Un módulo lunar privado entró en órbita baja alrededor de la Luna el miércoles, en la víspera de intentar una hazaña aún mayor: descender sobre la superficie gris y polvorienta.
Un alunizaje suave significaría el retorno de Estados Unidos a la Luna por primera vez desde que los astronautas de la NASA pusieron fin al programa Apolo en 1972. De tener éxito, sería el primer artefacto privado en descender sobre el satélite.
Lanzado la semana pasada, el módulo de Intuitive Machines encendió su motor frente a la cara oscura de la Luna, sin contacto con la Tierra. Los controladores de vuelo en la sede de la empresa en Houston tuvieron que esperar a que apareciera la nave para enterarse si el módulo estaba en órbita o se alejaba sin rumbo.
Intuitive Machines confirmó que su módulo, llamado Odysseus (Odiseo), giraba en torno de la Luna con experimentos de la NASA y otros clientes. El módulo es parte de un proyecto de NASA para poner en marcha la economía lunar; la agencia espacial paga 118 millones de dólares para colocar sus experimentos en la Luna en esta misión.
El jueves, los controladores bajarán la órbita de 92 kilómetros (60 millas) a 10 kilómetros (6 millas), en una maniobra crucial que se realizará en la cara opuesta del satélite. Luego apuntarán al descenso cerca del polo sur. Es un lugar peligroso para un alunizaje, llenó de cráteres y precipicios, pero considerado terreno de alto valor para los astronautas, porque se cree que esos cráteres en sombra permanente contienen agua congelada.
La Luna está regada de escombros de descensos fallidos. Algunas misiones ni siquiera llegaron tan lejos. Otra empresa estadounidense —Astrobotic Technology— intentó enviar un módulo el mes pasado, pero ni siquiera llegó a la Luna debido a una pérdida de combustible. Este módulo regresó en caída libre a través de la atmósfera y se incendió sobre el Pacífico.
El módulo lunar fabricado por la firma Intuitive Machines es parte de los planes de ejecutar el primer alunizaje de Estados Unidos en más de 50 años, en la primera operación de este tipo realizada por una nave espacial privada.
El módulo de aterrizaje Nova-C con seis patas, apodado Odysseus, entró en una órbita circular a 92 kilómetros sobre la superficie lunar después de encender su principal propulsor durante casi siete minutos en una maniobra de inserción, dijo la compañía en un comunicado.
Suponiendo que todo vaya según lo planeado, se espera que la nave espacial robot baje gradualmente de la órbita durante las próximas 24 horas y aterrice en el cráter Malapert A, cerca del polo sur de la Luna, a las 22:49 GMT del jueves, llevando un conjunto de instrumentos científicos de la NASA y sistemas de tecnología.
Odysseus fue lanzado hace seis días, el 15 de febrero, sobre un cohete Falcon 9 construido y operado por la compañía SpaceX de Elon Musk, desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Cabo Cañaveral, en Florida.
Si el aterrizaje tiene éxito, la misión IM-1 representaría el primer descenso controlado a la superficie lunar por parte de una nave espacial estadunidense desde el Apolo 17, cuando la última misión tripulada de la NASA llevó a Gene Cernan y Harrison Schmitt alunizar en 1972.
El operativo también marcaría el primer «alunizaje suave» en la Luna realizado por un vehículo fabricado y operado comercialmente y el primero bajo el programa Artemis de la NASA, mientras Estados Unidos se apresura para devolver a los astronautas al satélite natural de la Tierra antes de que China lo consiga con su propia nave espacial tripulada.
La misión IM-1 se produce aproximadamente un mes después de que el módulo de aterrizaje lunar de otra empresa, Astrobotic Technology, sufrió una fuga en el sistema de propulsión en su camino a la Luna poco después de ser puesto en órbita el 8 de enero por un cohete Vulcan de United Launch Alliance (ULA).
El mal funcionamiento del módulo de aterrizaje Peregrine de Astrobotic, que también transportaba cargas importantes de la NASA, representó la tercera vez que una empresa privada fallaba en un alunizaje, luego de los desafortunados esfuerzos de compañías de Israel y Japón.
Estos contratiempos ilustran los riesgos que enfrenta la NASA al depender más que en el pasado del sector comercial para lograr sus objetivos de vuelos espaciales.
Aunque se considera una misión de Intuitive Machines, el vuelo IM-1 lleva seis cargas de instrumentos de la NASA diseñados para recopilar datos sobre el entorno lunar antes de la primera misión Artemis tripulada a la Luna, prevista para finales de esta década.
Con información de agencias AP y Reuters
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