El fantasma de la muerte ronda a más de medio millón de niños libios que se encuentran en riesgo máximo debido a los combates que desde hace más de tres semanas se libran en la capital del país, los más sangrientos desde 2014, cuando comenzó la actual guerra civil, según advierte la agencia de la ONU para la Infancia (UNICEF).
Geert Cappelaere, director regional para Oriente Medio y el norte de África de UNICEF, señaló en un comunicado que muchos niños son “reclutados para la lucha”. También lamenta que miles de ellos —en torno a 25 mil— se han visto obligados a huir de sus hogares y a refugiarse en escuelas de zonas en combate y en barrios periféricos. Además, más de 2.6 millones de niños libios necesitan ayuda esencial inmediata en todo el país, agregó.
Según informó hoy el ministerio para Asuntos de los desplazados del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) sostenido por la ONU en Libia, más de 3 mil 850 familias libias se han visto obligadas a escapar y convertirse en desplazados internos.
Algunas de ellas han optado, incluso, por echarse al mar en los precarios botes que fletan las mafias libias dedicadas al tráfico de seres humanos en el Mediterráneo central, considerada la ruta migratoria más peligrosa del mundo.
Así lo confirmó un responsable del barco humanitario independiente ‘Aquarius’, que el domingo pasado rescató a cerca de medio centenar de ellos en una embarcación que navegaba a la deriva y comenzaba a hundirse cuando se encontraba en aguas internacionales.
Más de un centenar de personas han muerto y más de medio millar han resultado heridas, en su mayoría civiles, en los combates que desde el pasado 27 de agosto libran milicias contrarias y favorables al gobierno sostenido por la ONU en Trípoli.
Los enfrentamientos se recrudecieron a lo largo de este fin de semana pese al acuerdo de alto el fuego gestado por la ONU a comienzos de septiembre y en ellos también participan diversas milicias procedentes de las ciudades-estado vecinas de Misrata y Zintán.
Expertos internacionales y analistas locales coinciden en que el GNA es incapaz de controlar a las milicias que se reparten la capital y la costa norte del país, y que al contrario de lo que Europa proclama, Libia no es un puerto seguro.
Los combates, que enfrentan a milicias salafistas aliadas al GNA y a la alianza formada por la ‘Brigada Samoud’, liderada por el señor de la guerra misratí Salah Badi, y milicias de vecina ciudad de Tarhouna, afectan también a la base militar de Maitiga, único aeropuerto en funcionamiento de la capital.
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