En el Día de la Tierra, el planeta padeció los últimos ocho años más cálidos jamás registrados, mientras que las concentraciones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, alcanzaron nuevos máximos.
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los glaciares del mundo se derritieron a una velocidad espectacular el año pasado y salvarlos es, de hecho, una causa perdida.
Como consecuencia de ese avance implacable del cambio climático “las poblaciones de todo el mundo continúan viéndose gravemente afectadas por los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos”, destacó Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
Ejemplos son “la sequía continua en el este de África, las precipitaciones récord en Pakistán y las olas de calor en China y Europa, que en 2022 afectaron a decenas de millones, generaron inseguridad alimentaria, impulsaron la migración masiva y costaron miles de millones de dólares en pérdidas y daños”, expuso Taalas.
La temperatura media mundial el año pasado se situó 1,15 grados centígrados por encima de la media del período 1850-1900, con lo cual avanza hacia el umbral de 1.5 grados antes de 2050, fijado por el Acuerdo de París de 2015 que pactaron casi todas las naciones para contener cambios irreversibles debidos al calentamiento global.
El período comprendido entre 2015 y 2022 fueron los ocho años más cálidos de los que se tiene constancia, y ello a pesar de tres años consecutivos de enfriamiento a causa de un “episodio triple” de La Niña -enfriamiento del aire sobre el Pacífico central-, algo que solo se ha producido en tres ocasiones en los últimos 50 años.
Las concentraciones de los tres principales gases de efecto invernadero -dióxido de carbono, metano y óxido nitroso- alcanzaron los niveles más altos jamás observados en 2021, el último año para el que se dispone de valores consolidados, y los primeros datos indican que los niveles siguieron aumentando en 2022.
Los glaciares de referencia para los que se dispone de observaciones a largo plazo experimentaron una disminución de espesor medio de más de −1.3 metros entre octubre de 2021 y octubre de 2022. La pérdida de espesor acumulada desde 1970 es de casi 30 metros.
En los Alpes, el deshielo de los glaciares alcanzó máximos históricos debido a una combinación de poca nieve invernal, una intrusión de polvo del Sahara en marzo de 2022 y las olas de calor que se produjeron entre mayo y principios de septiembre.
Las mediciones en las zonas de alta montaña de Asia, el oeste de América del Norte, América del Sur y partes del Ártico también revelan pérdidas considerables de masa de los glaciares.
El hielo marino de la Antártida disminuyó hasta situarse en 1.92 millones de kilómetros cuadrados, el nivel más bajo del que se tiene constancia y casi un millón de kilómetros cuadrados por debajo de la media a largo plazo (1991-2020).
El calor oceánico alcanzó un nuevo máximo histórico en 2022. Alrededor de 90 % de la energía atrapada en el sistema climático por los gases de efecto invernadero acaba en los océanos, lo que atenúa en cierta medida el aumento de las temperaturas, pero entraña riesgos para los ecosistemas marinos.
El nivel medio del mar a escala mundial siguió aumentando en 2022 y alcanzó un nuevo máximo sin precedentes. La tasa de aumento de ese nivel se ha duplicado entre el primer decenio de registro satelital (1993-2002), 2.27 milímetros por año, y el último (2013-2022), que fue de 4.62 milímetros/año.
Durante el período 2005-2019, la pérdida total de hielo continental de los glaciares, Groenlandia y la Antártida fue la causa de 36 % del aumento del nivel medio del mar mundial, y el calentamiento de los océanos contribuyó en 55 %. Las variaciones en el almacenamiento terrestre de agua contribuyeron en menos de un 10 %.
Ente las consecuencias, la sequía causó estragos en África oriental, con lluvias por debajo de la media en cinco años consecutivos. Ese fenómeno incide en que, a comienzos de 2023, se estimaba que más de 20 millones de personas se enfrentaban a una grave inseguridad alimentaria en la región.
Las lluvias récord de julio y agosto provocaron vastas inundaciones en el Pakistán, que dejaron más de 1,700 víctimas mortales, afectaron a 33 millones de personas y ocasionaron casi ocho millones de desplazamientos.
Se calculó en 30 mil millones de dólares el valor total de los daños y las pérdidas económicas.
Olas de calor sin precedentes afectaron a Europa durante el verano. En algunas zonas, el calor extremo estuvo acompañado de unas condiciones excepcionalmente secas. El exceso de mortalidad asociada al calor en Europa superó las 15 mil muertes en total entre España, Alemania, el Reino Unido, Francia y Portugal.
China sufrió la ola de calor más extensa y duradera desde que se iniciaron los registros en el país. Fue asimismo el segundo verano más seco jamás registrado.
El estado del clima impacta la situación de inseguridad alimentaria en que se encuentran 2 mil 300 millones de habitantes del planeta, grave para 924 millones.
También fuerza desplazamientos: el año pasado 1.2 millones de personas se convirtieron en desplazados internos en Somalia a causa del hambre y los efectos de la sequía sobre el pastoreo y los cultivos. En Etiopía se registraron otros 512 mil desplazamientos internos asociados a la sequía.
Entre los 33 millones de personas afectadas por las inundaciones en Pakistán se encontraban alrededor de 800 mil refugiados afganos acogidos en los distritos afectados. Entre los ocho millones de desplazados por las inundaciones, 585 mil debieron alojarse en lugares de socorro.
En el ambiente, el cambio climático provoca que por ejemplo se amplíe la zona templada en la región de gran altitud que rodea la meseta tibetana, la mayor reserva de hielo y nieve al margen del Ártico y la Antártida.
También afecta a fenómenos recurrentes en la naturaleza, como el tiempo de floración de los árboles o la migración de las aves. Por ejemplo, la floración plena de los cerezos en Japón en 2021 ocurrió el 26 de marzo, la fecha más temprana registrada en más de 1,200 años.
Los tiempos de llegada en primavera de 117 especies de aves migratorias europeas observados a lo largo de cinco décadas revelan unos niveles crecientes de desajuste con respecto a otros fenómenos primaverales, como la foliación de las plantas y el vuelo de los insectos, que son fundamentales para la supervivencia de las aves.
La OMM publicó su informe en vísperas de conmemorarse el Día de la Tierra, 22 de abril, y Taalas insistió en la necesidad de desarrollar, ante los fenómenos meteorológicos extremos, el sistema de vigilancia “Iniciativa de Alertas Tempranas para Todos” de las Naciones Unidas.
En la actualidad, unos 100 países carecen de servicios meteorológicos adecuados.
Con información de agencia IPS y Europa Press
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