El Vaticano reveló que el papa Francisco murió de un derrame cerebral que le provocó entrar en coma y un fallo cardíaco irreversible.
Así lo ha certificado el profesor Andrea Arcangeli, director de la Dirección de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, en el informe de defunción publicado esta tarde por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El documento médico indica que el Papa tenía antecedentes de insuficiencia respiratoria aguda en neumonía bilateral multimicrobiana, bronquiectasias múltiples, hipertensión y diabetes de tipo II.
La muerte se comprobó mediante un registro electrocardiográma tanatológico. “Declaro -escribe Arcangeli- que las causas de la muerte, según mi conocimiento y conciencia, son las arriba indicadas”.
El papa Francisco dejó indicado en su testamento que fuera enterrado en tumba sencilla en Basílica de Santa María la Mayor.
Inicia proceso de elección
Con la muerte de El Papa Francisco, la madrugada de este 21 de abril, inicia un proceso estricto para la elección del nuevo pontífice, a través de un “cónclave” que reunirá a cardenales de todo el mundo. Aquí te explicamos cómo será el proceso para elegir al Santo Padre.
Al fallecer El Papa comienza un período conocido como “sede vacante” en el que el gobierno de la Iglesia Católica recae en manos del colegio de los cardenales. Este período está regido por el principio conocido como “nihil innovetur” que significa que no haya innovaciones.
Cabe señalar que los cardenales no tienen potestad para definir los temas que corresponden a El Papa, pero pueden resolver cuestiones ordinarias o inaplazables, además de preparar todo lo necesario para la elección del nuevo pontífice.
Asimismo, cuando muere un Papa, el decano del Sacro Colegio Cardenalicio convoca a una reunión “cónclave” de todos los cardenales con derecho a voto, que son aquellos menores de 80 años. Este proceso debe comenzar 15 días después de que queda vacante la sede, aunque el Colegio de Cardenales puede establecer otra fecha que no debe superar los 20 días desde la muerte del pontífice anterior.
El cónclave (término que proviene del latín “cum clave”, que significa “bajo llave”) se lleva a cabo en la Capilla Sixtina, dentro del Vaticano, donde los cardenales electores quedan completamente aislados del mundo exterior. En este proceso no se permite el uso de dispositivos electrónicos ni el contacto con el exterior, todo esto busca garantizar una elección libre de presiones externas.
El derecho a votar en el cónclave está reservado a los cardenales menores de 80 años. Actualmente, el Colegio cardenalicio está compuesto por 252 cardenales, de los cuales 139 son electores. La distribución por continente es la siguiente: Europa tiene 55 cardenales electores, Asia tiene 24, América del Sur 24, África 16, América del Norte 14, América Central 4 y Oceanía tiene 2. La constitución apostólica establece que el número máximo de cardenales electores sea 120, aunque este límite se considera orientativo y no absoluto.
Es importante indicar que México tiene seis cardenales en el Colegio Cardenalicio, pero solo dos de ellos tendrán derecho a voto en el cónclave, ya que son menores de 80 años. Los cardenales que podrán emitir voto serán el Arzobispo Primado de México, Carlos Aguiar Retes, de 75 años (nombrado en 2016 por el Papa Francisco), y el Arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, de 74 años (nombrado en 2011 por el Papa Benedicto XVI).
Los cuatro cardenales que no podrán emitir voto son Alberto Suárez Inda (85 años), Arzobispo emérito de Morelia; Felipe Arizmendi Esquivel (84 años), Obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas; Juan Sandoval Íñiguez (91 años), Exarzobispo de Guadalajara; así como Norberto Rivera Carrera (82 años), Exarzobispo Primado de México.
Por otro lado, antes de que inicien las votaciones para el proceso de elección del nuevo Papa, los cardenales electores juran mantener absoluto sigilo sobre las deliberaciones. Durante el conclave se celebran hasta cuatro votaciones diarias hasta que uno de los candidatos obtiene al menos dos tercios de los votos.
Cada cardenal escribe el nombre de su candidato en una papeleta, para luego por orden de antigüedad depositarla en un cáliz. Los cardenales no pueden votar por sí mismos. La votación es secreta, pero los votos se cuentan abiertamente en voz alta.
Si no se alcanza el consenso requerido, las papeletas son quemadas con una sustancia química que produce humo negro, señalando que aún no hay un ganador. El proceso se repite hasta que se logra un acuerdo. Cuando un candidato obtiene la mayoría necesaria, las papeletas se queman con otra sustancia que genera humo blanco, el cual indica que un nuevo Papa ha sido elegido.
Tras la elección y alcanzado el número necesario de votos, el nuevo Papa elige el nombre que elegirá para su pontificio. Posteriormente, se viste con las vestimentas papales y es presentado al mundo desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, donde da su primera bendición «Urbi et Orbi» (a la ciudad y al mundo), marcando el inicio de su periodo papal.