Jerusalén, Israel.- La empresa israelí, Shefa Yamin, descubrió un mineral que, hasta ahora, se creía que solo existía en el espacio. El mineral, incrustado en una gema azulada, y bautizado como zafiro del Carmel o carmeltazita (ZrAl2Ti4O11) —por su composición química y en honor al Monte Carmelo, el lugar donde fue encontrada—, se incluyó la semana pasada en la lista oficial de la Asociación Mineralógica Internacional.
Formado por titanio (Ti), aluminio (Al) y circonio (Zr) —de ahí el sufijo TAZ en su nombre—, fue hallado en la roca volcánica de la región de Haifa, incrustado en un cristal de corindón, otro mineral, de extraordinaria dureza, compuesto de óxido de aluminio, que habitualmente se encuentra presente en la naturaleza en forma de rubí o zafiro. Su estructura cristalina y sus propiedades lo hacen un elemento único, cuya composición guarda mucha semejanza con el Allendeite (Sc4Zr3O12), un mineral descubierto tras analizar un meteorito que surcó los cielos mexicanos en 1969 y que cayó en el Valle de Allende tras explotar en miles de pedazos que quedaron diseminados por el estado de Chihuahua.
La compañía Shefa Yamin, con sede en la ciudad de Acre, trabaja desde 2014 en la extracción de zafiros volcánicos al norte de Israel, en las inmediaciones del río Kishon. La empresa, dedicada exclusivamente a la explotación minera de piedras preciosas en Israel, ya ha registrado la marca zafiros del Carmel para la futura comercialización de las gemas. “En el mundo de hoy, donde los precios de las piedras preciosas están determinados principalmente por su rareza, el zafiro del Carmel es un descubrimiento único porque no se ha encontrado en ningún otro lugar del mundo”, asegura Avi Taub, presidente de la empresa minera.
Extensa gama de azules en la piedra
La gema más grande encontrada hasta ahora de este nuevo mineral tiene 33.3 quilates. Su color abarca una extensa gama de azules veteados con blanco y marrón anaranjado —gracias a las trazas de calcio, escandio y magnesio que también contiene— en las que la carmeltazita se manifiesta en forma de venas en tonos negros y verde oscuro dentro del cristal azulado. Según los peritos, su rareza, dureza y tamaño la hacen una pieza única para la alta joyería.
El estudio principal sobre el nuevo mineral lo llevó a cabo un equipo de expertos liderados por el geólogo australiano, William Griffin, experto en la corteza terrestre, que inicialmente visitó Israel en 2016 para analizar varias rocas de moissanite, otro mineral del espacio hallado por la empresa israelí cerca de la ciudad de Haifa, en el mismo yacimiento que la carmeltazita y que se forma en ausencia de oxígeno. Su apariencia de diamante podría confundir al ojo inexperto, pero se trata de una piedra de carburo de silicio que hoy en día incluso se sintetiza en laboratorios para la industria joyera.
Grandes depósitos de piedras preciosas en suelo israelí
Según Griffin, “Israel tiene grandes depósitos que contienen diferentes tipos de piedras preciosas, incluyendo diamantes. Esto es realmente una mina de oro”, llegó a afirmar el geólogo. Por el momento, en Shefa Yamin aseguran que desconocen las posibles reservas del nuevo mineral, pero se muestran muy esperanzados con los buenos resultados obtenidos. Además de estos raros hallazgos, hace unos meses extrajeron un espectacular rubí de 1,7 quilates, 8.26 centímetros.