El jefe de la diplomacia mundial no fue muy diplomático en su mensaje: “estoy aquí para hacer sonar la alarma: el mundo tiene que despertarse. Estamos al borde del abismo y actuando en el sentido equivocado. El mundo nunca ha estado tan amenazado… o tan dividido”.
Antonio Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU) inauguró ayer el debate anual de alto nivel de la Asamblea General afirmando que “enfrentamos la cascada de crisis más grande de nuestras vidas”, entre ellas la del cambio climático, la pandemia global, amenazas a la paz y los derechos humanos y crecientes brechas, mientras “la solidaridad está ausente en la acción, justo cuando más la necesitamos”.
Condenó como “obsceno” y como una “acusación moral del estado de nuestro mundo” que una mayoría más rica ya esté vacunada cuando más de 90 por ciento de los africanos siguen esperando por su primera dosis.
Denunció también el incremento de la desconfianza, producto de promesas incumplidas, derechos violados, corrupción, y advirtió que ante “multimillonarios que se pagan un viaje de placer al espacio mientras millones padecen hambre en la Tierra… y los jóvenes no ven un futuro… los pueblos a los que servimos y representamos pueden perder fe” en sus gobiernos e instituciones.
Llamó por una renovación del “contrato social” y comentó que para eso se requiere superar seis “brechas”: la de la paz, no sólo entre países, sino dentro de ellos, y advirtió que “los golpes de Estado” han regresado; la del clima; la brecha entre ricos y pobres, y eso empieza, dijo, poniendo fin a la pandemia para todos en todas partes; la brecha entre géneros; la de la confianza, y la brecha entre generaciones.
En torno a esta última, afirmó que una investigación reciente en 10 países registró que la mayoría de los jóvenes sufren altos niveles de ansiedad y angustia por el estado del planeta y advirtió a los mandatarios: “60 por ciento de sus futuros votantes se sienten traicionados por sus gobiernos”.
Concluyó que “la mejor manera de avanzar los intereses de sus propios ciudadanos es por avanzar los intereses en nuestro futuro común”. (https://estatements.unmeetings.org/ estatements/10.0010/20210921/ AT2JoAvm71nq/evrRTWsE4dxD_es.pdf).
Guterres y varios de los oradores que lo siguieron en el desfile interminable de discursos de mandatarios o sus representantes ante la máxima organización multilateral, reconocieron la gravedad de la crisis del cambio climático, la pandemia y los mismos temas y desafíos de todos los años en discursos que, en gran medida, son elaborados para consumo interno en cada uno de sus países.
El presidente de China, Xi Jin ping, resaltó la necesidad de la solidaridad mundial para enfrentar la pandemia y ampliar los esfuerzos a fin de apoyar el desarrollo internacional. En un discurso por video (a los gobiernos se les ofreció la opción de ofrecer discursos presenciales o por video este año), afirmó que “es preciso hacer de las vacunas bienes públicos globales” para garantizar su acceso universal, sobre todo a los países más pobres.
En obvia respuesta a Estados Unidos (sin mencionar su nombre) sobre la “competencia”, declaró que “el éxito de un país no tiene que implicar el fracaso de otros, y el mundo es suficientemente grande para acomodar el desarrollo en común y el progreso de todas las naciones”.
Y en aparente reprobación al papel de Washington como juez internacional de la democracia, el líder chino señaló que “un mundo de paz y desarrollo debe abarcar a civilizaciones de diversas formas, y debe acomodar rutas diversas a la modernización. La democracia no es un derecho especial reservado a un país individual, sino un derecho que los pueblos de todos los países deben gozar”.
Condenó toda intervención militar externa para “las llamadas transformaciones democráticas” y recordó que “China nunca ha invadido o atropellado a otros, ni buscado la hegemonía en el pasado, tampoco lo hará en el futuro”.
Un nuevo actor en el escenario internacional este año fue el presidente Pedro Castillo Terrones, de Perú, quien llegó al podio con su gran sombrero emblemático y recordó que él marca la “primera vez que un maestro rural ha asumido el poder” como resultado de un voto por el cambio social sustentable en su país. Aseguró que su gobierno está en contra de la exclusión y a favor de la justicia social, “no sólo se trata de consolidar el imperio de la ley, sino de hacer valer los derechos del pueblo”. Enfatizó, como maestro, la educación como clave para el futuro, al afirmar que “un pueblo educado nunca será engañado”.
Jair Bolsonaro, de Brasil, se destacó por no respetar los requisitos de vacunación dentro de la ONU y en Nueva York, y al ofrecer uno de los discursos más llenos de falsedades –competencia a veces intensa aquí– proclamó esencialmente a Brasil como un milagro económico, social, político y hasta ecológico, al sugerir que 84 por ciento del Amazonas está intacto y que 66 por ciento de su territorio está cubierto de la vegetación nativa de “cuando el país fue descubierto”. Eso sí, afirmó que Brasil “tiene a un presidente que cree en Dios, respeta a los militares, valora la familia, es leal a su pueblo… es mucho, una base sólida, si consideramos que estábamos al borde del socialismo”.
El nuevo presidente de Irán, Ebrahim Raisi, en un mensaje de video, denunció a Estados Unidos declarando que “al mundo no le importa nada sobre ‘América primero’ o ‘América está de vuelta’” –en repudio a las consignas de Trump y Biden– al condenar que “las sanciones son la nueva modalidad de guerra de Estados Unidos” contra otras naciones. No dio indicaciones de progreso en las negociaciones para rescatar el acuerdo nuclear abandonado por Trump.
También hablaron este primer día –apenas el inicio de una semana de discursos– los mandatarios de Colombia, Chile y Turquía, entre otros.
No hay datos de cuánta gente en el mundo está viendo este “debate”, pero sí se sabe que lo más visto en Naciones Unidas no incluyó a ningún mandatario o figura política: más de 6 millones vieron el video de un grupo de pop coreano BTS invitado a la ONU el lunes para promover las vacunas y la esperanza juvenil, y donde presentó su nuevo video Permiso para bailar grabado en la sede del organismo mundial (https://youtu.be/9SmQOZWNyWE).
El cambio climático y la pandemia –que algunos señalaron está relacionado a la crisis ecológica planetaria– fueron el marco de la mayoría de los discursos en este primer día. Pero, aunque la retórica podía llegar a ser extraordinaria, las palabras están lejos de ser traducidas en acciones. La ONU presentó un informe la semana pasada que demuestra que los países no están cumpliendo con sus compromisos del Acuerdo de París, el cual requiere una reducción de 45 por ciento en emisiones para 2030, pero en lugar de eso, según los compromisos actuales en colectivo, en vez de reducir las emisiones éstas se elevarán 16 por ciento para 2030.
“Es bastante fácil entender por qué, con sus discursos elegantes, los emisores más grandes de carbono del mundo y los mayores productores de combustibles fósiles quieren que parezca que están emprendiendo suficientes acciones climáticas. El hecho de que aún se salen con la suya es otro asunto”, comentó este martes Greta Thunberg, la joven activista ecológica más famosa del mundo.
Con información de David Brooks, corresponsal de La Jornada
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