El presidente de Tayikistán, Emomali Rahmon, estrenó este miércoles el avión presidencial, que su Gobierno compró a México hace dos meses, para realizar un viaje a China, donde el mandatario tiene previsto reunirse con el presidente Xi Jinping.
Rahmon, que lidera el país desde 1994, ha viajado desde Dusambé, la capital de su país, en un avión recién pintado con el nombre, la bandera y el escudo de siete estrellas y una corona propia de la República de Tayikistán, que casualmente tiene los mismos colores de la bandera de México, solo que dispuestos en horizontal.
Fue hace dos meses cuando el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció, por fin, que habían encontrado un comprador para el avión presidencial que su administración puso a la venta nada más entrar en el poder, hace cuatro años.
Las discrepancias en el precio de venta y la escasez de demanda para un avión de estas características han hecho la tarea mucho más compleja de lo que se preveía. Finalmente, tras negociar un precio de venta muy inferior al de compra (92 millones de dólares frente a los 218 que costó), el Gobierno de Tayikistán se animó a adquirir el aparato que ahora ya vuela por los cielos de Asia central.
Este país ha emitido un comunicado sobre su viaje: “El presidente Emomali Rahmon recibió una calurosa bienvenida por representantes de alto rango del gobierno en el país vecino de China, en el Aeropuerto Internacional de Pekín, que contó con ornamentación festiva para recibir al invitado”. En efecto, el presidente ha bajado del avión en medio de la pompa diplomática, una alfombra roja, una hilera de soldados chinos y los altos mandos, que han acudido a darle a la mano. La República de Tayikistán, al norte de Afganistán, se convirtió en un país independiente con la caída de la Unión Soviética en 1991.
El avión llegó este lunes a Tayikistán desde la base en San Bernardino, California, en la que había estado hasta el momento. Allí se realizó la puesta a punto, que incluyó un cambio de pintura y la remodelación y acondicionamiento del interior de la aeronave, que cuenta con una cama grande, despacho, baño propio y hasta máquina de correr.
El avión fue adquirido por Felipe Calderón (2006-2012) el último año de su mandato, así que él casi no pudo disfrutarlo. El que sí lo hizo fue su sucesor, Enrique Peña Nieto (2012-2018), que realizó numerosos viajes a bordo del José María Morelos y Pavón, nombre que recibió en México.
López Obrador propuso la venta del avión durante su campaña electoral, porque pensaba que aquel era un gasto excesivo para el país. Tras la venta, el presidente anunció que los fondos se utilizarán para construir dos hospitales en dos de las zonas más pobres de México: Tlapa, en Guerrero, y Tuxtepec, en Oaxaca.
Con información del diario El País
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