Cientos de personas sin hogar y migrantes fueron desalojadas de las calles de la capital francesa y trasladadas en autobuses escoltados por la policía armada. Esta acción, forma parte de los preparativos para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos París 2024 los cuales las autoridades buscan que estas personas no afecten.
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Aunque la medida ha creado controversia por su aparente acción discriminatoria al sacar fuera de la ciudad a este grupo de personas, en su mayoría migrantes africanos, se informó que les proporcionará alojamiento temporal hasta la conclusión de los Juegos Olímpicos.
Por lo cual algunos de los afectados han expresado alivio por el hecho de contar con un techo nocturno, no obstante, muchos se encuentran en la incertidumbre sobre su futuro una vez que la atención mundial se desvíe de París.
Las autoridades francesas han estado realizando estos desalojos durante varios meses previos al evento, que llega en un momento crucial para el presidente Emmanuel Macron, quien enfrenta una crisis política en su gobierno.
Sin embargo, los Juegos Olímpicos han sido objeto de críticas por parte de los residentes de París. Se han quejado del aumento en los precios del transporte público y del gasto gubernamental destinado a limpiar el río Sena para las competiciones de natación, en lugar de invertir en una red de seguridad social.
Además, las críticas se han dirigido hacia la reubicación de los campamentos de migrantes desde el centro de la ciudad hacia las periferias y otras regiones. Activistas y migrantes han calificado estas acciones como una forma de “limpieza social,” una práctica también observada en otros eventos olímpicos, como en Río 2016.
Nathan Lequeux, miembro del grupo activista Utopia 56, afirmó: “Quieren limpiar la ciudad para los turistas durante los Juegos Olímpicos. El trato a los migrantes está empeorando; la gente está siendo desalojada de las calles… Con los Juegos Olímpicos, la política se ha vuelto más agresiva.”
Por su parte, Christophe Noël Du Payrat, jefe de personal del gobierno en la región de Ile-de-France, rechazó las acusaciones, afirmando que la reubicación de migrantes ha sido una práctica en curso durante años. “Los estamos cuidando. No entendemos las críticas porque estamos comprometidos en ofrecerles un lugar a estas personas,” declaró.
A pesar de las afirmaciones de las autoridades, la presencia masiva de policías para controlar a los migrantes y la instalación de cintas de advertencia en las calles han suscitado extrema preocupación.
Entre los manifestantes, se encuentra Natacha Louise Gbetie, una migrante de Burkina Faso de 36 años, quien porta a su hijo de un año y trabaja como contadora en su país. Ella y otros se han manifestado frente al ayuntamiento mientras los turistas y atletas llenan las calles de la ciudad.
Las familias reubicadas, como la de Gbetie, están siendo trasladadas a albergues en áreas cercanas, pero los líderes de las protestas temen que esta medida pueda aislar aún más a los migrantes y no tienen claridad sobre el futuro de las personas sin hogar.
Con Información de Agencias
Esta entrada fue modificada por última vez en jueves, 25 de julio, 2024
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