“México repentinamente se encuentra con una ventaja sobre los centros de manufactura rivales” en medio del Tsunami arancelario impuesto por Donald Trump a gran parte del mundo, señala The Wall Street Journal.
“México se libró de los altos aranceles que se impondrían el miércoles a China y Vietnam, dos países que, al igual que su vecino del sur, son grandes exportadores globales con mano de obra barata”, añade el reporte al dar cuenta que todo esto configura al país como un gran atractivo.
El texto de Anthony Harrup y Santiago Pérez da cuenta de cómo México pasó de ser un “país golpeado” al enfrentar algunos aranceles, incluyendo un nuevo impuesto del 25 por ciento sobre el contenido no estadounidense en automóviles, a tener la mayor parte de su comercio con Estados Unidos libre de aranceles gracias el T-MEC.
“Los nuevos aranceles están destinados a hacer a México más competitivo”, dijo en ese sentido al WSJ Jorge González Henrichsen, codirector ejecutivo de Nearshore Company, que opera más de una docena de plantas a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.
The Wall Street Journal sostiene que el nuevo régimen arancelario de Trump mantiene la posición de México como un destino principal para las empresas que buscan trasladar la producción y los suministros más cerca de Estados Unidos, el llamado nearshoring.
Greg Husisian, socio del bufete de abogados Foley & Lardner, señaló a este medio cómo la aplicación de barreras comerciales más generalizadas por parte de Estados Unidos podría impulsar aún más la relocalización de productos a México que durante el primer mandato de Trump, cuando una guerra comercial más limitada con China resultó en una reubicación más limitada de la manufactura.
El WSJ recuerda que México se convirtió en el principal proveedor extranjero de bienes a Estados Unidos gracias al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, el acuerdo comercial firmado por Trump en 2018. “Las ventajas de México incluyen costos laborales relativamente bajos, una fuerza laboral calificada con afinidad cultural con Estados Unidos, proximidad a Estados Unidos y una situación prácticamente libre de aranceles”, ahonda.
México está sujeto al arancel global del 25 por sobre el acero y el aluminio, y al impuesto del 25 por ciento sobre los automóviles, excluyendo el contenido fabricado en Estados Unidos, reseña el diario estadounidense. También, refiere, existen aranceles del 25 por ciento sobre bienes que no forman parte del T-MEC, impuestos con el argumento de que México no estaba haciendo lo suficiente para detener el flujo de drogas y migrantes a Estados Unidos.
“Este arancel podría reemplazarse con un arancel del 12 por ciento para las exportaciones que no cumplen con las normas una vez que la administración Trump esté satisfecha de que se están haciendo suficientes para contener dichos flujos”, sostiene el Journal.
El economista de Goldman Sachs, Alberto Ramos, estima que la tasa arancelaria general de México será de alrededor del 8 por ciento. “¿Es bueno? No. Es malo. ¿Es el fin del mundo para México? Ciertamente no”, dijo.
Lo cierto es que algunos fabricantes ya están reaccionando al nuevo entorno arancelario. Stellantis detuvo la producción en algunas plantas de ensamblaje canadienses y mexicanas. El fabricante de baterías EnerSys anunció que cerraría una planta en el centro industrial norteño de Monterrey, México, y trasladaría la producción a Richmond, Kentucky.
Tanto México como Canadá también pueden cooperar estrechamente con Estados Unidos en materia de aranceles y control de la inversión china, afirmó Antonio Ortiz-Mena, director ejecutivo de AOM Advisors, consultora de comercio e inversión a The Wall Street Journal. «Se trata de una interacción más profunda y sólida con respecto a los asuntos de China que la que otros países pueden o desean asumir», afirmó.
Los economistas consultados por este medio afirmaron que la mayoría de los exportadores en México tendrán la capacidad de adaptarse y cumplir con los requisitos del T-MEC, lo que podría impulsar la actividad manufacturera regional. Dicho cumplimiento es ahora una de las principales preocupaciones de las empresas que operan en México.
“Simplemente estamos haciendo más de lo que ya hacíamos”, afirmó Alberto Villarreal, director general de la consultora Nepanoa, con sede en Chicago, que ofrece servicios a empresas en México o que se mudan a este país, como el análisis de las cadenas de suministro para garantizar que los clientes cumplan con el T-MEC.