El ejército de Ucrania lanzó un ataque masivo con más de cien drones contra instalaciones militares dentro del territorio ruso en una de las operaciones más ambiciosas llevadas a cabo desde el inicio de la invasión rusa.
De acuerdo con fuentes abiertas y canales de información en la red social Telegram, el ataque alcanzó incluso las regiones de la capital Moscú y San Petersburgo, dos de las ciudades más estratégicas del país.
También detallaron que los ataques se centraron particularmente en dos bases aéreas de gran valor táctico: el aeródromo de Éngels, en la región de Sarátov, que alberga bombarderos estratégicos del tipo Tu-160; y la base aérea de Borisoglebsk, situada en Vorónezh, donde se encuentran destacados los cazas rusos Su-30, Su-34 y Su-35.
Además, según reportes difundidos por el canal Astra, el operativo ucraniano también habría tenido como blanco una planta en Cheboksari, capital de la región de Chuvashia, que estaría vinculada con la fabricación de componentes tecnológicos, como antenas, utilizadas en drones rusos.
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El Ministerio de Defensa de la Federación Rusa reconoció la intensidad del ataque, indicando que sus sistemas de defensa antiaérea interceptaron un total de 45 drones en la noche: 34 sobre Vorónezh, nueve en Sarátov y dos más en la región de Chuvasia.
Aunque los informes oficiales rusos intentaron minimizar el impacto del ataque al señalar que solo se produjeron daños menores, testigos locales citados por Astra relataron haber observado incendios masivos y densas columnas de humo elevándose desde varias instalaciones afectadas, lo que sugiere un posible daño mayor al reportado oficialmente.
Por su parte, el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, confirmó que dos drones fueron abatidos mientras intentaban ingresar en dirección a la capital, sin provocar víctimas ni daños estructurales significativos.
En San Petersburgo, las acciones bélicas también se sintieron de manera indirecta. Los ataques en la vecina región de Leningrado obligaron a suspender temporalmente las operaciones del aeropuerto de Púlkovo, donde se pospuso el despegue de al menos 50 vuelos, generando retrasos y alteraciones en el tráfico aéreo.
De acuerdo con datos oficiales rusos, aseguraron que en total fueron derribados doce drones adicionales durante la mañana del sábado, en el contexto de un ataque que habría involucrado cerca de un centenar de vehículos no tripulados lanzados a lo largo de la madrugada.
En cuanto a la autoría de la ofensiva, las Fuerzas Armadas de Ucrania confirmaron este sábado haber llevado a cabo un ataque dirigido específicamente contra el aeródromo de Borisoglebsk, desde donde operan varios cazas de combate del ejército ruso.
«En el marco de los esfuerzos por reducir la capacidad del enemigo para realizar ataques aéreos, el 5 de julio, unidades de las Fuerzas de Operaciones Especiales de las Fuerzas Armadas de Ucrania, en cooperación con otros componentes de las Fuerzas de Defensa, atacaron el aeródromo de Borisoglebsk, en la región de Vorónezh. Este aeródromo es la base de los aviones enemigos Su-34, Su-35S y Su-30SM», afirmaron en un comunicado oficial difundido en redes sociales.
El mismo mensaje detalló que «fueron alcanzados un depósito de bombas aéreas guiadas, un avión de combate de entrenamiento y posiblemente otras aeronaves», aunque aclararon que los resultados específicos del bombardeo aún están siendo verificados.
«Las Fuerzas de Defensa siguen tomando todas las medidas para socavar la capacidad de los ocupantes rusos de golpear la infraestructura civil y obligar a Rusia a poner fin a su agresión armada contra Ucrania», concluye el pronunciamiento del Estado Mayor ucraniano.
Esta serie de ataques marca una nueva etapa en la guerra, con Kiev intensificando el uso de tecnología no tripulada para atacar objetivos estratégicos dentro del territorio ruso, al tiempo que Moscú refuerza su sistema de defensa aérea ante la creciente frecuencia de este tipo de ofensivas.
Con Información de Agencias