“Nunca se supuso que quemar madera fuera la piedra angular de la estrategia de ‘energía verde’ de la Unión Europea”, inicia el texto de Sarah Hurtes y Weiyi Cai en The New York Times. No se sabía, pero ahora sí: Europa está sacrificando bosques antiguos para satisfacer su demanda de energía.
Los gobiernos apuestan miles de millones en quemar madera para generar lo que llaman “energía verde”, dice la investigación del diario neoyorquino. ¿Es un contrasentido? En el mejor de los casos. Más bien es simulación, mentiras para los ciudadanos de la comunidad europea.
La madera es hoy la mayor fuente de energía renovable de Europa, muy por delante de la eólica y la solar. Y a medida que aumenta la demanda por la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, “se están talando árboles enteros para obtener energía y cada vez hay más pruebas de que la apuesta de Europa por la madera para hacer frente al cambio climático no ha valido la pena”.
“Los bosques en Finlandia y Estonia, por ejemplo, que alguna vez se consideraron activos clave para reducir el carbono del aire, ahora son la fuente de tanta tala que los científicos del Gobierno los consideran emisores de carbono. En Hungría, el Gobierno renunció a las reglas de conservación el mes pasado para permitir un aumento de la tala en bosques primarios. La agencia de investigación científica europea dijo el año pasado que la quema de madera liberaba más dióxido de carbono del que se habría emitido si esa energía proviniera de combustibles fósiles”, dice The New York Times.
El texto de Sarah Hurtes y Weiyi Cai dice que la industria se ha vuelto tan grande que los investigadores no pueden seguirle la pista. “La investigación oficial no pudo identificar la fuente de 120 millones de toneladas métricas de madera utilizadas en todo el continente el año pasado, una brecha mayor que el tamaño de toda la industria maderera de Finlandia. Los investigadores dicen que la mayor parte probablemente se quemó para calefacción y electricidad”.
El engaño con la “energía verde”
The New York Times cuenta que para tener la oportunidad de luchar contra el cambio climático, los países deben reducir la cantidad de dióxido de carbono que liberan al aire. Eso requerirá alejarse de los combustibles fósiles. “La Unión Europea ha exigido a los países que cumplan objetivos agresivos de energía renovable. La madera califica como energía renovable, en la lógica de que los árboles finalmente vuelven a crecer”.
Luego dice que en 2018, la última vez que se sometieron a votación los subsidios, casi 800 científicos firmaron una carta instando a los legisladores a dejar de tratar los árboles talados como una fuente de energía verde porque si bien los árboles se pueden replantar, un bosque en crecimiento puede tardar generaciones en reabsorber el dióxido de carbono de la madera quemada.
“El uso de madera extraída deliberadamente para la quema aumentará el carbono en la atmósfera y el calentamiento durante décadas o siglos”, escribieron los científicos en esa carta que cita The New York Times. Uno de los autores, Tim Searchinger, un erudito en ciencias ambientales de Princeton, dijo que los legisladores europeos estaban comprensiblemente ansiosos por encontrar energía verde, pero incorrectamente agruparon todas las fuentes renovables. “No estoy seguro de que la gente pensara mucho en la madera cuando aprobaron estas leyes”, dijo.
Incluso uno de los padrinos de la política, el exfuncionario ambiental de la Unión Europea Jorgen Henningsen, se fue a su lecho de muerte el año pasado lamentando impulsar tan agresivamente la energía de la madera. “Hoy”, dice el Times, “a medida que se intensifica el debate, los grupos defensores del medio ambiente están utilizando nuevas herramientas para argumentar que es hora de cambiar de rumbo”.
Apagones, recesión
Europa tiene problemas para contener una crisis de energía que pudiera llevar a apagones rotativos, cierres de fábricas y una profunda recesión. La causa principal: Rusia ha cortado los suministros de gas natural barato de los que el continente ha dependido durante años para alimentar fábricas, generar electricidad y calentar hogares. Eso ha forzado a gobiernos europeos a una búsqueda desesperada de nuevos proveedores y de formas para aminorar el impacto cuando el crecimiento económico se desacelera y suben las cuentas de electricidad de los hogares.
La crisis se profundizó cuando la exportadora estatal rusa Gazprom dijo que el principal gasoducto que transporta gas a Alemania seguirá cerrado debido a un derrame. Dice que no puede reparar el problema debido a las sanciones que prohíben muchas transacciones con Rusia. Los funcionarios europeos dicen que eso es chantaje de combustible, dirigido a presionar y dividir la Unión Europea en su respaldo a Ucrania contra la invasión rusa.
¿Cortó Rusia todo el gas? Prácticamente sí. El cierre del gasoducto Nord Stream 1 significa que los envíos de gas ruso han caído 89 por ciento respecto al año pasado. Rusia suministraba 40 por ciento del gas natural de Europa y aún más a Alemania, donde el bajo costo de la energía era un pilar de la economía.
Un poco de gas ruso sigue fluyendo a Europa a través de un gasoducto que pasa por Ucrania y Eslovaquia, y otro que cruza el Mar Negro a Turquía y a Bulgaria. Rusia comenzó a reducir los suministros el verano pasado, antes de que comenzase la guerra en Ucrania, y entonces se dispararon los precios del gas natural. Entonces, Gazprom cortó los suministros a varios países europeos después que estos respondieron a la guerra prohibiendo muchas transacciones con bancos, negocios y personas.
Las reducciones han provocado un alza considerable de los precios del gas natural, que han alcanzado récords en las últimas semanas. Dada la lenta restricción de suministros por Rusia, los expertos dicen que Europa necesita prepararse para recibir cero ruso este invierno.
¿Por qué es tan importante el gas ruso? Los altos precios del combustible amenazan ya con causar una recesión este invierno con una inflación récord y menos dinero para gastar en el consumo a medida en que suben los costos de alimentos, combustibles y electricidad. Un corte total de los suministros pudiera asestar un golpe aún más duro a una economía ya en problemas.
Además de la generación de electricidad y la calefacción, el gas se usa en una vasta gama de procesos industriales en los que la mayoría de la gente ni siquiera piensa: la forja de acero para automóviles, la producción de botellas de vidrio y la pasteurización de leche y quesos.
Con información de agencia AP y The New York Times
También te puede interesar: