La vicepresidente de Estados Unidos Kamala Harris tiene a cargo la estrategia de la Casa Blanca con los votantes latinos de cara a las elecciones de medio término de noviembre, en las cuáles se define parte del destino de Joe Biden.
Por estos días el staff de Harris entrevista consultores, analistas de redes sociales y publicistas para pelear un electorado donde los republicanos van en ascenso. De hecho, en la contienda presidencial del 2020 Biden tuvo más adeptos latinos que Donald Trump pero el porcentaje fue muy inferior a la ventaja que cuatro años antes había logrado Hillary Clinton.
El escenario electoral de los demócratas respecto a los latinos es complejo porque se trata de un segmento castigado por los problemas que a la actual administración le cuesta resolver: la inflación y la seguridad en las ciudades fronterizas.
En esas reuniones ya en dos ocasiones la hermana de la vicepresidente, la abogada Maya Harris, planteó la posibilidad de que Biden visite México este año para mejorar su imagen entre el electorado latino. En agosto del año pasado, Andrés Manuel López Obrador invitó a Biden a México. El presidente dijo que había hecho la propuesta y que la Casa Blanca la estaba analizando.
Maya Harris es una persona determinante en el entorno de la vicepresidente de EU. Escribió su discurso de aceptación de compartir la formula con Biden 2020, la ha acompañado en su campaña por el Senado en 2016 y en las dos elecciones que tuvo como fiscal general de California. La revista The New Yorker compara esa relación con la que tuvieron JFK y su hermano Robert.
La hermana de Kamala es una figura permanente en las oficinas del Ala Oeste y encabeza una suerte de consejo familiar de la vicepresidente, donde también aparece su esposo, el abogado de Uber Tony West y su hija, y sobrina de Kamala, Meena Harris, una activista y abogada que también ha trabajado en Uber.
En esa mesa se definirá parte de la estrategia demócrata para seducir a los latinos. La premisa para impulsar el viaje de Biden a México es que el 45 % de los mexicanos en condiciones de votar tienen entre 18 y 35 años y que en esa franja López Obrador tiene una buena aceptación.
Estos cálculos no son una novedad: Trump también lo asimiló así en 2020 y por eso la incursión de López Obrador a Washington en el verano de ese año.
Los demócratas se juegan elecciones determinantes en Arizona, Texas, Carolina del Norte, Nevada y Wisconsin, donde deben contener la avanzada republicana para no perder el control del Senado y la Cámara de Representantes.
En la campaña del 2020 Harris fue un activo valioso para ir tras los votantes latinos pero el primer año de administración se vio desgastada ante ese público por la crisis fronteriza que padece EU y por haber recomendado a los migrantes que se quedaran en sus casas.
Con información de agencia AP
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