Un operativo antidrogas donde se decomisó mas de media tonelada de metanfetamina en Colorado, fue la culminación de una larga investigación de dos años realizada por las autoridades federales en Estados Unidos.
Tras el exitoso despliegue policial encabezado por la Drug Enforcement Administration (DEA) se presentaron cargos contra 15 presuntos integrantes de una red de narcotráfico con raíces en México y operaciones en el estado de Colorado.
La investigación, que involucró a varias agencias federales y locales, permitió desmantelar una estructura que, de acuerdo con los reportes oficiales, llevaba tiempo canalizando grandes cantidades de droga hacia el mercado estadounidense.
De los 15 acusados, once ya fueron detenidos en distintos puntos del estado, mientras que cuatro continúan prófugos. Entre ellos se encontraría el presunto líder de la organización criminal, quien, según las autoridades, probablemente se encuentra en territorio mexicano. Así lo confirmó la fiscalía federal de Colorado en un comunicado difundido horas después de la conferencia de prensa.
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Durante el anuncio, Dave Olesky, agente especial a cargo de la DEA en la región, explicó que la investigación permitió identificar conexiones directas “con elementos en México que involucran a los cárteles de Sinaloa y Jalisco”. Manteniendo una postura cauta, Olesky evitó responder preguntas adicionales, y un vocero de la agencia cerró la posibilidad de ofrecer más información sobre esos vínculos.
Ambos grupos criminales, de acuerdo con recientes designaciones del gobierno estadounidense, forman parte de las ocho organizaciones latinoamericanas catalogadas como entidades terroristas extranjeras.
La gravedad del caso se reafirma en la declaración jurada presentada por los fiscales, donde se detalla que los 505 kilogramos de metanfetamina asegurados equivalen a millones de dosis destinadas al consumo ilícito.
La mayor parte del cargamento se localizó oculta en compartimentos improvisados dentro de cajas de chayote importadas desde México y almacenadas en una propiedad de Lakewood, un suburbio de Denver.
Otro hallazgo relevante ocurrió en diciembre, cuando cerca de 45 kilogramos fueron encontrados en un autobús Greyhound que transitaba por Vail, luego de que agentes obtuvieran autorización judicial para rastrear un teléfono asociado a un presunto traficante. Según el fiscal federal Peter McNeilly, el destino final de la droga era el área metropolitana de Denver.
“Esta es una cadena de suministro que había que romper”, sostuvo Marv Massey, agente especial interino del FBI, al destacar el impacto de la operación en los flujos de narcotráfico que atraviesan la región.
Con Información de Agencias
