El hipoclorito de sodio, mejor conocido como cloro, podría afectar el sistema inmune, de acuerdo con un estudio realizado por Carlos Álvarez Flores, ingeniero del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
De acuerdo con el investigador, el cloro de uso común en grandes cantidades o usado frecuentemente, puede dañar tu sistema inmune, ya que puede causar daños directos en las mucosas, nariz, ojos y garganta.
El daño se genera en las células pulmonares, cuando este producto es inhalado, principalmente por niños y en los adultos mayores.
De acuerdo con Álvarez Flores, se debe regular su uso o cambiarlo por jugo de limón, vinagre o simplemente aceite de pino, si se desea desinfectar alguna zona.
Asimismo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), por sus siglas en inglés, recomiendan no mezclar el cloro con otras sustancias para limpiar el hogar, pues esto aumenta su toxicidad.
Para eliminar las bacterias y virus se debe cuidar la limpieza de tu hogar, pero tomando en cuenta medidas de precaución como el uso de guantes, evita mezclar el cloro con gel antibacterial, vinagre o amoniaco, regular el uso del químico y no dejarlo cerca del alcance de los niños, entre otros.
Uso correcto de medicamentos mejoraría vida de niños
Por otra parte, enseñar a los niños sobre el uso correcto de los medicamentos podría mejorar su vida en el futuro, afirmó el médico adscrito al Hospital Infantil de México Federico Gómez, Diego Prada García.
Explicó que los medicamentos se liberan a través de diminutas moléculas transportadas a través de la sangre, en la que, una vez depositados, el principio activo se distribuye por todas las células, colocándose en las proteínas llamadas receptores.
Esto desencadena una respuesta que hace que el principio activo trabaje o se quede bloqueado para detener una función.
Agregó que los medicamentos intervienen contra los receptores, semejante a “un rompecabezas, ya que las proteínas poseen millones de variaciones en un sólo cuerpo y son encajadas por formas específicas”.
Indicó que cuando es de consumo oral, el medicamento debe suministrarse de pie o sentado. Por ejemplo, con el ibuprofeno es aconsejable mantener una posición erguida durante unos minutos y siempre ingerirse con gran cantidad de agua simple.
Mientras que los antibióticos líquidos deben dosificarse y evitar el uso de cucharas para su medición. Los efervescentes, por su parte, tienen que verterse en medio vaso de agua.
Prada García destacó que, una vez concluida su labor, el medicamento continuará circulando en la sangre hasta llegar al hígado, donde terminará por ser desdoblado y posteriormente desechado.
Con información de agencia Notimex
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