A cuatro días de que el presidente republicano Donald Trump ceda el poder al demócrata Joe Biden, las autoridades federales de Estados Unidos llevaron a cabo su decimotercera y última ejecución en seis meses, según medios locales.
Se trata del afroamericano Dustin Higgs, quien en año 2000 fue declarado culpable y condenado a muerte por el secuestro y asesinato de tres mujeres.
Una noche de 1996, Higgs invitó a sus víctimas a su apartamento con dos amigos; después de que una de las chicas rechazara sus cortejos, él se ofreció a llevarlas a casa, pero, en lugar de ello, se detuvo en una reserva natural federal.
Según el Departamento de Justicia, en ese lugar aislado ordenó a uno de sus amigos que disparara a las tres mujeres.
Higgs, de 48 años, recibió una inyección letal en la penitenciaría federal de Terre-Haute, en el estado de Indiana y fue declarado muerto minutos después, se informó.
“Es arbitrario e injusto castigar al señor Higgs más que al asesino”, dijo su abogado, Shawn Nolan, en una solicitud de clemencia dirigida a Trump a finales de diciembre, pero el presidente republicano, defensor acérrimo de la pena de muerte, no accedió.
Por el contrario, su administración actuó ante la justicia para poder realizar la ejecución antes de que abandonara la Casa Blanca el próximo miércoles.
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