El impacto de la crisis arancelaria impulsada por la administración de Donald Trump ha golpeado profundamente a Stellantis un referente de la industria automotriz que produce marcas como Jeep y Ram causándole pérdidas netas preliminares de 2,300 millones de euros (equivalente a 2,680 millones de dólares) en la primera mitad de 2025, según cifras compartidas este lunes.
De acuerdo con sus cálculos iniciales, la empresa estima que enfrentará un golpe de aproximadamente 300 millones de euros por aranceles netos, junto con interrupciones planeadas en su producción, derivadas de la ejecución de un plan de contingencia para enfrentar las nuevas barreras comerciales.
Esta grave situación llevó a Stellantis a suspender su previsión financiera en abril, luego de que el expresidente Donald Trump emitiera órdenes ejecutivas para aplicar un arancel del 25 por ciento a los vehículos importados.
Como parte de su respuesta, la compañía detuvo temporalmente sus operaciones en plantas situadas en Canadá y México, y puso en pausa las actividades de cerca de 900 empleados en instalaciones ubicadas en los estados de Michigan e Indiana.
Te Puede Interesar: Feminicida de Karla «N» es vinculado a proceso en Jalisco
Además de las pérdidas directas por los aranceles, Stellantis se prepara para asumir unos 3,300 millones de euros (alrededor de 3,840 millones de dólares) en cargos netos antes de impuestos.
Estos provienen de cancelaciones de programas, depreciación de plataformas, procesos de reestructuración y los costos vinculados al cumplimiento de normas sobre emisiones contaminantes. Estas exigencias ambientales han resultado en sanciones para las compañías cuyas flotas superan ciertos límites de consumo de combustible promedio.
“Los fabricantes de automóviles han sido penalizados si el promedio de economía de combustible de su producción anual de vehículos excede un cierto nivel”, señala el reporte.
Al frente de la compañía se encuentra ahora Antonio Filosa, quien asumió como director ejecutivo hace dos meses, luego de la renuncia de Carlos Tavares en 2024, presionado por el entorno adverso y los resultados financieros decrecientes.
Stellantis, una de las corporaciones más grandes del sector, nació en 2021 fruto de la fusión entre PSA Peugeot (Francia) y Fiat Chrysler Automobiles (Italia-EE.UU.), y actualmente tiene su sede en los Países Bajos. La compañía tiene previsto publicar sus resultados financieros completos del primer semestre este 29 de julio.
El panorama se ha tornado incierto para todo el sector. Aunque Trump suavizó en abril algunos de los aranceles previamente impuestos, su política comercial sigue generando incertidumbre. Los cambios, presentados como una estrategia para incentivar la manufactura nacional, podrían tener consecuencias a largo plazo para la competitividad de la industria estadounidense.
“El Centro de Investigación Automotriz dice que un arancel uniforme del 25 por ciento sobre todos los socios comerciales tendría un costo adicional de 107 mil 700 millones de dólares para todos los fabricantes de automóviles en Estados Unidos y un costo adicional de 41 mil 900 millones de dólares para los Tres Grandes de Detroit: Stellantis, General Motors y Ford”.
El efecto cascada de los aranceles ya se siente entre otras armadoras. En mayo, General Motors ajustó a la baja su previsión de ganancias para todo el año, anticipando una posible afectación de hasta 5 mil millones de dólares en 2025 como resultado de los impuestos comerciales.
La firma proyecta ingresos operativos antes de intereses e impuestos en un rango de entre 10 mil y 12 mil 500 millones de dólares, contemplando una exposición arancelaria de entre 4 mil y 5 mil millones.
Por su parte, Ford Motor también retiró su orientación financiera anual, argumentando la falta de claridad respecto a la dirección de la política comercial estadounidense. “Ese mismo mes, Ford Motor dijo que espera un impacto de mil 500 millones de dólares en su beneficio operativo debido a los aranceles este año y estaba retirando su orientación financiera para todo el año debido a la incertidumbre creada por la política comercial en evolución de la administración Trump”.
Aunque ensambladoras como Ford y Tesla han logrado mitigar parcialmente el impacto por fabricar más vehículos dentro del territorio estadounidense, los efectos negativos aún son relevantes y reflejan una industria bajo presión, que navega entre decisiones políticas, cambios regulatorios y nuevas realidades de producción global.
Con Información de Agencias