En Argentina, Facundo Bosoms, un joven de 21 años, acostumbraba cometer robos hasta que su última víctima resultó ser un policía armado.
En un intento de atraco, el agente se defendió a tiros, desencadenando un enfrentamiento en las calles de la comunidad de Florencio Varela.
El compinche de Facundo, al ver que estaba herido, corrió a avisar a la madre de su compañero, Antonia Acevedo, para que fuera en su ayuda.
La mujer, al enterarse de la situación de su vástago, solicitó una ambulancia y lo llevó al Hospital Mi Pueblo para que lo atendieran de sus graves heridas.
Sin embargo, Antonia denunció negligencia médica en el hospital, ya que los médicos decidieron esperar 24 horas para monitorear a Facundo, quien tenía una bala alojada en la cabeza.
No obstante, todo empeoró cuando no había cupo en ningún hospital para trasladarlo y, horas después, se informó que había fallecido tras sufrir un paro cardiorrespiratorio repentino.
La mujer expresó su indignación, alegando que Facundo fue dejado morir sin recibir la atención médica adecuada.
Asimismo, Antonia criticó la falta de conexión a suero y otros cuidados básicos en dicho nosocomio.
«Lo dejaron morir como un perro”, dijo a un canal de noticias local.
También aseguró que su hijo no recibió la atención adecuada, pues no había señales de que hubiera recibido medicamento intravenoso.
«Hacía más de tres horas que ya estaba muerto. Yo sé lo que significa de una hora a otra que un cuerpo esté muerto. El hospital lo dejó morir, lo tenían en una silla sin atención médica, es el hospital de la muerte», declaró Antonia, quien aseguró que tiene conocimiento de enfermería.
Según su afligida madre, Facundo -quien acababa de salir de la cárcel-, trabajaba todas las noches y no había continuado sus estudios.
‘Lo dejaron morir como a un perro’; madre de asaltante abatido clama justicia
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