Autoridades federales encabezadas por la Fiscalía General de la República (FGR) lograron desmantelar un gigantesco laboratorio clandestino de drogas sintéticas como la metanfetamina en Chiapas, dejando al descubierto la magnitud del narcotráfico en la región sur del país.
El operativo, llevado a cabo el miércoles 7 de agosto de 2025 durante la madrugada, culminó con el decomiso de aproximadamente 900 kilogramos de metanfetamina, una de las incautaciones más significativas de esta sustancia en la historia contemporánea de México.
La intervención fue el resultado de una operación conjunta encabezada por el Ministerio Público Federal, con participación de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), la Policía Federal Ministerial (PFM), elementos de la Guardia Nacional, personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).
Estas instancias trabajaron durante meses en labores de inteligencia que permitieron identificar y ubicar con precisión el sitio utilizado para la fabricación de la droga.
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El lugar intervenido, situado a las afueras de la ciudad turística de Palenque, era una finca aparentemente abandonada, pero que funcionaba como un centro de producción industrial de metanfetamina.
Lo que los agentes encontraron en su interior reflejaba el nivel de sofisticación y peligrosidad de estas operaciones: 500 bultos de sosa cáustica, sustancia indispensable en la síntesis de “cristal”; reactores metálicos conectados con mangueras, tanques plásticos reutilizados, y recipientes contaminados con residuos químicos.
También se hallaron diversas sustancias precursoras, documentos sin identificación, etiquetas escritas en coreano —posiblemente relacionadas con la importación de componentes químicos—, dos camiones de carga usados presumiblemente para transportar los insumos, y un arma de fuego tipo pistola lista para ser utilizada, pero sin registro legal.
La droga asegurada —conocida en las calles como “hielo” o “cristal”— es altamente adictiva y provoca trastornos graves como psicosis, dependencia severa y comportamientos violentos.
Su valor en el mercado ilícito supera los 900 millones de pesos, y su distribución habría alcanzado tanto zonas urbanas de México, como Tijuana, Ciudad de México y Monterrey, como mercados internacionales en Estados Unidos. Se estima que el volumen incautado podría haber abastecido durante semanas a redes de narcomenudeo en ambos lados de la frontera.
El municipio de Palenque se ha convertido en un enclave estratégico para el crimen organizado debido a su ubicación geográfica: colinda con la selva lacandona, está cerca de la frontera con Guatemala y cuenta con acceso a vías terrestres y fluviales que facilitan el tráfico de sustancias.
En esta compleja topografía, los grupos criminales instalan laboratorios móviles ocultos en zonas selváticas, que abandonan con rapidez en caso de detectar presencia de autoridades.
En esta ocasión, sin embargo, la respuesta oficial fue efectiva. Lo que encontraron los agentes federales no solo fue un cargamento de droga, sino una estructura operativa diseñada para la producción masiva de muerte. Como describió un agente involucrado, el predio escondía “un escenario digno de una pesadilla química”.
Todo lo asegurado —la metanfetamina, los químicos, los vehículos, el arma, y el terreno donde se localizó el laboratorio— quedó a disposición del Ministerio Público Federal, que ya abrió una carpeta de investigación para identificar a los responsables de esta operación ilegal.
Las primeras líneas de investigación apuntan a que el sitio estaba bajo control de una organización criminal con presencia internacional, posiblemente con conexiones en Asia y Centroamérica, dedicada a importar precursores y exportar droga sintética de alta pureza.
La magnitud del hallazgo y su contexto confirman que el narcotráfico continúa reinventándose en el sureste mexicano, aprovechando las condiciones geográficas, la infraestructura limitada de vigilancia y la cercanía con rutas transnacionales. Pero también dejan ver que la capacidad del Estado para desarticular estas redes sigue vigente, cuando hay coordinación e inteligencia.
Con Información de Agencias