La explosión de precios –que rondaban los 85 euros por megavatio hora (85.1 dólares) hace un año– se debe, entre otros motivos, a la disminución del envío de gas ruso a Europa desde la guerra en Ucrania.
Muchas centrales térmicas utilizan gas para generar electricidad. Como el gas disponible es informe, su cotización se encuentra además a niveles de récord.
En Francia, el cierre de reactores nucleares por problemas de corrosión, especialmente, también impulsó el récord de precios. Sólo 24 de los 56 reactores franceses funcionan en este momento.
Los países de la Unión Europea (UE) están poniendo en marcha planes de ahorro de energía y de sobriedad –como el apagado durante la noche de carteles luminosos– ante el riesgo de cortes en el invierno boreal.
Más allá de estos dos países, toda Europa se ha visto afectada. El Primer Ministro checo, cuyo país ocupa la presidencia de la Unión Europea, anunció el viernes que su país convocaría una reunión de urgencia.
Las causas de altos costos en electricidad
La explosión del precio tiene varias causas, empezando por el agotamiento de los flujos de gas ruso hacia Europa desde el inicio de la guerra en Ucrania: muchas centrales térmicas utilizan gas para generar electricidad.
A medida que el gas se hace más escaso, su precio también alcanza niveles récord.
En Francia, sólo 24 de los 56 reactores nucleares de la empresa EDF funcionan actualmente, debido principalmente a un problema de corrosión, que reduce la producción de electricidad francesa a un nivel históricamente bajo, y aumenta mecánicamente los precios.
Concretamente para este mes de diciembre, el megavatio-hora francés ya cotiza a más de mil 600 euros, un nivel extraordinariamente alto.
Fin de los escudos arancelarios
Aunque los gobiernos buscan llevar tranquilidad públicamente contra cualquier riesgo de cortes de electricidad en sociedades que se han acostumbrado a la comodidad de la electricidad continua, los mercados cuentan una historia diferente, con operadores dispuestos a comprar electrones a más de 10 veces el precio que tenían hace un año.
Los Estados europeos han gastado decenas de miles de millones de euros este año para proteger a sus ciudadanos de la subida de precios, pero este “escudo” es cada vez más difícil de financiar.
El ejemplo del Reino Unido lo demuestra: el regulador anunció el viernes que las tarifas energéticas reguladas subirán un 80% a partir de octubre en el país, y que las facturas de gas y electricidad podrían volver a subir “considerablemente” en 2023.
En Francia, el presidente Emmanuel Macron llamó el miércoles a la “unidad” ante el fin de la “abundancia”. Pidió “sobriedad energética”, mientras decenas de miles de clientes pasan de los proveedores privados de electricidad a la compañía energética estatal, EDF, y su tarifa fija.
También en este caso, algunos hogares tendrán que pagar más por su energía el año que viene, ya que el blindaje tarifario financiado por el Estado francés desde el pasado otoño será sustituido dentro de unos meses por ayudas dirigidas a los más pobres.
Toda Europa está preocupada por su abastecimiento. La rica Suiza se pregunta si podrá importar electricidad alemana o francesa el próximo invierno, como suele hacer cuando sus presas hidroeléctricas se agotan.
La Unión Europea y sus Estados miembros están poniendo en marcha planes de ahorro y sobriedad energética. Será necesario definir qué industrias y empresas tendrán prioridad y cuáles tendrán que reducir o incluso detener la producción.
El plan de Bruselas -que aún debe ser validado por los Estados miembros- prevé que cada uno de los 27 países reduzca su consumo de energía en al menos un 15% entre agosto de 2022 y marzo de 2023 en comparación con la media de los últimos cinco años en el mismo periodo.
Con información de Radio Francia Internacional
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