Casi 200 años después de la muerte de Ludwig van Beethoven, los investigadores han extraído ADN de mechones de su cabello en busca de pistas sobre los problemas de salud y la pérdida de audición que lo aquejaban.
No pudieron resolver el caso de la sordera o las graves dolencias estomacales del compositor alemán, pero encontraron un riesgo genético de enfermedad hepática, además de una infección de hepatitis B que le dañó el hígado en los últimos meses de su vida.
Estos factores, junto con su consumo crónico de alcohol, probablemente fueron suficientes para causarle una insuficiencia hepática que se cree que lo mató, según un estudio publicado el miércoles en la revista Current Biology.
Mañana domingo se cumplen 196 años de la muerte de Beethoven en Viena, Austria, a la edad de 56 años. El propio compositor escribió que quería que los médicos estudiaran sus problemas de salud tras su muerte el 26 de marzo de 1827.
“En el caso de Beethoven en particular, se da la circunstancia de que las enfermedades a veces limitaban mucho su labor creativa”, comentó el autor del estudio, Axel Schmidt, genetista del Hospital Universitario de Bonn, en Alemania. “Y para los médicos, siempre ha sido un misterio qué hubo realmente detrás de eso”.
Desde la muerte del músico, los científicos han tratado durante mucho tiempo de reconstruir la historia médica de Beethoven y han ofrecido una variedad de posibles explicaciones para sus múltiples enfermedades.
Ahora, con los avances en la tecnología del ADN antiguo, los investigadores han podido extraer pistas genéticas de mechones de cabello de Beethoven que fueron cortados y conservados como recuerdos. Según el estudio, se centraron en cinco mechones que son “casi con toda seguridad auténticos” y que proceden del mismo hombre europeo.
También examinaron otros tres rizos antiguos, pero no pudieron confirmar que correspondieran realmente a Beethoven. Las pruebas anteriores en uno de esos rizos indicaron que Beethoven habría sufrido envenenamiento por plomo, pero los investigadores concluyeron luego que la muestra era en realidad de una mujer.
Tras limpiar el cabello de Beethoven uno a uno, los científicos disolvieron los trozos en una solución y extrajeron fragmentos de ADN, explicó el autor del estudio, Tristan James Alexander Begg, antropólogo biológico de la Universidad de Cambridge.
“Nuestro principal objetivo era arrojar luz sobre los problemas de salud de Beethoven, entre los que se incluye la pérdida progresiva de audición, que comenzó a mediados o finales de sus 20 años y que le llevó a la sordera funcional en 1818”, afirma en un comunicado Johannes Krause, coautor del estudio y profesor del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, Alemania.
Las cinco muestras de pelo ayudaron a los científicos a descubrir datos sobre sus antecedentes familiares, sus problemas crónicos de salud y lo que pudo contribuir a su muerte a los 56 años.
Además de la pérdida de audición, el afamado compositor de música clásica padeció dolencias gastrointestinales recurrentes a lo largo de su vida, así como una grave enfermedad hepática.
Beethoven escribió una carta a sus hermanos en 1802 pidiendo que su médico, Johann Adam Schmidt, determinara y compartiera la naturaleza de su “enfermedad” tras su muerte. La carta se conoce como el Testamento de Heiligenstadt.
Pero Beethoven murió 18 años después de su médico favorito y, tras la muerte del compositor, se descubrió el testamento en un compartimento oculto de su escritorio. En la carta, Beethoven admitía lo desesperado que se sentía como compositor de música que luchaba contra la pérdida de audición, pero su trabajo le impidió quitarse la vida. El músico dijo que no quería marcharse “antes de haber producido todas las obras que sentía el impulso de componer”.
Desde su muerte, se han planteado interrogantes sobre el origen de la enfermedad y la verdadera causa de la muerte de Beethoven. En los últimos siete años de su vida, el compositor sufrió al menos dos ataques de ictericia, asociada a enfermedades hepáticas, lo que llevó a la creencia general de que murió de cirrosis.
Desde entonces, los biógrafos médicos han examinado las cartas y diarios de Beethoven, así como su autopsia, las notas de sus médicos e incluso las notas tomadas en dos ocasiones en que su cuerpo fue exhumado, en 1863 y 1888, con la esperanza de reconstruir su complicado historial médico.
Pero los investigadores del nuevo estudio dieron un paso más hace unos ocho años, cuando se propusieron hacer un análisis genético del cabello de Beethoven. Las muestras que utilizaron incluían cabellos cortados de su cabeza en los siete años anteriores a su muerte.
El equipo analizó un total de ocho muestras de pelo procedentes de colecciones públicas y privadas del Reino Unido, Europa y Estados Unidos. Durante su trabajo de autentificación, descubrieron que dos no procedían en absoluto de Beethoven, mientras que otro estaba demasiado dañado para analizarlo.
Los trabajos anteriores que sugerían que Beethoven se había envenenado con plomo se basaban en una muestra de pelo que no era suya, sino de una mujer.
Pero cinco de las muestras procedían del mismo varón europeo y coincidían con su ascendencia alemana. En abril de 1826, Beethoven entregó en mano uno de los mechones al pianista Anton Halm, diciendo: “Das sind meine Haare!” (“¡Ese es mi pelo!”).
El análisis genético descubrió pistas ocultas en el ADN del compositor que podrían añadir contexto a sus problemas de salud.
“No pudimos encontrar una causa definitiva para la sordera o los problemas gastrointestinales de Beethoven”, dijo Krause.
“Sin embargo, descubrimos una serie de factores de riesgo genéticos significativos para la enfermedad hepática”, añadió. “También encontramos pruebas de una infección por el virus de la hepatitis B como muy tarde en los meses anteriores a la enfermedad final del compositor. Eso probablemente contribuyó a su muerte”.
Los datos genéticos de Beethoven también ayudaron a los investigadores a descartar otras posibles causas de sus dolencias, como la celiaquía, una enfermedad autoinmune, la intolerancia a la lactosa o el síndrome del intestino irritable.
Las cartas escritas por Beethoven, así como las de sus amigos, demuestran que el compositor consumía alcohol con regularidad. Aunque es difícil saber cuánto bebía, un amigo cercano escribió que Beethoven tomaba al menos un litro de vino con el almuerzo cada día.
El consumo de alcohol, combinado con factores genéticos de riesgo de enfermedad hepática y su infección por hepatitis B, podría haber creado la tormenta perfecta para la salud de Beethoven cerca del final de su vida.
“Si su consumo de alcohol fue lo suficientemente elevado durante un periodo de tiempo suficientemente largo, la interacción con sus factores de riesgo genéticos presenta una posible explicación de su cirrosis”, afirma el autor principal del estudio, Tristan Begg, estudiante de doctorado de la Universidad de Cambridge.
Sin embargo, los investigadores advirtieron que el momento en que se produjeron todos estos acontecimientos era fundamental para comprender qué contribuyó a la muerte de Beethoven. Según los autores, futuras investigaciones podrían revelar más datos, incluido el motivo de su pérdida de audición.
“Esperamos que al poner el genoma de Beethoven a disposición de los investigadores, y quizás añadiendo más mechones autentificados a la serie cronológica inicial, algún día se pueda responder a las preguntas restantes sobre su salud y genealogía”, dijo Begg.
Una vez que el equipo de investigación estableció el perfil genético de Beethoven, lo comparó con el ADN de sus parientes vivos en Bélgica. Pero en un giro, no fueron capaces de determinar una coincidencia completa.
Aunque algunos de los parientes compartían un antepasado paterno a través de la familia de Beethoven a finales del siglo XVI y principios del XVII, no había ninguna coincidencia del cromosoma Y en las muestras de pelo de Beethoven.
Esto sugiere que, en algún momento de la historia de la familia, hubo una relación extramarital por parte del padre de Beethoven de la que nació un hijo.
“Mediante la combinación de datos de ADN y documentos de archivo, pudimos observar una discrepancia entre la genealogía legal y la biológica de Ludwig van Beethoven”, afirma Maarten Larmuseau, coautor del estudio y genealogista genético de la KU Leuven, Bélgica.
Los investigadores creen que el romance ocurrió en algún momento entre la concepción en 1572 de Hendrik van Beethoven, un antepasado en la línea paterna de Beethoven siete generaciones alejado del compositor, y la concepción de Beethoven en 1770.
Con información de agencia AP
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