Tanques israelíes tomaron el martes el control del vital cruce fronterizo de Rafah en Gaza, mientras Israel hacía caso omiso de las advertencias urgentes de sus aliados y avanzaba hacia la ciudad del sur, incluso cuando las negociaciones de alto el fuego con Hamás seguían al filo de la navaja.
La ONU advirtió sobre un posible colapso del flujo de ayuda a los palestinos por el cierre de Rafah y el otro cruce principal hacia Gaza, Kerem Shalom, en un momento en que los funcionarios dicen que la parte norte del enclave ya está experimentando una “hambruna en toda regla”.
La incursión israelí se produjo tras horas de tensiones en la guerra que libran Israel y Hamás, donde el grupo insurgente dijo en la víspera que aceptaba la propuesta de alto el fuego mediada por Egipto y Qatar. Israel, por su parte, insistió en que ese acuerdo no satisfacía sus principales demandas.
La iniciativa diplomática de alto nivel y las maniobras militares dieron un atisbo de esperanza, aunque pequeño, para cerrar un pacto que pudiese al menos pausar los siete meses de guerra que ha dejado más de 34.700 palestinos muertos, de acuerdo con autoridades locales de salud, y devastado Gaza.
La incursión nocturna no parecía ser la ofensiva total sobre Rafah que había preparado Israel, pero por el momento se desconoce si se ampliará. El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu la calificó de “un paso importante” hacia el desmantelamiento de las capacidades militares y administrativas del Hamás, y el ministro de Defensa Yoav Gallant dijo que Israel está dispuesto a “profundizar” el operativo en Rafah si las negociaciones fracasan.
Aun así, la inminente operación amenaza con ampliar una brecha entre Israel y su principal aliado, Estados Unidos, que dice estar preocupado por el destino de alrededor de 1.3 millones de palestinos hacinados en la ciudad.
El presidente estadounidense Joe Biden advirtió nuevamente el lunes al primer ministro Netanyahu, en contra de lanzar una ofensiva en Rafah después de que Israel ordenó a 100 mil palestinos que se fueran de partes de esa ciudad.
Los vítores de alegría entre los palestinos de Rafah durante la noche por la aceptación del alto el fuego por parte de Hamás se convirtieron en miedo el martes. Las familias huyeron en un flujo constante de los barrios orientales de Rafah a pie o en vehículos y carros tirados por burros cargados con colchones y suministros. Los niños observaron cómo los padres desmontaban las tiendas de campaña en los extensos campamentos que han llenado Rafah durante meses para trasladarse a su próximo destino, que para muchos es incierto.
“A Netanyahu solamente le importa llegar a la cima. No le importan los niños. No creo que esté de acuerdo” con un trato, dijo Najwa al-Saksuk mientras su familia hacía las maletas. Los ataques israelíes resonaron y levantaron columnas de humo negro.
Israel dice que en Rafah están los batallones que le quedan a Hamás, y que es necesario tomar la ciudad para derrotar a ese grupo. Los grupos de ayuda humanitaria sostienen que un ataque sería catastrófico para los casi 1,4 millones de palestinos que se refugian allí de la campaña israelí en el resto del territorio.
La 401ra Brigada de Israel entró al cruce de Rafah en la madrugada del martes, dijo el ejército, y tomó el “control operativo” del crucial paso. Las imágenes distribuidas por el ejército mostraban a un tanque entrando al paso. Los detalles del video coincidían con las características conocidas del lugar.
El cruce de Rafah con Egipto y el de Kerem Shalom con Israel son puntos de entrada críticos para alimentos, medicinas y otros suministros que mantienen con vida a la población de Gaza de 2,3 millones. Llevan cerrados al menos dos días, aunque el cruce más pequeño de Erez, entre Israel y el norte de Gaza, sigue operando.
Las autoridades israelíes negaron el martes a la oficina de asuntos humanitarios de la ONU el acceso al cruce de Rafah, dijo su portavoz Jens Laerke, advirtiendo que la interrupción podría interrumpir la frágil operación de ayuda. Todo el combustible para los camiones de ayuda y los generadores llega a través de Rafah, y Laerke dijo que tienen “una reserva muy, muy corta de aproximadamente un día de combustible”.
“Si no llega combustible durante un período prolongado, sería una forma muy eficaz de llevar a la tumba la operación humanitaria”, afirmó.
Israel también llevó a cabo una serie de ataques y bombardeos sobre Rafah durante la noche en los que murieron al menos 23 palestinos.
El ejército de Israel dijo que capturó el paso tras recibir información de inteligencia de que estaba “siendo utilizado con fines terroristas”, pero no ofreció pruebas que respaldaran de inmediato esa afirmación, aunque sostuvo que la zona próxima al cruce había sido utilizada para lanzar un ataque con mortero que mató a cuatro de sus soldados e hirió a otros cerca del paso de Kerem Shalom el domingo.
Según el ejército, las tropas terrestres y los ataques aéreos alcanzaron supuestas posiciones de Hamás en Rafah.
Wael Abu Omar, vocero de la autoridad palestina responsable de los cruces, reconoció que las fuerzas israelíes habían tomado el paso y cerraron las instalaciones por el momento. Los ataques aéreos alcanzaban las inmediaciones del cruce desde el lunes, agregó.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto condenó la toma del cruce y la calificó de “una escalada peligrosa”.
Egipto había advertido previamente que la toma de Rafah —que se supone que forma parte de una zona fronteriza desmilitarizada— o cualquier ataque que provoque una huida de palestinos a través de la frontera podría poner en peligro el acuerdo de paz de 1979 con Israel, que ha sido uno de los pilares de la seguridad regional.
La operación en Rafah ha agravado también las diferencias entre Netanyahu y Biden acerca del desarrollo de la guerra. Netanyahu afirma que la ofensiva sobre la ciudad —que según Israel es el último gran bastión de Hamás en el territorio— es clave para su objetivo de destruir al grupo tras su ataque transfronterizo del 7 de octubre.
En esa incursión sin precedentes de Hamás, los insurgentes mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y tomaron a 250 como rehenes. Los críticos israelíes dicen que Netanyahu está preocupado por la supervivencia de su gobierno, ya que los socios más conservadores de su coalición podrían echarse atrás si firma un acuerdo que evite el ataque a Rafah.
Un funcionario egipcio y un diplomático occidental señalaron que el borrador aceptado por Hamás contenía pequeños cambios en la redacción con respecto a la versión sugerida previamente por Estados Unidos, que Israel había aprobado. Las modificaciones se hicieron en consulta con el director de la CIA, William Burns, quien dio su visto bueno al borrador antes de enviarlo al grupo insurgente, dijeron las fuentes, que pidieron no ser identificadas para hablar de discusiones internas.
La Casa Blanca dijo que Burns estaba discutiendo la respuesta de Hamás con los israelíes y con otros líderes regionales.
Según una copia difundida por Hamás tras aceptar la propuesta, el documento contempla la liberación escalonada de los rehenes junto con la retirada gradual de las tropas israelíes de todo el enclave, y el proceso terminaría con una “calma sostenible”, que se define como un “cese permanente de las operaciones militares y hostiles”.
En la primera fase del alto el fuego, que duraría 42 días, Hamás liberaría a 33 rehenes —entre los que habría mujeres, menores, ancianos y enfermos— a cambio de la puesta en libertad de cientos de palestinos presos en cárceles israelíes, y el ejército se retiraría parcialmente de algunas partes de la Franja. A continuación, las partes negociarían los términos de la siguiente fase, que incluiría la liberación de los demás civiles y soldados capturados por los insurgentes, y la retirada de las fuerzas israelíes del resto de Gaza.
Hamás ha exigido el final de la guerra y la retirada total de Israel a cambio de la liberación de todos los rehenes. En público, los líderes israelíes han rechazado repetidamente esas condiciones y se han comprometido a continuar con su campaña hasta la destrucción del grupo.
Con información de agencia AP
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