No había sucedido ni siquiera en tiempos de guerra, pero la Plaza de San Pedro en el Vaticano está hoy, de hecho, “cerrada” debido a la emergencia del coronavirus, que amenaza trastocar la Semana Santa.
Lo mismo ocurre con la basílica. La prohibición de entrada es teóricamente solo para turistas, pero de hecho, la disposición ha sido interpretada de manera restrictiva por la policía que controlaba los accesos. Pocas personas han tenido acceso: algunas monjas para rezar, los empleados que trabajan allí y algunos fotógrafos y periodistas. Increíblemente, la basílica luce vacía y la Plaza de San Pedro nunca se habían visto como este miércoles.
Hoy, la audiencia general del Papa solo fue transmitida vía radial y televisión.
Peor que el Angelus “enjaulado” del domingo porque las enormes pantallas en la plaza permanecerán apagadas. Aquellos que quieran seguir la audiencia sólo podrán hacerlo desde su casa.
Por lo tanto, la colaboración del Vaticano con la crisis está en los niveles más altos y en línea con las decisiones de las autoridades italianas, dando paso incluso a gestiones de áreas extraterritoriales.
El Papa primero hizo un llamamiento a la “responsabilidad” y “colaboración” de todos para superar esta emergencia. Porque la “buena voluntad” es importante pero en este punto no es suficiente, según dijo. Esta mañana, en misa en Santa Marta, pidió a los sacerdotes que “tengan el coraje de salir e ir hacia los enfermos, llevando la fuerza de la Palabra de Dios y la Eucaristía y acompañando a los trabajadores de salud y voluntarios en este trabajo que están haciendo”. Todo esto, sin embargo, en cumplimiento de las normas contra el contagio, como especificó más tarde el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni.
Las nuevas normas “encierran” al pontífice aún más y ha cancelado, por el momento, incluso las visitas ad limina de los obispos. En este punto de medidas extremas, también podrían estar en riesgo los ritos de la Semana Santa.
De nuevo con respecto a las nuevas disposiciones en el Vaticano, la farmacia y el supermercado de Annona permanecen abiertos, pero con limitaciones de entradas. También a partir de hoy, como medida de precaución, la unidad móvil del Correo del Vaticano en la Plaza de San Pedro, las dos tiendas de la Editorial del Vaticano, el Servicio de Fotografía de L’Osservatore Romano -seguirá siendo accesible en línea- y el almacén de prendas de vestir se cerraron.
La cafetería para empleados está cerrada al público a partir de hoy 11 de marzo, cuando se activará un servicio de entrega de comidas a solicitud de las diversas entidades y entidades de la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano.
Audiencia del papa Francisco vía la TV, debido a la ya declarada pandemia del Covid-19.
El papa Francisco brindó hoy la primera audiencia general de la historia sin presencia de fieles, debido a la pandemia de coronavirus, Covid-19.
Junto con el papa estuvieron solamente los sacerdotes que leen la lectura y la catequesis en las diversas lenguas.
“En este momento quisiera dirigirme a todos los enfermos que están con el virus, que sufren enfermedad, y a los muchos que sufren por la incertidumbre sobre sus enfermedades”, dijo el pontífice agradeciendo al personal médico y las oraciones de los cristianos.
También dijo que alienta a “afrontar toda situación, incluso la más difícil, con fortaleza, responsabilidad y esperanza”, cuando saludó al final de la audiencia a los fieles de lengua italiana.
En la audiencia general de hoy el papa siguió la catequesis sobre las Bienaventuranzas, en particular sobre la “sed y hambre de justicia”. “No se trata de un deseo genérico, sino de una exigencia vital y cotidiana, como la nutrición”, explicó.
Finalmente, expresó su deseo de que este dolor, esta epidemia, “no haga olvidar a los pobres sirios que están sufriendo en la frontera entre Grecia y Turquía, un pueblo sufriente desde hace años. Deben escapar a la guerra, al hambre y a la enfermedad”.
Con información de agencia ANSA
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