárcel, pena que se vio rebajada a un año por la ley de indulto, y que finalmente solo cumplió con servicio social cuatro horas a la semana.
Mafia
Prácticamente durante toda la trayectoria de Berlusconi hubo acusaciones de que estuvo relacionado con la mafia italiana. En 2009, Gaspare Spatuzza, un sicario de la Cosa Nostra, afirmó que existían vínculos entre la mafia y Silvio Berlusconi; el capo declaró que en 1994, Giuseppe Graviano le había confesado que tenían un acuerdo electoral con Forza Italia, el partido de Berlusconi, para ayudarlos a resolver sus problemas de la justicia.
Sobornos
A lo largo de su vida, Berlusconi enfrentó diversas acusaciones de soborno a ministros, abogados, jueces y mujeres. En 1994 se abrió una investigación por soborno a agentes de la Guardia di Finanza que realizaron auditorías fiscales a sus empresas para que resolvieran a su favor; en 1998 fue condenado a dos años y nueve meses de prisión, pero fue absuelto totalmente en el 2001. Años después, se le acusó de sobornar al abogado David Mills para que hiciera declaraciones falsas en los procesos por los sobornos de All Iberian; fue condenado a cuatro años y medio, pero prescribió en 2012.
Ley Afano
La Ley Afano fue un proyecto de ley presentada en junio de 2008 que establecía que no se podía juzgar a los cuatro principales dirigentes del Estado (al presidente de la República, al primer ministro, al presidente de la Cámara de Diputados y del Senado) por ningún delito que no estuviera relacionado con sus cargos. Esta legislación fue calificada como un método para garantizar la impunidad de Berlusconi durante su presidencia, y finalmente fue declarada inconstitucional por la Corte Constitucional.
Con información de Especial de La Jornada
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