Joaquín “El Chapo” Guzmán, fundador del Cártel de Sinaloa (CDS), se quejó de los malos tratos que recibe en la prisión de máxima seguridad de ADMAX Florence.
“El trato que recibo es cruel e injusto, me quedo con hambre y tengo hongos en los pies”, dijo el otrora poderoso capo del narcotráfico, Joaquín El Chapo Guzmán.
La prisión de máxima seguridad, ubicada en Denver, Colorado, donde el narcotraficante mexicano, quien cumple una sentencia de cadena perpetua en los Estados Unidos, hizo una declaración jurada, que fue incluida en una nueva demanda civil, la cual ya se envió al fiscal general Merrick Garland, así como a Michael Carvajal, director de la Oficina Federal de Prisiones (BOP por sus siglas en inglés).
Las quejas del Chapo, de acuerdo con el narcotraficante, las constantes revisiones y la falta de atención médica le han provocado estrés extremo y hasta una infección en los pies por compartir el cortauñas con otros prisioneros, según su declaración que se extiende a lo largo de siete páginas. El capo exige que se le permita tener comunicación con otros reclusos y que se mejoren las condiciones de su celda, pues se siente incómodo.
“Soy un mexicano de 64 años y fui extraditado de México a Estados Unidos en enero de 2017 (…) El trato que recibo es cruel e injusto (…) Me sirven poca comida y a menudo me quedo con hambre”, señaló Guzmán Loera.
El líder del Cártel de Sinaloa dice que no hay buena ventilación en su celda, que eso le provoca taquicardia, que padece de insomnio y hasta pasa por periodos de depresión, incluso asegura estar perdiendo la memoria.
“Dolores de cabeza, pérdida de la memoria, calambres musculares, estrés y depresión (…) Cada noche esto causa que mi corazón comience a latir rápidamente, elevando mi presión arterial. He presentado este problema al personal, pero nadie ha hecho algo”.
Guzmán Loera puso como ejemplo una ocasión en la que los custodios no le dieron a tiempo los artículos necesarios para una infección por hongos en los pies, derivada de compartir el cortauñas con otros reclusos, el cual no fue desinfectado previamente. Dijo que cuando le proporcionaron el tratamiento ya era demasiado tarde y había perdido una de sus uñas.
Criticó las revisiones constantes de los guardias para evitar que se fugue, las calificó de “insanas” y explicó que vive en condiciones infrahumanas. Además, reveló que su celda mide 7 por 12 pies, y cuenta con una pequeña ventana por donde le entregan sus alimentos.
Esta se ubica en la llamada “Unidad H”, en la que se encuentran los prisioneros más peligrosos; entre ellos, varios terroristas.
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