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Protestan en Fukushima por liberar aguas radioactivas al mar

Cientos de activistas y pobladores de la prefectura de Fukushima se manifestaron en las inmediaciones de la planta nuclear de la ciudad después de que el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, informó que se comenzará a verter en el mar más de un millón de toneladas de agua contaminada por el accidente de la planta ocurrido tras el tsunami que devastó el país nipón en 2011.

“Viola los derechos humanos de las comunidades en Japón y la región del Pacífico y no cumple con el derecho marítimo internacional. Lo que es más importante, ignora las preocupaciones de su pueblo, incluidos los pescadores”, declararon miembros de la Organización no Gubernamental Greenpeace.

La liberación del agua radioactiva fue respaldada por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), quien aseguró que tomará las medidas necesarias a largo plazo para que el proceso se lleve de manera segura.

Este proceso llevará décadas para ser culminado y afectará, principalmente, al sector pesquero del país, por lo que Kishida se comprometió a apoyar a los pescadores japoneses para contener el impacto, sin embargo, los habitantes de las regiones aledañas continúan manifestándose contra la decisión.

Trabajadores de las zonas costeras de la prefectura de Fukushima consideran este anuncio como “un ataque por sorpresa” ya que no podrán comercializar lo que se pesque en la zona.

Las críticas no se han presentado únicamente del interior del país nipón, vecinos encabezados por China han mostrado su inconformidad, tras el anuncio de Kishida, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Wang Wenbin, señaló al gobierno de Japón de “ignorar la oposición nacional e internacional, así como las dudas que han surgido en torno a la seguridad, legitimidad y legalidad del plan, así como el impacto en la salud humana”.

El vertido de agua comenzará este 24 de agosto, sin embargo, hasta el momento no parece que las múltiples protestas sean suficientes para revertir la decisión.

En respaldo del gobierno japonés y de la OIEA, el gobierno de Corea del Sur señaló que no existe ningún impedimento científico o técnico que impida que se vierta el agua en el océano.

Crecen las protestas contra el plan de Japón de verter agua de Fukushima al Océano Pacífico, protestas contra la medida de verter agua con residuos nucleares de la planta al mar en Japón.

Iniciará Fukushima mañana vertido de aguas radioactivas

Japón empezará a descargar el agua residual radioactiva —ya tratada y diluida— de la nucleoeléctrica de Fukushima al Océano Pacífico a partir del jueves, una medida controvertida pero esencial en el largo trabajo para clausurarla 12 años después del desastre en sus reactores.

El primer ministro Fumio Kishida dio el visto bueno final el martes en una reunión de ministros del gabinete involucrados en el plan, e instruyó al operador, la empresa Tokyo Electric Power Company Holdings (TEPCO), a que esté listo para empezar a verter el agua en la costa el jueves si el clima y las condiciones del mar lo permiten.

Kishida dijo en la reunión que la descarga del agua es esencial para el avance en el desmantelamiento de la planta y la recuperación de la prefectura de Fukushima tras el desastre del 11 de marzo de 2011.

Indicó que el gobierno ha hecho todo lo posible hasta ahora para asegurar la seguridad, combatir el daño a la reputación de las empresas pesqueras, y proporcionar una explicación transparente y científica con el fin de ganar aceptación dentro y fuera del país. Se comprometió a que el gobierno continuará las labores hasta el fin del vertido y el desmantelamiento, el cual requerirá décadas.

Fumio Kishida, primer ministro de Japón, representa el triunfo de la élite de Japón frente a la calle, a las protestas del pueblo.

Un enorme terremoto y un tsunami subsecuente destruyeron los sistemas de enfriamiento de la planta Daiichi de Fukushima, lo cual provocó que tres de sus reactores se fundieran y que el agua para enfriarlos se contaminara. Dicha agua es recolectada, filtrada y almacenada en unos 1.000 tanques, los cuales ocupan gran parte del terreno de la planta y alcanzarán su capacidad máxima en 2024.

Grupos pesqueros japoneses se han opuesto firmemente al plan de vertido de las aguas residuales, ya que temen que la reputación de los mariscos que extraen del mar se vea más afectada. Grupos en China y Corea del Sur también han planteado su preocupación, lo que lo ha convertido en un tema político y diplomático.

El gobierno y TEPCO dicen que es necesario que el agua regrese al mar con el fin de hacer espacio para el desmantelamiento de la planta y para prevenir filtraciones accidentales de los tanques.

Junichi Matsumoto, ejecutivo de TEPCO a cargo de la descarga del agua, dijo en una entrevista con The Associated Press el mes pasado que el vertido representa “un hito”, pero sigue siendo sólo un paso inicial en el proceso de desmantelamiento.

El gobierno y TEPCO dicen que el tratamiento y la dilución harán que el agua residual sea más segura de lo que marcan los estándares internacionales, y que su impacto ambiental será insignificante. Pero algunos científicos consideran que el impacto a largo plazo de la radioactividad a dosis bajas que continúa en el agua requiere atención.

Con información de agencia AP

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