El 9 de noviembre de 1989 se cayó el muro que dividía a Berlín Occidental (en control de la Unión Soviética) y Berlín Oriental (en control de Estados Unidos, Reino Unido y Francia), lo cual significó un hito para la historia mundial que puso fin a la llamada Guerra Fría, el conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
La caída del Muro de Berlín –acontecimiento al que también se le conoce como el “fin del Telón de Acero”– fue consecuencia de una serie de protestas que se dieron en Berlín Oriental, gobernada por la República Democrática Alemana (RDA), tras el anuncio que dio aviso de que los ciudadanos estaban autorizados para salir del país de forma “inmediata”, lo que significó una afluencia de personas que derribaron el muro que dividía Alemania y que había sido construido en 1961.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el grupo de los Aliados, integrado por Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la Unión Soviética, se dividieron el territorio alemán. Conforme avanzó y se desarrolló la Guerra Fría, el bloque de Alemania bajo el cargo de Estados Unidos, Reino Unido y Francia se unificó y quedó la Unión Soviética con su territorio. La construcción del Muro de Berlín en 1961 fue consecuencia de esta división entre el bloque de los Aliados.
La caída del Muro de Berlín fue consecuencia del desmoronamiento de la Unión Soviética, producto de las reformas que emprendió Mijaíl Gorvachov para abrir el sistema político y económico del bloque socialista, que incluyó la separación de otras repúblicas del Este de Europa.
Con motivo de los 34 años de la caída del Muro de Berlín, el comisionado del Gobierno alemán para la antigua Alemania Oriental, Carten Schneider, recordó a las personas que provocaron la caída del Muro: “Valientes ciudadanos de la RDA salieran a la calle por libertad y democracia, a pesar de todas las amenazas al régimen […] Esta revolución pacífica de la RDA es el acontecimiento fundacional de nuestra Alemania Unida”.
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