Dos escuelas privadas en una aldea del convulso estado de Rakáin fueron arrasadas por un devastador ataque aéreo atribuido a la junta militar de Myanmar cobrando la vida de al menos 18 personas, la mayoría adolescentes, y dejando más de 20 heridos.
La ofensiva ocurrió en la aldea de Thayet Thapin, ubicada en el municipio de Kyauktaw, una zona bajo el control del Ejército de Arakan, grupo rebelde étnico que lucha contra la autoridad militar.
El ataque, que aún no ha sido reconocido oficialmente por el régimen militar, fue denunciado tanto por el Ejército de Arakan como por medios locales que documentaron la tragedia. Según la información preliminar, un avión de combate lanzó dos bombas directamente sobre las escuelas secundarias privadas Pyinnyar Pan Khinn y A Myin Thit.
Khaing Thukha, portavoz del Ejército de Arakan, declaró a la agencia Associated Press que «la mayoría de las víctimas eran estudiantes de entre 17 y 18 años de escuelas privadas», dejando en evidencia que los blancos del ataque eran civiles jóvenes sin vínculos directos con las hostilidades.
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La comunicación con la región sigue siendo extremadamente limitada, debido a la suspensión casi total del acceso a internet y redes móviles, lo que ha dificultado la verificación independiente de los detalles del ataque. Aun así, imágenes difundidas por medios digitales locales muestran escombros, estructuras escolares destrozadas y cuerpos envueltos en mantas improvisadas.
Wai Hun Aung, responsable de operaciones de ayuda humanitaria en Rakáin, señaló a la AP que entre 30 y 40 estudiantes habrían muerto en el bombardeo, citando testimonios de trabajadores de rescate presentes en el lugar. “También nos informaron que seis viviendas cercanas fueron destruidas y al menos 21 personas resultaron heridas, entre ellas seis en estado crítico”, agregó.
Por su parte, algunos medios regionales elevaron la cifra de fallecidos a 22 estudiantes y publicaron fotografías que muestran aulas completamente colapsadas por el impacto de las explosiones.
Myanmar se encuentra sumido en el caos desde el golpe de Estado militar del 1 de febrero de 2021, que derrocó al gobierno democráticamente electo liderado por Aung San Suu Kyi. Desde entonces, el país ha sido escenario de una cruenta guerra civil con miles de muertos y millones de desplazados.
La represión del régimen contra los movimientos prodemocráticos ha provocado una oleada de resistencia armada por parte de milicias como las Fuerzas de Defensa del Pueblo (PDF), que no cuentan con capacidad antiaérea efectiva, dejando a sus comunidades vulnerables ante ataques aéreos como el ocurrido en Thayet Thapin.
El Ejército de Arakan, considerado una de las fuerzas étnicas insurgentes más organizadas y mejor armadas del país, ha intensificado su ofensiva en Rakáin desde noviembre de 2023.
Actualmente, ha logrado tomar el control de 14 de los 17 municipios del estado y capturar un cuartel militar regional estratégico, lo que ha convertido a la región en un nuevo epicentro del conflicto armado.
La tragedia de esta semana remueve además las dolorosas memorias de 2017, cuando una brutal campaña de contrainsurgencia del ejército en Rakáin forzó a más de 740,000 musulmanes rohingya a huir a Bangladesh, en uno de los mayores desplazamientos forzados del siglo.
Con Información de Agencias
