Organiza el presidente Andrés Manuel López Obrador su segundo viaje al extranjero, el próximo 9 de noviembre, hablará ante la ONU sobre el cáncer mundial: la corrupción.
El titular del Ejecutivo federal confirmó que viajará a Nueva York el para asumir la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU y para hablar sobre corrupción.
“Voy a ir a Naciones Unidas el día 9 de noviembre porque México va a asumir la presidencia del consejo de la ONU y voy a participar en una reunión en la ONU, voy a hablar de lo que considero el principal problema del mundo: la corrupción que produce desigualdad, sobre eso va a ser mi mensaje”, anunció en su conferencia del pasado lunes.
El de noviembre, será el segundo viaje que realiza al extranjero el presidente Andrés Manuel López Obrador en sus casi tres años como presidente de México. El primero fue en julio de 2020 cuando se trasladó a Washington para reunirse con el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
A nueve meses de haber asumido como presidente de Estados Unidos, Joe Biden solo ha sostenido llamadas telefónicas y un encuentro virtual con Andrés Manuel López Obrador, además de intercambio de cartas.
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López Obrador aclaró que en su viaje del próximo mes no tiene prevista una reunión con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con quien ha intercambiado misivas para plantear posturas sobre migración.
“No, voy a Naciones Unidas, estamos invitando al presidente Biden, le agradecemos mucho su apoyo, su solidaridad, fue muy buena la reunión que tuvimos hace poco con funcionarios del más alto nivel de Estados Unidos”, destacó.
La carta de Biden en materia de migración fue entregada por el secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, quien la semana pasada arribó a México para participar en el Diálogo de Alto Nivel sobre Seguridad, donde se puso fin a la Iniciativa Mérida y se constituyó el Entendimiento Bicentenario.
En la misiva, Joe Biden destacó que México y Estados Unidos son más fuertes cuando trabajan juntos. “Espero trabajar con usted para ampliar nuestra cooperación, específicamente aumentando la inversión en el sur de México y en el norte de Centroamérica”, anunció.
El viernes pasado durante el mensaje que ofreció al inicio del desayuno a las comitivas que participaron en el Dialogo de Alto Nivel sobre Seguridad, el presidente López Obrador reiteró su invitación para que su homólogo Biden visite México.
En noviembre próximo, México asumirá la presidencia del Consejo de Seguridad, en sustitución de Irlanda.
Momentos de tensión
Asimismo, se está cumpliendo un año de que la relación México-Estados Unidos tuvo uno de sus momentos más ríspidos de la época reciente, cuando en octubre de 2020, fue detenido en California el general Salvador Cienfuegos, jefe de la Defensa en el sexenio de Enrique Peña Nieto, acusado de complicidad con el crimen.
El 19 de octubre, cuatro días después del arresto, el presidente Andrés Manuel López Obrador lanzó un severo reclamo a Washington y advirtió que “nos debe una explicación” por la investigación secreta que derivó en la captura del general.
“No se vale” –reprochó el mandatario mexicano aquel día–, que los agentes de la DEA participen en México, saquen información y resuelvan “sin dar a conocer al Gobierno de México lo que están investigando”.
Incluso, a finales de octubre, el canciller Ebrard dio a conocer que de manera formal “le hemos hecho saber a Estados Unidos nuestro profundo descontento de que no se haya compartido información” de la indagatoria que la agencia antidrogas de Washington armó contra el general y que llevó a la fiscalía norteamericana a levantar tres cargos por narcotráfico y uno por lavado de dinero contra quien fuera el titular de las Fuerzas Armadas, y lo acusara de vínculos con un grupo delictivo que opera en el estado mexicano de Nayarit.
Al mes siguiente, a petición del Departamento de Justicia estadounidense, la jueza de la Corte del Distrito Este de Nueva York, Carol Bagley Amon, aceptó desestimar los cargos contra el militar y enviarlo de vuelta a México, tras un episodio más de la relación bilateral que deja varias dudas y lecciones.
Un año después, aquella tensión parece estar superada. Con un embajador nuevo en funciones, Ken Salazar, y tras la afirmación del presidente Joe Biden de que “Estados Unidos no tiene amigo más cercano que México”, se aprecia un ambiente de cordialidad que se refleja en mensajes como ese expresado por el mandatario estadounidense con motivo del Bicentenario de la Independencia de México ante España, o en tuits como el que la embajada norteamericana posteó, con motivo de una práctica militar conjunta de militares de ambos países, mismos que rubricó con los hashtags #SociosVecinosAmigos y #MásFuertesJuntos.
Esas prácticas, señala Raúl Benítez Manaut, miembro activo de la Latin American Studies Association, son destacables toda vez que marcan la reactivación de acciones conjuntas por parte de la Defensa Nacional. Pues mientras la Marina nunca dejó de tener colaboración activa con las fuerzas castrenses estadounidenses, el Ejército mexicano se había mantenido al margen ya que, sin duda, el caso del general Cienfuegos dejó lastimada la relación.
Rispidez diplomática
Otro episodio que causó tensión en la relación bilateral fueron las declaraciones del exembajador Christopher Landau, a finales de abril de este año, en una mesa redonda de exdiplomáticos organizada por el Consejo de Embajadores Estadounidenses (CAA, en inglés).
“(López Obrador) ha adoptado básicamente una actitud de laissez faire (dejar que pase) ante los cárteles, lo cual es obviamente problemático para nuestro Gobierno (en EU). Es un gran problema para México. Él ve (la lucha contra) los cárteles como su Vietnam. Tal como lo fue para sus antecesores (en la presidencia). AMLO es muy insistente en intentar evitar ese tipo de conflicto (con los cárteles)”, aseguró Landau, y estimó que los grupos criminales no hay duda de que juegan un papel amplio en la gobernanza de México.
La respuesta del mandatario mexicano no se hizo esperar: “Yo entiendo al exembajador porque, como es natural, él tiene una concepción distinta, él representa o representaba a un Gobierno extranjero en nuestro país y ellos quisieran que se actuara como ellos piensan y, también como era antes que yo llegara a la presidencia, que se llegó a extremos que las agencias extranjeras eran las encargadas de aplicar la política de combate al narcotráfico”.
La actitud del nuevo embajador, Ken Salazar, ha sido de cordialidad, y no porque la de su antecesor no lo fuera, pero parece clara la intención de entablar un trato amistoso con las autoridades mexicanas.
Estrategias distintas
Desde su llegada al gobierno, López Obrador ha sido muy enfático en que la violencia no se combate con más violencia y que su política es la de “abrazos, no balazos”, lo que le ha valido reiteradas críticas, sobre todo ante el repunte y las cifras récord en homicidios dolosos en el país.
Un caso emblemático de lo que algunos consideran ha sido la fallida estrategia de seguridad ocurrió en octubre de 2019 cuando tropas del Ejército tenían ya detenido a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, tras un enfrentamiento en Sinaloa y López Obrador giró la orden de liberarlo, con el argumento de evitar un mayor derramamiento de sangre, pues las huestes del capo de Sinaloa tenían sitiada la ciudad y amenazaron con provocar masacres de inocentes.
El tema generó sorpresa y hasta cierto punto molestia en Estados Unidos. A pesar de que el Gobierno mexicano ha dicho que la táctica no es ir por las cabecillas o los líderes de las bandas criminales, como se hizo en sexenios pasados, sino atacar las causas de la violencia, generando oportunidades de desarrollo para combatir la pobreza, lo cierto es que para Washington sigue siendo prioritario la captura de los grandes líderes.
Prueba de ello ha sido las jugosas recompensas que ofrecen por Nemesio Oseguera Cervantes El Mencho, líder del poderoso Cártel Jalisco Nueva Generación, y más recientemente el aumento en la recompensa por información que lleve a la captura de Ismael El Mayo Zambada, histórico líder del Cártel de Sinaloa, junto con el Chapo.
Este y otros temas, como el congelamiento de cuentas de las organizaciones criminales Oficina de Control de Activos Extranjeros (Office of Foreign Assets Control – OFAC), serán sin duda los grandes asuntos a abordar en la reunión de este 8 de octubre.
El Diálogo de Alto Nivel en Seguridad, señala la cancillería, “representa una nueva visión desde el humanismo que pone en el centro la creación de oportunidades, la promoción del desarrollo, la atención de las adicciones desde la salud pública, el respeto a los derechos humanos y el fortalecimiento del Estado de derecho”.
Estados Unidos y México, destaca la Casa Blanca en un comunicado, “permanecen como socios comprometidos en cooperación para la seguridad, a fin de proteger a nuestros ciudadanos y hacer más seguras y más fuertes a nuestras naciones”.
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