Estados Unidos ha reforzado su presencia naval en el sur del mar Caribe con el envío de un nuevo buque y un submarino nuclear de ataque como parte de una operación destinada a combatir el tráfico de drogas que, según afirma, se origina desde territorio venezolano.
De acuerdo con información suministrada a la agencia Reuters por dos fuentes cercanas al operativo, están siendo movilizadas nuevas unidades militares, entre ellas el crucero de misiles guiados USS Lake Erie y el submarino de ataque rápido de propulsión nuclear USS Newport News.
Estos navíos se suman al despliegue anterior de los buques USS San Antonio, USS Iwo Jima y USS Fort Lauderdale, que transportan a bordo a 4.500 efectivos, incluidos marines estadounidenses, como parte de la nueva estrategia antidrogas promovida por el presidente Donald Trump.
La respuesta desde Caracas no se hizo esperar. El presidente Nicolás Maduro reafirmó que Venezuela no permitirá injerencias externas y declaró enfáticamente: “a Venezuela no la toca nadie”.
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En un mensaje transmitido por televisión, aseguró que su gobierno ha activado “todas las fuerzas y el poder nacional” para enfrentar lo que describió como “las amenazas ilegales, inmorales y criminales del imperio de Estados Unidos”.
Maduro aseguró además que el aparato defensivo del país ha sido sometido a una reestructuración total y se encuentra plenamente operativo: “está desplegado” las “24 horas” del día “con su capacidad de combate y lucha armada”.
Desde la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países en 2019, el vínculo bilateral se ha mantenido en un estado de alta fricción. Ahora, con el reciente anuncio de Washington de estar dispuesto a “usar todo su poder” para impedir el ingreso de drogas a su territorio, la posibilidad de una escalada en la región no parece descartada.
La administración Trump ha señalado que este despliegue militar forma parte de sus esfuerzos para bloquear el “flujo de drogas hacia su país”.
En paralelo, el Gobierno estadounidense duplicó la recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro, llevándola a 50 millones de dólares, al sostener que el líder venezolano ha incurrido en la “violación de leyes de Estados Unidos sobre narcóticos”.
En respuesta, el mandatario venezolano sostuvo que más del 90 por ciento de los ciudadanos rechazan “los anuncios y amenazas” de Estados Unidos y lanzó un mensaje cargado de patriotismo: “Esta tierra no la toca nadie, yo te lo juro, esta tierra no la toca nadie, esta tierra es sagrada, bendecida y es la tierra de los libertadores”.
Maduro también rechazó categóricamente las acusaciones sobre supuestos vínculos con el narcotráfico. “Venezuela es territorio limpio y libre del narcotráfico”, afirmó, apuntando que es en Estados Unidos donde se encuentra “la sociedad con mayor consumo de drogas de todo tipo en el mundo”. A su juicio, “todo eso que ellos han llamado la guerra contra las drogas ha sido, es y será un fracaso”.
El presidente también arremetió contra el secretario de Estado, Marco Rubio, a quien acusó de ser el principal instigador de las recientes maniobras. “Odia a Venezuela” y “encabeza todos estos planes que no tienen viabilidad”, dijo.
“Está todos los días maquinando, utilizando su poder para la guerra psicológica, para la guerra política y para posicionar un escenario porque, lamentablemente, este señor, con su locura y su extremismo, pudiera llevar al presidente Donald Trump al peor de los escenarios en América Latina y el Caribe”, advirtió.
Pese al clima de confrontación, Maduro insistió en que Venezuela mantiene la calma. Afirmó que el país cuenta con “el poder militar más poderoso desde la época de la independencia”, asegurando que seguirá “en paz”, aunque vigilante.
Con Información de Agencias