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Se confrontan Casa Blanca y NYT por el caso Ábrego

Se confrontan Casa Blanca y NYT por el caso Ábrego
Se confrontan Casa Blanca y NYT por el caso Ábrego

La Casa Blanca publicó en sus redes sociales una versión alterada de una portada del New York Times, en un intento por redefinir la narrativa en torno a la deportación errónea de Kilmar Armando Ábrego García, un residente protegido de Maryland. La intervención digital tachó las palabras “erróneamente” y “hombre de Maryland”, reemplazando esta última por “extranjero ilegal de la MS-13”, y añadió: “quien nunca volverá a Estados Unidos”.

La imagen original acompañaba una nota que informaba sobre la reunión del senador demócrata Chris Van Hollen con Ábrego en un hotel de San Salvador, tras haberle sido negada la entrada a la prisión salvadoreña donde este estuvo retenido. Previo a esta situación, la administración Trump había reconocido previamente que la deportación fue un “error administrativo”.

La visita del senador Van Hollen subrayó la preocupación demócrata por el trato a Ábrego García, cuya deportación ilegal ocurrió el 15 de marzo. “Nuestro propósito hoy era muy claro: asegurarnos de que Kilmar estaba bien. Nadie sabía nada de él desde su secuestro ilegal”, dijo el senador.

Las imágenes difundidas por su oficina mostraron a Ábrego vistiendo de civil, sentado junto al legislador en un comedor del hotel. La atmósfera contrastó marcadamente con los reportes de tortura y hacinamiento en el Centro de Confinamiento para Terroristas (Cecot), prisión salvadoreña donde fue recluido. Ábrego fue visto por última vez en fotografías desde esa cárcel, identificado por su esposa por tatuajes y cicatrices en la cabeza.

El presidente salvadoreño Nayib Bukele ironizó en redes que “Kilmar Ábrego García, milagrosamente resucitado de los ‘campos de exterminio’”, ahora compartía margaritas con el senador. Sin embargo, una fuente reveló que los vasos fueron colocados por un asesor de Bukele para montar la imagen.

Ábrego García, de 29 años, llegó a Estados Unidos en 2011 huyendo de pandillas y logró un estatus de protección contra la deportación. Casado con una ciudadana estadounidense y padre de un niño con autismo, fue arrestado por el ICE tras recoger a su hijo en Baltimore. ICE admitió conocer su estatus protegido, pero justificó su deportación por “un descuido”.

Las acusaciones de pertenencia a la MS-13 se basan en un arresto en 2019 en Maryland. La supuesta evidencia incluía una gorra y sudadera de los Chicago Bulls y la declaración de un informante que lo situaba en una pandilla de Nueva York, aunque nunca ha residido allí. No ha sido acusado ni condenado por ningún delito.

Pese a que la Corte Suprema ordenó a la administración Trump facilitar su regreso, el Departamento de Justicia argumentó que el gobierno no tiene jurisdicción para obligar a El Salvador. La Casa Blanca sostiene que Ábrego representa un peligro y se niega a pedir su retorno, lo cual ha sido criticado por jueces federales y defensores de derechos humanos.

“Es contradictorio que el gobierno cite la ley para justificar su deportación y al mismo tiempo ignore el mandato de la Corte Suprema”, señaló el abogado Simon Sandoval-Moshenberg.

Mientras demócratas insisten en el debido proceso y denuncian la deportación como abuso de poder, conservadores ven la defensa de Ábrego como una muestra de debilidad. La vocera presidencial Karoline Leavitt afirmó: “Es terrible que los demócratas aplaudan a un pandillero mientras ignoran a las víctimas”.

Leavitt se refirió al caso de Rachel Morin, asesinada en 2023 por un inmigrante salvadoreño, usando el caso como bandera para justificar la política migratoria. Sin embargo, estadísticas muestran que los inmigrantes tienen menor tasa delictiva que los ciudadanos estadounidenses.

El caso de Ábrego García se ha convertido en emblema de las nuevas directrices migratorias del presidente Trump, quien ha invocado leyes de tiempos de guerra para acelerar deportaciones masivas, como la reciente expulsión de cientos de venezolanos.

Aunado a ello, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, aseguró durante su visita a la Casa Blanca que no piensa devolver a Estados Unidos a Kilmar Ábrego García, salvadoreño al que el gobierno de Donald Trump admitió haber deportado “por error” al país centroamericano y que desde entonces permanece recluido en una polémica cárcel de máxima seguridad.

Respondiendo en inglés a preguntas de los periodistas junto al presidente estadounidense, Bukele dijo: “¿Cómo puedo devolver a un criminal a Estados Unidos? ¿Meter un terrorista ilegalmente?”.

“La pregunta es absurda. No tengo el poder de devolverlo a Estados Unidos”, continuó Bukele.

Le preguntaron entonces si contempla ponerlo en libertad en El Salvador y también lo negó. “No somos muy partidarios de liberar terroristas en nuestro país”, dijo, ignorando el hecho de que no consta que Ábrego García haya sido nunca acusado de ningún crimen ni en Estados Unidos ni en El Salvador.

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