La policía brasileña detuvo este martes a un general retirado y ex alto cargo en el Gobierno de Jair Bolsonaro (2019-2022) y otros cuatro uniformados acusados de planificar el asesinato, a finales de 2022, del entonces presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, y de su vicepresidente, Geraldo Alckmin. Además del general, han sido arrestados tres tenientes coroneles y un policía militar, según la Policía Federal.
La trama, parte de un intento de golpe de Estado para impedir el regreso de Lula al poder, también incluía la detención y posterior asesinato del juez Alexandre de Moraes, que en ese momento presidía el Tribunal electoral y es miembro del Tribunal Supremo. Los planes de asesinato se han conocido en el segundo día de la cumbre del G-20, que reúne en Río de Janeiro a los líderes de las principales economías del mundo.
La policía reveló que ha realizado los cinco arrestos en varias ciudades brasileñas, incluida Río, donde las autoridades mantienen un amplio despliegue de seguridad con motivo del G-20 en las calles, muy vacías porque se ha decretado un festivo de seis días. Varios de los sospechosos pertenecen a un grupúsculo llamado kids pretos (chavales negros), formado por militares de la órbita bolsonarista entrenados en las fuerzas especiales.
La investigación policial señala que los sospechosos urdieron sus planes a partir de una reunión que se celebró en diciembre de 2022, el mes previo a la toma de posesión de Lula, en casa del militar retirado Walter Braga Netto, que fue ministro de Defensa con Bolsonaro. Braga Netto es uno de los generales acusados por la policía hace meses de urdir un golpe de Estado. El expresidente ultraderechista es otro de los investigados por la trama y está sometido a medidas cautelares como la retirada del pasaporte y la prohibición de viajar al extranjero.
La acusación policial señala que los arrestados barajaron la idea de envenenar a Lula: “Para la ejecución del presidente Lula y teniendo en cuenta su vulnerabilidad de salud y sus frecuentes visitas a los hospitales, [sopesaron] la posibilidad de recurrir al envenenamiento o al uso de productos químicos para provocar un colapso orgánico”.
Tras la derrota electoral de Bolsonaro, el núcleo duro de sus seguidores reclamó una intervención militar infructuosamente y, en enero de 2023, cuando Lula llevaba una semana de vuelta a la presidencia, asaltaron a las bravas la Presidencia, el Congreso y el Supremo.
En marzo pasado, los testimonios de los generales que en 2022 eran el jefe del Ejército de Tierra y de la Fuerza Aérea, interrogados como testigos en la investigación sobre el asalto al corazón institucional en Brasilia, confirmaron que Bolsonaro intentó reclutarlos para dar un golpe. Ambos se negaron; el jefe de la Armada abrazó el plan y ofreció a sus marineros.
Los planes para intentar asesinar a Lula, anfitrión del G-20 estos días, se conocen mientras Río acoge a los mandatarios más poderosos del mundo. Entre los líderes presentes este martes en Río, están Joe Biden, de Estados Unidos; Xi Jinping, de China; Narendra Modi, de la India; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; además de los principales mandatarios europeos y jefes de Estado y de Gobierno del resto del planeta.
Con información del diario El País
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