Víctima como tantos mexicanos de los excesos de Genaro García Luna, cuyos agentes federales a su mando lo encañonaron con armas largas a él y su familia y entraron a robar a su casa, el Ministro Arturo Zaldívar define al Gobierno de Felipe Calderón en una frase: “El crimen institucionalizado”.
En una amplia entrevista con SinEmbargo, el Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) asegura que el propio Calderón se colocó al frente del “crimen institucionalizado”, como describe a la convicción de cometer delitos desde el poder público, y protegió siempre a la “mafia” de García Luna:
“Hablamos siempre del crimen organizado, que es la delincuencia de alto nivel que tiene bandas, pero cuando se cometen delitos y actos ilícitos desde el poder del Estado, con la fuerza que implica —la inteligencia, las armas, la capacidad de fabricar culpables, de meter gente a la cárcel, de torturar, etcétera, y se hace como un sistema—, yo creo que ese es un crimen institucionalizado, porque es el crimen, el delito desde el poder, pero no por un error, no por un exceso, sino por una convicción de utilizar el poder para eso, para abusar de él y para abusar sobre todo de los que menos se pueden defender”.
Aunque García Luna está preso en Estados Unidos acusado de narcotraficante, Zaldívar recuerda que Calderón lo protegió durante todo el sexenio y “siguió defendiendo a esta mafia hasta el último día de su mandato”.
—Más que del Gobierno anterior y del Presidente anterior, hay, del sexenio de Felipe Calderón, con servidores públicos del Gobierno de Felipe Calderón, con plumas del Gobierno de Calderón, con personeros de Felipe Calderón, una clara ofensiva en su contra. Usted lo ha dicho y me gustaría que lo volviera a decir, o inclusive con más detalle, Ministro Presidente. La Policía Federal encabezada por Genaro García Luna lo agrede, lo vulneran no solamente como servidor público sino como persona, con su familia. ¿Qué tiempos le tocó vivir, siendo que usted fue propuesto por el propio Calderón como Ministro de la Suprema Corte, y cómo se puede explicar un comportamiento contra usted de esa magnitud?
—Hubo dos casos que generaron molestia en Felipe Calderón, entonces Presidente de la República. El primero, el de la Guardería ABC, en el cual murieron 49 niños y más de 100 quedaron lesionados por la negligencia de su Gobierno, al haber un desorden generalizado en las guarderías.
Teníamos una facultad de investigación de violaciones graves a derechos humanos en el Artículo 97. Y yo propuse un proyecto responsabilizando a altos funcionarios de ese Gobierno y se dio una embestida en mi contra. Primero con presiones por parte del Secretario de Gobernación, y después se tomaron los medios, prácticamente, para hacer una campaña muy agresiva.
Dije que en ese momento la Corte estaba tomada y es cierto: ustedes podían venir a las diez de la noche y estaba totalmente llena de funcionarios públicos del Gobierno federal y al final ahí están las grabaciones de las sesiones en el Pleno, en donde yo defendí mi proyecto y defendí que se hiciera justicia a estas niñas y a estos niños y la mayoría del Pleno, salvo la Ministra Sánchez Cordero y el Ministro Silva Meza, pasaron por encima del derecho y de la justicia y se decidió incluso desde encima de su propia dignidad, como jueces y juezas.
Pero después, el caso más relevante fue el caso Florence Cassez. Aquí había un interés muy claro del Gobierno de que se confirmara la condena a esta persona. Cuando yo fui nombrado ponente empezaron a darse amenazas, muy detalladas, a los teléfonos de mi oficina, todos los días. Y cuando ya estábamos cerca de resolver el asunto, en dos ocasiones, en un domingo, conduciendo yo mi vehículo con mi familia, me cercaron tres camionetas de la Policía Federal. Se bajaron los policías con armas largas y apuntaron durante cinco o diez minutos sin decir absolutamente nada.
Pero no sólo eso, sino que después se metieron a mi casa en un operativo claramente, de índole de gente muy especializada, simplemente para robarse mi laptop, mi computadora, mi disco duro y todo lo que tuviera en información. Cuando esto sucede, yo se lo informo al entonces Presidente de la Corte, Juan Silva Meza.
Él me dice: “¿Qué te preocupa que puedan encontrar?”. Y yo le dije: “No, Juan, lo que me preocupa es que no van a encontrar nada”. Como efectivamente sucedió. Y le pedí que lo informara al Presidente de la República [Felipe Calderón]. Así lo hizo, y al día siguiente yo informé a mis compañeros y compañeras de Pleno, en una sesión privada, lo que había sucedido. Les dije que no iba a hacer ninguna denuncia porque no tenía sentido, y que no iba a salir a los medios porque iba a generar una crisis institucional.
Enterado Felipe Calderón de lo que sucedió, me habló por teléfono. Me dijo que qué había sucedido, que si yo sospechaba de alguien. Obviamente no soy tan iluso. Era claro que él sabía. Y yo sabía también de quién sospechaba. Me dijo que si quería presentar una denuncia, le dije que no le veía ningún sentido; que me ofrecía darme seguridad de la Policía Federal. Le dije que yo no confiaba en la Policía Federal ni en la Secretaría de Seguridad y después me ofreció ponerme una escolta del Estado Mayor Presidencial, a lo que sí accedí porque yo sí confío en las Fuerzas Armadas de mi país y sabía que el Ejército mexicano no era cómplice de lo que estaba haciendo la Policía Federal.
Y hoy dice Felipe Calderón en una serie [El caso Cassez-Vallarta: Una novela criminal, de Netflix], primero que le parece inverosímil lo que yo digo, y que le parece, que por qué no denuncié y que le parece, incluso, indignante enterarse ahora. Él lo supo y lo supo en tiempo real. Tan lo supo, que todo esto eventualmente puede ser probado. Bastaría pedirle información de si yo tuve o no escolta, tres meses, del Estado Mayor Presidencial, lo cual no hubiera podido tener porque no era Presidente de la Corte y este servicio sólo se le da al Presidente de la Corte; y segundo, porque sólo podía ser por órdenes del Presidente, que se me diera esta protección.
Entonces ahí cae, por su propio peso, la mentira de Felipe Calderón. Que no se enteró. De esto sí se enteró y se enteró en tiempo real. Entonces que venga ahora a decir que yo estoy apenas denunciando y que qué indignante… pues sí, me parece una hipocresía y una doble moral con la que se ha conducido en estos temas de seguridad ya por muchos años.
—Que haya sido la Policía Federal a cargo de Genaro García Luna ya es algo relevante, pero, ¿podían haber actuado la Policía Federal y Genaro García Luna sin el aval del propio Felipe Calderón?
—Yo diría lo siguiente: es inaudito e inédito que a un Ministro en funciones se le haga un ataque desde el crimen institucionalizado, que eso era el Gobierno de Felipe Calderón. Esto es realmente gravísimo, gravísimo, que suceda algo así a un Ministro en funciones. ¿Qué le habrá pasado al resto de la gente durante ese sexenio? Hoy [Calderón] viene a alegar el Estado de derecho, y todo lo que nosotros vemos que dice todos los días.
Yo no sé si Felipe Calderón tuvo conocimiento o fue informado previamente a que esto sucediera, pero por supuesto que estuvo enterado después, y es claro que no tomó ninguna medida y siguió defendiendo a esta mafia hasta el último día de su mandato. Eso me parece que es clarísimo.
—Ministro, habría que preguntarse, porque con su testimonio hay muchos testimonios de actores políticos que hablan sobre cómo advirtieron a Felipe Calderón de Genaro García Luna: activistas, policías que estaban cerca de él; políticos le advirtieron a Felipe Calderón, ¿qué mueve a un Presidente, usted que ha estado con tres presidentes, para llevar tan lejos una mentira?
—Mire, yo no podría hablar por él. Eso lo tendría que responder él. Yo simplemente señalo los hechos que a mí me tocó vivir y que consecuentemente, por eso siempre digo: ahí sí que había presiones no sólo a los jueces, a los ministros de la Corte y no sólo presiones, amenazas, intimidaciones. Hoy que se quejan porque el Presidente López Obrador hace algunas menciones en las mañaneras, no tienen idea de lo que son las presiones verdaderas a las que fue capaz de llegar Felipe Calderón.
—¿El Presidente López Obrador le ha pedido a usted algo en particular?
—No me ha pedido absolutamente nada.
—¿El Presidente Peña?
—Tampoco.
–¿Cómo fue el trato con él?
—El trato con el Presidente Peña fue cordial, fue respetuoso. Era un Presidente muy, muy cuidadoso de las formas y no sólo en mi caso sino con las ministras y ministros. Tuvieron un trato muy cordial y muy respetuoso con él.
—Usted, Ministro, habla de una, de un proceso de transformación; a la par del proceso de transformación hay también una crítica por el nuevo rol que ha asumido el Ejército. Algunos plantean que no había otra opción porque el Estado se había desmantelado y el Gobierno era demasiado delgado como para emprender grandes obras y había que apoyarse en algo que ya estaba ahí. Otros dicen que es interés del Presidente López Obrador militarizar la Nación; someterla a los militares. ¿Usted qué piensa?
—En este punto sí les ofrezco una disculpa. Es un tema que se discutirá en el Pleno próximamente y yo no puedo adelantar criterio, lo que yo opino sobre este tema, sobre todo desde el punto de vista constitucional. Lo tendré que decir en su momento en el Pleno de la Corte.
—Quisiera regresar a una expresión que usted expuso hace un momento: “crimen institucionalizado”, dice para referirse a lo que ocurrió en el Gobierno de Felipe Calderón. ¿Puede desarrollarlo?
—Sí, por supuesto. Nosotros hablamos siempre del crimen organizado, que es la delincuencia de alto nivel que tiene bandas. Pero cuando se cometen delitos y actos ilícitos desde el poder del Estado, con la fuerza que implica: la inteligencia, las armas, la capacidad de fabricar culpables, de meter gente a la cárcel, de torturar, etcétera, y se hace como un sistema, yo creo que ese es un “crimen institucionalizado”. Porque es el crimen, el delito desde el poder. Pero no por un error, no por un exceso sino por una convicción de utilizar el poder para eso, para abusar de él y para abusar, sobre todo, de los que menos se pueden defender.
—¿Qué casos, por ejemplo?
—Yo creo que hubo una tendencia en esa administración de no respetar el Estado de derecho; de no respetar el debido proceso; de practicar la tortura como un método de investigación; de no cuidar los derechos humanos. Creo que al menos el tiempo que me tocó a mí ser Ministro en la Primera Sala, llegaron muchos temas de este tipo.
¿Por qué se dice [que] el caso de Florence Cassez? Porque fue un caso mediático donde, bueno, se llegó a niveles de una descomposición en el proceso que generó un efecto corruptor; porque todo era falso, todo fue fabricado. Pero como este caso, hay muchos otros donde la única prueba era la tortura o alguna otra anomalía muy, muy grave y donde en la Primera Sala de la Corte dejamos en libertad a gente pobre, indígenas, mujeres, etcétera. No ha sido el único caso el de Florence Cassez.
—El expresidente Calderón opina en Twitter, es un hombre que disfruta el haber sido expresidente y tener un grupo de soporte político, digamos. Pero al final es un hombre impune. Es decir, todo lo que sucedió en su Gobierno está en total impunidad, incluyendo estos señalamientos que hace usted y que hace mucha gente con respecto a él. ¿Qué le dice eso de este país?
—Yo no podría opinar sobre un área que no me corresponde, pero creo que lo importante, desde mi óptica personal, es que estas cosas se sepan para que no vuelvan a ocurrir. Eso es lo importante. Creo que debemos ya transitar a un país en donde las autoridades que les toca perseguir los delitos respeten el debido proceso. Y si violan el debido proceso, sea por error, porque se pueden cometer y se cometen en todos los países, no por una instrucción, que nos preocupemos por los derechos humanos.
Creo que a partir del caso Florence Cassez cambiamos el paradigma. Es un parteaguas. A partir de entonces se habla del debido proceso y esto ha sido importantísimo porque a pesar de que sigue habiendo errores, abusos, injusticias, no hay comparación con lo que teníamos antes. Por eso creo que el caso Florence Cassez fue importante, obviamente, porque se dejó en libertad a una mujer que injustamente estaba privada de su libertad. Pero fue más importante porque es un precedente para todas y todos los mexicanos y que a partir de ahí tenemos una justicia penal diferente en México.
Alejandro Páez Varela y Álvaro Delgado Gómez
Con información de https://www.sinembargo.mx/11-10-2022/4266709
También te puede interesar:
Esta web usa cookies.