Con las declaraciones de Jesús El Rey Zambada y de Linda Cristina Pereyra, esposa de Genaro García Luna, concluyó la presentación de testigos y pruebas en el juicio al ex secretario de Seguridad Pública y hoy fiscales y defensores expondrán sus argumentos de cierre, en la última etapa antes de que el juez entregue el caso al jurado, que empezará a deliberar su veredicto.
Al concluir los argumentos de ambas partes y después de que reciban instrucciones del juez Brian Cogan, de inmediato los 12 integrantes del jurado iniciarán sus deliberaciones a puerta cerrada y sin fecha límite.
Tendrán que decidir si el ex funcionario mexicano de mayor rango jamás enjuiciado en Estados Unidos es culpable o no de aceptar sobornos multimillonarios, en una conspiración de narcotráfico del cártel de Sinaloa y de mentir a las autoridades estadounidenses.
El juicio, originalmente programado para durar dos meses, llega a su conclusión después de sólo unas cuatro semanas de sesiones, sin la presentación de la mayoría de los potenciales testigos y las supuestas pruebas contenidas en más de un millón de cuartillas de documentos y otros materiales anunciados por los fiscales al inicio de este proceso.
La defensa convocó este martes a su primera y única testiga, la esposa de García Luna, quien bajo la guía del abogado Florian Miedel documentó metódicamente la compraventa y construcción de propiedades de la familia, el origen de vehículos, incluso un par de viejos Ford Mustang y dos motocicletas Harley Davidson, y sus pequeños negocios desde principios de los años noventa hasta 2012, cuando se mudaron a Florida.
La hija de Linda Cristina Pereyra acompañó a su madre en el tribunal y su hijo hizo lo mismo el día anterior. La esposa del acusado explicó con detalles cómo la pareja compró y vendió departamentos y casas, y con qué fondos. Citó bancos que les abrieron créditos y las empresas que ella impulsó, empezando con una pequeña papelería, un negocio para fiestas de niños y un restaurante-cafetería en la Ciudad de México y otro en Morelos.
Relató que la vida de su familia cambió dramáticamente en 2001, cuando su esposo fue nombrado director de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI). De pronto tenían escoltas, hasta 20 elementos de seguridad y vehículos blindados, algo que se elevó aún más cuando García Luna se convirtió en secretario de Seguridad Pública.
Pereyra aseguró que durante todo ese tiempo presentaron declaraciones patrimoniales de manera pública, hasta que, después de ser hostigados, incluso sus hijos, decidieron hacerlo en privado.
Explicó que cuando su esposo salió del gobierno, en 2012, decidieron irse de México para ofrecerles mayor libertad y “una vida más normal” a sus hijos, sin tanta visibilidad pública y preocupaciones de seguridad.
Con sus declaraciones efectivas y tranquilas, la testigo potencialmente dañó el argumento de la fiscalía que, con la presentación de fotos, extensas declaraciones patrimoniales y otras descripciones de los bienes de García Luna, sugirió que el acusado, mientras fue funcionario público, acumuló todos esos bienes producto de la corrupción.
Tampoco ayudó a la fiscalía que, por órdenes anteriores del juez Cogan, no se le permitió presentar pruebas de los negocios multimillonarios de García Luna después de que dejó el gobierno y se mudó a Miami.
Cogan determinó que los fiscales no podían incluir en este caso los ingresos y bienes de García Luna después de 2012, si no establecían un vínculo entre esos recursos y los sobornos cuando el imputado fue alto funcionario entre 2000 y 2012.
Este martes inició con la última ronda del contrainterrogatorio de El Rey Zambada García, uno de los testigos estrella contra García Luna, a cargo del defensor César de Castro.
El abogado intentó minar ante el jurado la credibilidad del testigo cooperante, al buscar mostrar inconsistencias sobre su narrativa.
Como en toda estrategia básica de la defensa en este tipo de casos criminales, De Castro trataba de sembrar todas las dudas posibles entre el jurado, dado que el gobierno necesita convencer a ese jurado de la culpabilidad del acusado “más allá de la duda razonable”.
Una y otra vez el abogado cuestionó por qué Zambada no mencionó el nombre del acusado en sus primeras entrevistas con fiscales desde 2012 y 2013, cuando empezó a cooperar después de su extradición, y por qué había ofrecido diferentes versiones sobre los dos pagos de un total de 5 millones de dólares que dice haber ayudado a preparar y entregar a García Luna a finales de 2006.
De Castro coronó su esfuerzo para descalificar el testimonio de Zambada al preguntarle/acusarle que “no tiene nada para corroborar que usted le pagó a García Luna, ¿verdad?”, lo cual obligó al testigo a responder: “No”.
El abogado arremetió de nuevo con la conclusión de que no había otros testigos vivos y no prófugos para confirmar lo que contaba El Rey de estos pagos, a lo que el testigo replicó: “Así es”.
“¿A fin de cuentas es sólo su palabra?”, le preguntó De Castro. “Así es”, respondió Zambada, ayer vestido con un saco de cuadritos azul y una corbata azul y oro, con un rostro a veces decorado con una media sonrisa desafiante.
Durante esta parte del interrogatorio, De Castro le dijo a Jesús Zambada que en algunas de sus entrevistas con fiscales estadunidenses citó un supuesto pago de 7 millones de dólares a Andrés Manuel López Obrador a través de Gabriel Regino, quien fue subsecretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, cuando el actual presidente de México gobernaba la capital.
El abogado preguntó si ese dinero era para “una campaña” electoral contra Vicente Fox. Zambada respondió que le pagó dinero sólo a Regino, quien le dijo que era para una campaña, “pero no para AMLO”.
Cuando el abogado insistió sobre si era para López Obrador, el testigo reviró que “no puedo haber dicho eso, porque no es verdad”. No se ahondó más sobre este tema.
La fiscal Saritha Komatireddy buscó reparar los posibles daños que provocó la defensa a su testigo estrella, al regresar a interrogarlo por última vez.
Logró guiarlo para reafirmar que en todas sus entrevistas y declaraciones anteriores siempre ofreció la misma versión básica de cómo y con quién se hicieron los pagos al acusado. “¿Usted pagó a García Luna por parte del cártel de Sinaloa?”, le preguntó. “Sí, estoy seguro”, respondió Zambada.
Esta entrada fue modificada por última vez en miércoles, 15 de febrero, 2023
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