El tiempo se le acaba a Benjamín Arellano Félix. Recluido desde 2012 en una cárcel de máxima seguridad en el estado de Virginia, en Estados Unidos, el viejo líder del Cártel de Tijuana parece pudrirse en un encierro al que no le ve fin y, sin poder resignarse a cumplir su sentencia, su defensa en San Diego recurrió a una treta legal desesperada para salir de prisión: pidió ser liberado por compasión y “por razones humanitarias”.
La noticia, sin embargo, indignó a algunas víctimas de la organización que el “Min” lideraba, como Angélica Ramírez, coordinadora del colectivo Una Nación Buscándote, un grupo de madres con familiares desaparecidos desde los tiempos en que el Cártel de Tijuana era uno de los grupos delictivos más violentos del país.
“Supimos que este señor Arellano Félix solicitó la liberación por compasión y humanidad, y yo me pregunto, ¿acaso él mostró compasión y humanidad cuando operaba el Cártel de Tijuana y gente bajo su servicio cometía todo tipo de atrocidades?”, cuestionó la activista.
El Cártel de Tijuana habría sido el principal responsable de la desaparición de miles de personas en Baja California, y según las autoridades del estado los desaparecidos ascienden a más de 14 mil 400 en los últimos 16 años, sin contar el tiempo que los Arellano Félix mantienen una guerra cruenta contra el Cártel de Sinaloa a finales de los 90 y principios del 2000.
Durante el periodo de mayor auge de los hermanos Arellano Félix, pudieron verse cuerpos colgando de puentes, encobijados, desapariciones forzadas, intimidación, constantes tiroteos, volviendo a Tijuana en la ciudad más insegura del país.
“Todos en Tijuana fuimos víctimas de esa organización, y si los gobiernos acceden a liberarlo por compasión, se nos dará a entender que cualquier persona puede salir impune si negocia con los gobiernos y pide humanidad, pero olvidan el daño que hicieron”, observó Ramírez, quien lamentó que mientras Benjamín Arellano Félix tiene al menos esperanza de salir un día, las madres de los desaparecidos viven un dolor perpetuo pues ni siquiera un día de las madres digno podrán aspirar a tener, precisamente por personas como el “Min”.
Benjamín Arellano Félix es uno de los varios capos o funcionarios que en su momento han solicitado la libertad por compasión y humanidad, como lo hizo el exsecretario de seguridad pública de México, Genaro García Luna, en 2020, y el narcotraficante Alfredo Beltrán Leyva, en 2021.
En el caso del “Min”, según el expediente 3:97-cr-02520-LAB-1, radicado en una Corte Federal del Distrito Sur de California, el 25 de abril pasado, el equipo defensor de Arellano Félix, encabezado por Anthony Edward Colombo Jr. presentó el recurso ante una corte de apelaciones. El documento fue oficialmente revisado el 26 de abril, pero aún no se había decidido si se otorgaba o no la libertad al capo, y hasta el cierre de esta edición no había fechas para que el magistrado Larry Alan Burns tomara una decisión.
Benjamín Arellano fue detenido el 9 de marzo de 2002 durante un operativo dirigido por el Ejército Mexicano, en el Fraccionamiento Villas El Navariego, de Puebla.
Aunque en el operativo no participó la DEA, fuentes extraoficiales revelaron que la detención del capo se logró gracias a informantes que la DEA tenía en México en ese momento, y uno de ellos reveló el lugar exacto donde Arellano Félix estaba oculto, junto con su esposa y dos de sus hijas.
El comandante que dirigió el operativo reconoció que no era una garantía que el capo estuviera en ese domicilio, pues no estaba el ejército de sicarios que ellos creían que lo iban a estar protegiendo, y eso los hacía dudar, pero al final sitiaron el domicilio y cuando entraron se dieron cuenta que el capo estaba en el interior, todavía sosteniendo un arma, aunque al final decidió no enfrentar a los elementos castrenses porque tenía a la familia al lado.
“Fue lo mejor que pudo hacer, pues nosotros éramos más de 100 elementos, y no sabíamos a ciencia cierta cuánta gente armada podía haber dentro del domicilio”, dijo el comandante.
Cuestionado sobre su posible liberación por humanidad, el comandante —ya retirado, y quien solicitó no se revelara su identidad—, dijo que su trabajo era detener a narcotraficantes y no cuestionar la labor que realizan las autoridades judiciales de México o Estados Unidos.
“En mi experiencia, estos capos son gente como nosotros: tienen familia y temores y dudas, por eso no me extraña que busque la liberación por compasión”, dijo el comandante.
Actualmente Benjamín Arellano purga una sentencia en la prisión del Condado de Lee, en Virginia, y según su ficha del Departamento de Prisiones de Estados Unidos, está programado para salir de prisión el 28 de abril de 2033.
“Por mí que no lo liberen porque hizo mucho daño. En todo caso, las autoridades deberían de voltear a vernos a nosotras como madres de personas desaparecidas, que sí necesitamos compasión y humanidad al momento de buscar a nuestros familiares”, observó Evangelina Contreras Ceja, madre de un colectivo de madres buscadoras en Michoacán.
Con información de agencia EFE
También te puede interesar:
Esta web usa cookies.